III

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  —¿Qué... qué mierda haces acá?—Alan se alejó de su hermano hacia la gran apertura que había creado al detonar aquel explosivo, los demás estudiantes susurraban sobre lo ocurrido mientras Daniel esperaba una respuesta de su hermano.  

Alan observó un momento la apertura y se rascó la nuca acomplejado, la radio ubicada en uno de los bolsillos de su pantalón comenzó a sonar, la agarró y empezó a dar y escuchar comandos. Asintió con la cabeza una y otra vez hasta que guardó nuevamente la radio, se dió media vuelta hacia los estudiantes y profesores después de subirse a uno de los escombros.

  — Quiero que me tomen atención— alzó la voz, pasó el torso de su mano por debajo de su nariz y luego relamió su labio inferior, analizando la situación—. Vendrá un helicóptero para llevarse a los heridos, por otra parte también harán aparición militares para hacerse cargo de transportar a los menores y por último a los adultos.

Hubo un momento de silencio en el que nadie se movió, la primera persona en reaccionar fue una profesora que apresuró a los niños y niñas para que arreglaran sus cosas y se prepararan. Los adultos responsables organizaron el lugar, dejando pequeños grupos de estudiantes según su clase. Los heridos estaban en la primera fila. Tras unos minutos llegó el helicóptero y se llevó a los más necesitados, luego llegaron los militares con sus transportes preparados para la ocasión.

Daniel encontró el momento para acercarse a su hermano y preguntarle por lo sucedido.

  — Alan— le agarró el hombro y éste giró su cuerpo para estar frente a frente—. ¿Qué sucede?

— Hay una epidemia de la cual se desconoce en casi su totalidad— apoyó sus manos en su cadera y negó con la cabeza—. Nuestra madre ya volvió a su laboratorio por lo que está ocurriendo y padre debe estar con ella. 

   Alan comenzó a mirar a su alrededor con preocupación, su vista se fijó en un grupo de los más pequeños del colegio, caminó hacia allá con Daniel detrás, cuando llegó allí le arrebató el libro de clases a la profesora y comenzó a revisar la lista de nombres.

  — Daniel—se volteó con rostro asustado, su voz estaba quebrada—. ¿Dónde está Alicia?

Daniel se quedó con la boca abierta sin poder responder, bajó la cabeza y sus ojos se humedecieron. Alan dejó caer el libro y sujetó al chico por los hombros obligándole a mirarlo, cuando el soldado se percató de lo que sucedía comenzó a negar repetidamente con la cabeza.

  — No, no es cierto— a penas le salía la voz— . ¡Dime que no es cierto, mierda!— empujó a Daniel, este se asustó ante su reacción.

— Alan, lo siento, yo...  

 —¡Alicia!— se dejó caer al suelo de rodillas sujetando con fuerza su cabeza, haciéndose daño—. Le prometí a nuestros padres que los mantendría a salvo— se levantó del suelo a duras penas y comenzó a caminar con paso apresurado a la salida del gimnasio, por las puertas que conducían al gran pasillo del colegio.

Abrió las puertas por completo y comenzó a correr con rapidez por el pasillo, Daniel intentaba seguirle el paso. Cuando llegó al final del gran pasillo se detuvo, sintió cómo su respiración se cortó, hubo un silencio que abundó el lugar, sólo él podía escuchar los apresurados latidos de su corazón.

A los pocos segundos llegó Daniel a su encuentro. En frente de Alan se encontraba aquel ser arrastrándose por el suelo con su rostro desconfigurado, sacó el arma de la canana que tenía alrededor de su cadera y comenzó a disparar al extraño ser sin detenerse. Daniel cubrió sus oídos.

Una vez que el fuego cesó, Alan corrió hacia Alicia, que se encontraba tirada en el suelo, con su estómago abierto y demasiada sangre a su alrededor, la diferencia era que ella ya no lucía humana, en cambio se encontraba abriendo y cerrando la boca con los ojos blancos, con sus pequeñas manos intentaba alcanzar a Alan.

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⏰ Last updated: Jul 10, 2018 ⏰

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