He bajado, callado, sin la mínima intención de hacerlo, intentando olvidar aquello que marco mis sentimientos y destruyó mis esperanzas. Aun puedo recordar como lloraba, como gritaba, como sentía enfrente de mí. Cuanto lo lamento. Quisiera hacer tantas cosas para evitar sucesos como estos, quisiera cambiar al mundo. Pero me han demostrado que tan solo es un frío sueño tras el polvo de una mente desaprovechada.
Levanté la mirada al cielo, intentaba olvidar lo que había pasado, pero algo dentro de mí, no me lo permitía ¿Acaso había sido una lección? ¿Ser como él es una condena de muerte o acoso?
—¡Por favor ayúdame! —Gritó el mismo chico mientras sus manos ensangrentadas cubrían mi pantalón, intentando sujetarse de los pocos pliegues que portaba. Mientras sus ojos buscaban sin cesar, esperanza para ver la luz.
—¡¿Te pondrás de su parte?! —Insinuó uno de los chicos que se habían encargado de darle la golpiza. Podía notar la incesante furia que aterrorizaba a personas como el agredido, la misma llama feroz que incineraba el alma de los "Diferentes" —. ¡¿Acaso eres uno de ellos?!
Una vez más algo se rompió dentro de mí ser, causando que poco a poco fundiera mis lágrimas ocultas en la mirada de quien se aferraba a mis pies.
—No —Negué—. No soy como él.
Un sonrisa se dibujó en el rostro pálido del compañero y alzando al herido. No hizo más que dejarlo caer por las vías del tren. Sus ojos se impregnaron en los míos, era como sentir que alguien finalmente me habría descubierto, podía notar que mentía o ¿Tal vez me habría equivocado al pensar eso?
Quedé mirando fijamente a los jóvenes, la sangre de aquella víctima, recorría sus puños sin delicadeza alguna, manchando la crueldad con la que habían procedido. Sus suspiros eran cansados, estaban exhaustos, pero no habría razón parar no estarlo, ahora llevarían consigo la marca de un delito.
—Eso deberían de hacer con todos los demás maricas del mundo, cada vez son más, se reproducen como plagas andantes, ya debería tomar acciones el gobierno, pues si ellos no lo hacen, el pueblo lo hará —Agregaba la señora haciendo que todos la siguieran con la mirada, incluso yo—. Os felicito, ahora podré descansar toda la noche.
—No se preocupes señora —Sonreía mirándome extrañamente—. Seguiremos con nuestra labor.
Hasta allí mis recuerdos se aclaraban, no podía hacer más por recuperarlos, se habían esfumado. Quizás por temor a soltarlos o tal vez porque sentiría algo de alivio, cosa que no sería posible conseguir. Aun podía ver como la sangre marcaba mis vestiduras, padeciendo un sufrimiento que siempre admire ver en un tiempo especial del año.
Pero ahora era todo lo contrario, aquella persona no merecía ese sufrimiento, claro que no, ni siquiera se habría imaginado su final, era joven, vivaz ¿Qué estaba pasando con la humanidad? ¿Acaso no nacieron con corazón? ¿Acaso todos ellos habrían de desechar sus sentimientos en un cajón? No lo sabía, solo lloraba, intentaba no volver en el tiempo, porque por más que lo evitara, dolía. Lo hacía.
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LUCAS, ES MI NOMBRE
Teen FictionLucas es mi nombre. Narra la historia encarnada de un joven ante el camino de la aceptación por parte del mundo, por parte de la sociedad y por parte de lo más importante, su familia. La misma que quedará paralizada cuando su verdad salga a la luz. ...