Capítulo 2 - La primera pesadilla.

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El timbre volvía a sonar, indicando que el recreo había llegado, así que empecé a recoger todo el material de mi mesa, una de madera pintada de verde, como todas, cuando recogí todo miré alrededor, a la clase en general. A parte de apreciar una vez más aquella sala de paredes azules, techo blanco y suelo de azulejos marrones repleta de mesas y sillas verdes, pude ver como mis compañeros se relacionaban.

Tomás hablaba con Susan mientras esta apenas podía mantenerse despierta, Julio se despedía de su hermana mientras dejaba la clase algo apresurado, Pedro, un chico no muy listo ni agraciado físicamente trataba de acoplarse al grupo de Mohamed y Marcos, unos chicos bastante populares, que se llevaban bien con todo el mundo, en especial Mohamed, Marcos era el más listo del curso.

Pero mi inspección se vio interrumpida por Daniel, un amigo de Natalia, que me trataba prácticamente de la misma manera. Cuando estuvo cerca de mí comenzó a hablarme de una manera amenazante.

-Oye, Dumbo ¿Tú vas a ir al viaje?- sonrió de una manera bastante siniestra mientras me miraba fijamente.

Respondí algo atemorizado, tartamudeando un poco. –Sí, lo voy a intentar, la verdad es que me parece un viaje muy interesante... y eso...- cuando terminé de hablar él echó su brazo sobre mi cuello y se arrimó a mi oído tras reírse y dijo –Ya verás que risas...- antes de soltarme con un leve empujón. Tragué saliva mientras lo miré alejarse saliendo de clase.

Instantes después llegó Olivia con un aire preocupado pero no pudo hablar ya que el profesor nos interrumpió, pidiendo que saliéramos ya de clase para poder cerrarla. Una vez salimos comenzó a preguntarme por lo que me había pasado con Daniel, me trataba de tranquilizar, diciendo que no me haría nada si ella o su hermano estaban allí.

Pronto la volvieron a interrumpir, esta vez era Tomás, que tras tocarme el hombro me pidió unos minutos para hablar a solas, parecía algo serio.

-Oye Albert... te tengo que contar que... bueno, no sé, es raro ¿sabes? Creo que bueno...- el seguía divagando, hasta que le lancé otra mirada seria, cansada esta vez, para que se diera cuenta- bueno, al grano... creo que me empieza a molar Susan... no sé porque-

Me quedé algo extrañado, mirándole para comenzar a hablar con un tono tranquilo –Tranquilo, tal vez en este viaje tengas una buena oportunidad para intentar algo-

Él reaccionó sorprendiéndose un poco para después exclamar -¿Te refieres a follar?- incluso estaba algo ruborizado cuando lo dijo.

Ante aquella respuesta resoplé y le di un golpe leve en la nuca -¡No! Maldito burro, me refiero a expresar eso que tu pervertido corazón siente-.

En ese momento Olivia se acercaba a nosotros preguntando que si ya habíamos acabado, tras mirar fijamente a Tomás por unos instantes, asentí, y los tres juntos nos comenzamos a encaminar por aquél pasillo formado por losas color beis, paredes y techo blanco. -¿Habéis visto a Susana?- pregunté a mis amigos, estos respondieron que no, puede que no hubiera venido.

Pronto aquella teoría se desmontó al verla salir del baño de las chicas de la planta baja, el hall.

Nuestra amiga Susana era una chica asiática de constitución rolliza y rasgos propios de su nacionalidad, su físico no aportaba nada fuera de lo normal al resto de asiáticos que había podido ver por internet o televisión. Su personalidad era asombrosa, una persona totalmente altruista y alegre. Con algunos defectos, como todos, pero en general era una de las mejores personas que conocía. Ella perteneció a mi grupo de amigos desde que tengo uso de razón. Incluso estaba cuando Natalia era nuestra amiga, antes de que cambiase.

El llanto de los alpes.Where stories live. Discover now