❀ Capítulo 6 ❀

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— Dile que no estoy, cualquier cosa, pero que se vaya.

Niall suspiró con la cabeza gacha y se dispuso a encaminarse hasta la sala de juntas, donde Harry se encorvaba recargado en la mesada, casi dormido. Se veía exhausto.

— Él salió, señor Styles, lamento la espera que le hice pasar.

Harry le vio incrédulo, no tragando la estúpida excusa dada, él mismo había espiado -y se avergüenza de ello- cómo él alfa en cuestión entraba en su empresa.

— Él simplemente no quiere verme, ¿verdad? — con agobio, fijó sus esmeraldas en el ventanal y los rayos de sol impactaron su rostro, dándole calor necesario para el frío invernal que venía padeciendo desde que se marchó, después de besar al otro alfa.

Desde ese día, intentó con desespero verlo de nuevo y probar de nuevo los finos labios como un alma errante en desierto anhelaba beber una misera gota de agua. Pero, cada intento, era un vano, olímpicamente sus desesperados aullidos eran ignorados por el cruel Louis.

— Eso no es algo que este permitido a revelar, señor Styles, lo lamento — se disculpo avergonzado con sus manos empezando a sudar temblorosas, los fuertes sentimientos de Harry volviéndose perceptibles para su sentido del olfato.

— Entiendo. No te disculpes, Horan — agitó sus manos, restando importancia. Su coraza quebrantada, la frialdad del zafiro era como una dura maza golpeando una y otra vez sin piedad su corazón. — ¿Puedes comunicarle a Louis qué saldré de viaje, por favor? Estaré fuera tres semanas, y ahora las inspecciones quedarán en mano de mi padre.

Viendo el ruego desesperado en los ojos del alfa, él beta con el corazón blando no tuvo más remedio que sonreír y sentir.

— Cuente con ello, señor Styles.

Al crecer en una familia críticamente pobre, Niall creció lleno de cuidados y siéndole inculcado ser una persona de bien y educación, su humildad y carisma eran heredados en sus arduas horas de trabajo duro al pasar el tiempo. Nunca pudo decir no ante los mandatos maternales de su ya vieja madre, su sonrisa drenaba tranquilidad a su cuerpo invadido por el estrés y preocupación de no tener ni un euro partido por la mitad. Al madurar, él beta con esmero trabajó y trabajó con el sueño de llevar a casa alimento para su adorada madre.

Las cosas para él no mejoraron, lo supo cuando a sus 22 años perdió a su madre por la locura que le dominaba día a día sin poseer estabilidad en su vida.

Cuando conoció a los Tomlinson, Niall fue acogido por estos y la vida por primera vez le sonrió, no dejándose llevar por la buena vida, él beta decidido objetó al querer ser mantenido, y acordó trabajar para ganarse cada migaja de pan.

Y ahí estaba, siendo asistente de Louis con buena paga y justa, graduado en gastronomía y próximo a abrir su propio restaurante.

— Gracias — agradecido, Harry hizo un cansado gesto con su mano y se marchó con andar vacilante.

Niall suspiró, Louis podía llegar a ser terco, de raíz y nacimiento.

— ¿Y las bolas que tanto presumes tener? — demandó burlesco Niall saber, entrando con andar molesto.

— ¿Disculpa? — contraataca con otra pregunta, indignado.

— Eso. Me críticas a mi por no poner mis manos en marcha y tener bolas para enfrentar las cosas, y aquí estás, ignorando a Harry cómo todo un niño cobarde — sin saber de dónde sacó tanta repentina valentía, posó sus dos manos en el escritorio y dobló su cuerpo hasta quedar cerca del rostro de Louis.

❝ The Cure ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora