||Capítulo 25||

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- Camina rápido.

—Cállate Connor. Recuerda que tienes a una Psicótica enfrente tuyo.

—No podrías matarme, Lana.

—Asesiné a una niña. Y no me siento en lo absoluto culpable. ¿Qué me detendría de matar a un polícia, de cabellos rubios, ojos azules y extremadamente guapo? Nada—le guiñé un ojo.

Antes de entrar a la sala, pude ver a lo lejos cómo se sonrojó.

Me sentaron en una silla de metal y me pusieron las esposas.

—Disfruta del espectáculo, asesina—Damién me sonrío hipócritamente.

—Disfrutaré más cuando te mate.

Y dicho esto, recibí una patada en el pecho.

Y una detrás de otra.

—Detente—le ordenó Connor.

Gracias.

Miré con odio a Damién.

Él moriría.

Me levanté de la silla al ver a Dean pasar a la sala y sentarse enfrente del oficial Henry.

Puse mi mano en el cristal.

—Dean...-susurré.

—Ellos no te pueden ver ni escuchar, asesina.

Lo ignoré.

—¿Para qué estoy aquí?—Dean se cruzó de brazos.

Quiero escuchar tu parte de la historia.

Vi miedo en los ojos de Dean.

—Vamos, muchacho. Repítelo.

Cerró los ojos y suspiró—Ella estaba obsesionada conmigo. Yo la veía seguirme a casa, espíandome mientras estaba con mis amigos, ¡hasta incluso me tomaba fotos!

—¿Por qué no presentó quejas a la policía?

Se encogió de brazos—Pensé que sólo eran hormonas de adolcentes. Que se le iba a pasar...Yo tenía novia, Cassie—miró al piso— Yo la amaba. Lana asesinó y torturó a Cassie.

—Tengo entendido que su novia era muda. No tenía lengua.

Dean asintió—Lana se la cortó—una lágrima se deslizó por sus mejillas.

—¿Por qué su novia no presentó cargos?

—Ella la amenazó. Que la asesinaría. Y lo cumplió. La cortó en 6 pedazos. ¡Mutiló a mi novia!

Quería llorar.

Pero no podía.

No ahora.

—Calmese...

Dean asintió—Empezaron a ocurrir muertes. Yo estaba seguro que ella era la causante. Un mes después, ella me secuestró. Pude grabar su confesión cuando ella hablaba sola. Ella misma se respondía y se preguntaba. La misma noche me quitó la camisa y con un cuchillo me hirió.

—Tengo entendido, que un vecino nos llamó.

Dean asintió.

—Pero...el vecino no existe. Dijo que se llamaba Thomas Ellicon. Que la cabaña de alado, se escuchaban gritos. Podría decir que tenía como unos 17 años, por la voz. La policía fue a investigar, estaba vacía la cabaña. Sólo estaba el teléfono. Buscamos al informante. Y nunca ha existido un Thomas Ellicon. ¿me puede explicar eso?

Interesante.

Dean se quedó callado.

Y miró ofendido a Henry.

—¿A caso me está culpando? ¡Yo no tengo nada que ver con ese maldito vecino! ¿A caso no ve que ya estoy sufriendo demasido?—lloró.

—¿Qué me dice, de todo lo que nos dice la acusada. Que usted también asesinó a las 20 personas.

Se río—¿Le van a creer a una loca? Ella lo inventó todo. ¡lo imaginó!

—Dígame, Dean Hill. ¿Nunca se interesó en Lana?

Él negó—¡Es una psicópata! ¡nadie en este mundo la amaría!

Suficiente.

Fui ingenua al pensar que él me amaría, ya que los monstruos no pueden ser amados.

—Connor, sácame de aquí.

—Miren a la pequeña asesina, llorando—río Damién.

Connor me agarró de los brazos y me condujo hacía mi celda.

—¿Estás bien?

—¿Cómo estarías tú en mi lugar?

No contestó.

—Él también asesinó conmigo, Connor. Nada lo imaginé. Tendré problemas mentales. ¡Pero no la esquizofrenia! Todavía estoy cuerda...bueno no del todo. Pero ¡él también es culpable!

—No puedo hacer nada, Lana.

Y se fue.

Me acurruqué en una esquina.

Y después de años.

Lloré.

Oh Dean...no sabes lo que te espera.



Saga Ramé : Obsessive.Where stories live. Discover now