¿Conquistar? Eso es sencillo.
¿Mantener un reino? Allí entra la verdadera batalla.
Edmund es mi hijo, el heredero de toda una gran fortuna terrenal que él, junto con mi ejército, ha expandido a lo largo de estos tres años, además del poder de la corona.
Es sólo un joven aunque es el mayor de la dinastía, lo que lo convierte directamente en rey.
Yo... yo ya estoy viejo para gobernar, he estado pasando mis últimos respiros en una pordiosera alcoba, con sirvientes limpiando mientras yo acudo de ellos.
Mis otras dos hijas; Celine y Marian, están a mi lado todo el tiempo, no se despegan ni dos centímetros. Mi esposa, la reina Alana, nos ha dejado hace tiempo; eso fue el impulso de Edmund a irse.
Enfrentar la muerte de su madre y desquitarse con los que amenazaban la armoniosa paz en nuestros territorios no se la podrán devolver...Me encuentro recostado en lo único que han conseguido cómodo para mi espalda. La carta enviada por el vasallo ya tendría que haberle llegado a mi hijo, él debe enterarse que su padre está en la fina cuerda que zarandea mi destino: la vida o la muerte.
-Su Majestad, vienen a verlo.- Uno de los sirvientes llega, mi nuca últimamente pesa tanto que ya no me esfuerzo en levantarla.
Se escuchan pasos, notando que han dejado pasar a alguien.
-Buena tardes rey,- el hombre a mi lado era el mismísimo juez de la corte suprema, mi amigo.
-Hola juez,- sonreí pero mi acto fue interrumpido por una tos inesperada, pero casi mortal, sentía cómo el aire se iba de mis pulmones .
-Alteza, no debe hacer esfuerzos, -sentándose a mi lado en el colchón.
-¡Ah! ¡Patrañas!
-¿Sabe? El príncipe Edmund actúa igual que su majestad.
-No hable de mi muchacho, Sir Sebastian, como si él fuese el rey. Lo sigo siendo, aunque esté postrado en éste sitio y en ésta posición.
-¿Cree que llegará?
-Sé que llegará...
♤
-¡Príncipe! ¡Príncipe Edmund!- uno de mis guardias llama detrás de la tienda.
Sé que nada es bueno en tiempos de guerra, su llamado puede deberse por los mapas e información que nuestro infiltrado estuvo recopilando sobre el campamento enemigo.
-¿Si?
-Señor, ha llegado esta carta, - me entrega la carta, apoyándola en la mesa mientras revisaba los planos de nuestros campamentos-. Lleva el sello real.
¿El sello real?
¿Que querrían que hiciera allá? ¿Gobernar? Lo dudo.
-Gracias- dije y me acerqué al oído del guardia-. Avíseme si llega el infiltrado.
-De acuerdo señor.
Al momento en que él dejó la tienda, me desparramé en una de las sillas que se encontraban por ahí, dejando la carta en donde se encontraba previamente.
Tenía terror de lo que sus palabras expresen, no estaría dispuesto si era dejar la guerra, claramente NO, definitivamente no lo haría. Pero estas cartas se debeb leer en algún momento, y acabar con esta pequeña angustia, tortura e incertidumbre:"Príncipe Edmund:
Hijo. Estoy en decadencia, en mi punto final, al borde de la muerte y sé que ya has pasado por esto.Tu madre... Ella, fue perfecta y sé que su partida ha dividido tu corazón a la mitad, pero, en las peleas y en una guerra no encontrarás ese vacío...
Hijo; no me dirijo a ti como príncipe o como el futuro rey. Tuve el atrevimiento de dirigirme hacia ti como mi hijo.
Estoy muriendo Edmund.
Rey Stefan, el venerado."
No. Mi padre no puede morir...
♤
-¡Celine! ¡Marian!- las sirvientas gritaban en la lejanía.
Mis párpados pesaban, trataba de abrirlos, pero me era imposible, un cansancio mayor se me esparcía por el cuerpo, adormeciéndolo, adormeciéndome definitivamente.
-¡Padre! ¡Oh por Dios! ¡Padre, no nos deje!
-Edmund...-Abrí mis ojos una vez más y sus verdes y expresivos ojos aparecieron, eso lo había heredado de la mujer que amaba.
Él estaba aquí y llegó para verme partir.
C
on una sonrisa en mi rostro y con los ojos cerrados, dejé el mundo humano, pero el Reino quedó con la nueva herencia, les dejé lo mejor de mí; El Rey Edmund.
***
¡Hola!Quiero aclar que todo lo que subo siempre se encuentra como BORRADOR, si hay palabras sin coherencia me encargaré de corregirlo más tarde en una corrección general cuando la historia esté completa.
¡Espero que disfruten de esta aventura tanto como yo!
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Edmund ©
Teen Fiction¿Una guerra? Eso es sencillo de liderar para el Príncipe Edmund. Él ha sido quien alzó la cabeza para recuperar nuestras tierras robadas. Estar en guerra, combatiendo cuerpo a cuerpo es fácil, siempre le fue fácil a Edmund. Aunque, luego de las bata...