Ahí estaba, su musa.
Las pálidas piernas de su musa la transportaron hacia la sombra de un árbol en los amplios terrenos de la escuela. Dejó caer su esmirriado cuerpo sobre el césped con una gracia casi innecesaria y recargó su esponjada cabellera en el angosto tronco detrás suyo.
Observó a su musa cerrar los ojos y disfrutar de la calma que sólo le podía otorgar la soledad de esa parte del campus; aunque no estaba del todo sola, él la observaba a una distancia considerable.
"Los humanos son... predecibles, aburridos. No tengo interés alguno en relacionarme con uno".
"¡Qué frío, Kamukura-senpai! ¿Pero qué hay de ese chico albino que siempre está mirando?"
La rubia se le quedó viendo con esa sonrisa que sólo ella sabía poner.
"Komaeda Nagito es especial. Sólo él es digno de ser admirado, como si no fuera humano, como si..."
Como si fuera lo único que me hace sentir algo.
Se reservó esa última parte para sí mismo, a sabiendas de la reacción que tendría su molesta acompañante. Pero lo sabía muy bien; sólo su musa, como le había apodado después de un par de meses de observación, podía quitarle lo aburrido a las cosas.
En ese momento, usaba el talento del Artista Definitivo para dibujar a su musa en una libreta llena de otras ilustraciones de ella y un ocasional poema dedicado a su belleza valiéndose del Escritor Definitivo. Por más perfectos que fueran sus dibujos, sabía que no se comparaban con la realidad.
—Komaeda Nagito.
Ese nombre sonaba tan bien en sus labios, y se preguntaba si el suyo sonaría igual en los de ella.
Parecía que lo iba a descubrir pronto, pues los pálidos oídos alcanzaron a escuchar su nombre, y ahora su musa se aproximaba con cautela al sitio donde él se medio ocultaba.
—¿Me llamaste? —Ella ladeó la cabeza, e Izuru Kamukura sintió por primera vez a su corazón dar un vuelco.
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He's my collar 「KamuKoma」
FanfictionImagíname. Imagíname ahora. [Compilación de one-shots, drabbles y viñetas]