Capítulo 4

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Horas más tarde, ya estaba haciendo los respectivos trámites de aduana. Su vuelo iba a hacer dos escalas. La primera era Madrid, y luego Buenos Aires. Andreas, le había mandado un mensaje de whatsapp, en que iba a ir a despedirla.


Ya faltaba poco para subir al avión, luego de un rato esperar. Andreas estaba parado en un pilar con los brazos cruzados y riéndose de que Lucila no podía mover casi sus valijas.


- ¿La ayudo bella dama?- dijo riendo


Lucila se asustó, no sabía quien la hablaba


- Ah, eres tu


- Si soy yo. Buenos días


- Jaja! Buen día, ya casi me voy


- Lo sé, por eso vine


- Muy gracioso


Estuvieron un rato hablando, hasta que la llamaban al vuelo 99877 con destino Madrid.


- Llego la hora.


- Me divertí mucho ayer, lástima que tan poco tiempo. Pero te vuelvo a decir, se que nos volveremos a ver. Toma este sobre, es una carta y una propuesta para los próximos meses. Pensalo. No lo abras hasta que subas al avión.


- Ok, fue un gusto haberte conocido.


- Lo mismo digo.


Él se acercó, y la abrazó. Ella lo apretó fuerte, no se quería ir. Antes, de soltarse, Lucila le poso un simple beso en los labios y se marcho. No se dijeron mas nada. La joven no lo quería demostrar, pero quería llorar. No volvió la mirada hacia atrás, siguió al frente y se dirigió al avión.


En 1 hora y media después, aterrizó en Madrid. Allí esperó 2 horas, y tomó otro avión hacia la Argentina. Se durmió casi las 15 horas de vuelo. Estaba cansada y confundida. El viaje había sido un cambio para su vida, la había hecho recapacitar y preguntarse muchas cosas, que antes no se preguntaba. Su rumbo en su vida, ya se había recibido, tenía trabajo, sin embargo su vida amorosa era un fiasco. La vida le tenía que dar otra oportunidad.


Ya de vuelta en su departamento en Buenos Aires, abrió el sobre y leyó:



Lucila:


El destino nos ha cruzado, yo creo mucho en el destino. Aunque también, creo en Dios, como ya bien sabes hice una película sobre ello. Tu presencia y tu alegría me han hipnotizado, lamento que vivas al otro lado del mundo. Pero eso no es impedimento para que no nos veamos. Al contrario, es una escusa más para que nos veamos. Lo que me gustaría saber, es que piensas de mí, ya que es algo que no hemos podido hablar, en tan poco tiempo que nos hemos visto.


Me gustaría seguir conociéndote, ¿vos estarías de acuerdo en ello? En una respuesta a esta carta o mail como quieras mandarme, quisiera saberlo. Te dejo adjuntado a este sobre algo que te puede interesar o no, pero lo podes tomar como un desafío. Lee, también la propuesta tranquila, después cuéntame. Bueno me despido con un beso, mi bella dama.


Pd: no te sientas presionada por aceptar, todo estará bien si lo contrario.


Te quiere

Andreas

Lucila vio unos papeles dentro del sobre, los leyó y se quedó con la boca abierta. Este hombre haría todo lo que sea para tenerla cerca, eso estaba segura.


La propuesta consistía en algo ajeno a ella, era sobre un curso de actuación que dictaría Andreas Pietschmann, en la ciudad de Berlín; los meses de Marzo a Mayo. Estaba destinado a actores no profesionales y público en general. Lo curioso, era que decía que era para personas que hablaran dos idiomas o mas (Alemán, inglés, francés o español) y que era incluso para extranjeros. Era con cupos limitados y tenía un valor de 300 euros por mes. Los estudiantes extranjeros serian alojados en pensiones o en la casa del teatro o en casas de actores profesionales que prestan su casa para la ocasión.


La joven la única vez que hizo teatro fue en el colegio secundario, en su último año. La verdad no le había tan bien como le esperaba, pero tampoco le disgustaba.


Los folletos aclaraban, que la inscripción era hasta mediados de febrero de manera online. También decía que era para personas mayores de 18 años en adelante.


Lucila.... y Andreas Pietschmann Donde viven las historias. Descúbrelo ahora