One Shot

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Hoy es el día. Por fin los conoceré pero mejor aún, lo conoceré a él. Hoy por fin ha llegado el día del ComicCon. Viajé sola hasta San Diego, donde se realizará el evento este año.

Sí, como leyeron, sola.

Ya era mayor de edad, 23 años para ser exactos, no tendría problema con la ley. Aparte no tenía a alguien que compartiera mis gustos y que me acompañara hasta acá así que sí, vine sola y estoy segura de que lo disfrutaré al máximo.

Ya llevaba rato en el evento hasta que llegó la hora del meet and greet con el elenco de The Walking Dead y corrí a ponerme en la fila, la cual ya estaba notoriamente larga. A lo lejos lo pude ver y mis nervios amenazaron con hacerme sudar peor que puerco. Norman sonreía mientras firmaba y se tomaba fotos con su fans, se lo veía realmente contento. Estaba con sus típicas gafas, las cuales me impedían cumplir mi sueño de verle directo a sus hermosos ojos.

Ya faltaban dos personas para llegar hacia donde estaba Norman y como él era el segundo, Andrew Lincoln estaba al comienzo. Cuando fue mi turno, lo abracé y me tome unas cuántas fotos con él. Un tipo muy agradable, tal como lo imaginé.

Pero ahora se venía lo bueno. El motivo principal de mi venida aquí; Norman Reedus.

- Hola preciosa.- Saluda y acto seguido se deshace de sus lente, dejando a la vista sus gloriosos ojos.

Esto se iba a descontrolar.

Si ya de por si estaba nerviosa, que hiciera eso me ponía mucho más. Le respondí el saludo como pude y luego de eso rápidamente le pedí que firmara mi fotografía favorita de él para después tomarnos unas merecidas fotos, que seguramente enmarcaría al llegar a casa.

Su cálido aliento sobre mi mejilla cuando depositó el beso para la foto, me hizo olvidar todo. Me quede estática hasta que un guardaespaldas me avisó que tenía que seguir.

Reuní todo el valor posible y al oído le susurré a Norman el deseo que llevaba conmigo desde que lo vi en la serie.

- ¿Podrías ser tú mi primer beso?- Susurré tímida y temerosa al rechazo. Una pequeña mentirilla no haría daño a nadie. Había dado mi primer beso pero a los 14 años y solo fue un pico. Nunca tuve suerte con los chicos por lo cual nada pasaba de una primera cita y el contacto máximo había sido un abrazo.

Lo miré a la cara una vez más y el solo tenía los labios entreabiertos, formando una pequeña "o", sin decir nada. Que tonta fui, como creí que él podría hacer aquel acto que yo deseaba locamente. Estaba apunto de voltear para marcharme cuando en eso se levanta de su asiento y se acerca a mi oído...

"Mira atentamente a donde voy y en cinco me sigues." Ordenó, por fuera trataba de mantener la compostura pero por dentro había una jungla.

Norman se dirigió a una puerta color blanco respaldada por dos guardias y desapareció por allí. Espere los cinco minutos respectivos y me dirigí hacia aquella puerta, temerosa de lo que pueda ocurrir.

¿En serio esto iba a pasar o solo era una trampa por ilusa? La segunda era más creíble a mi criterio.

Estaba pensando en las palabras que les diría a los guardias para que me dejasen pasar pero sin darme cuenta ya había pasado por la puerta, sin notar que ambos hombres nomas se abrieron paso.

Tras la puerta, habían un pequeño corredor y de lado izquierdo había solo una puerta negra, por lo que supuse que estaría ahí.

Cuando entré, ahí se encontraba él, una vez más. Estaba de espaldas quitándose la camisa y tomando otra diferente. Era todo un espectáculo.

- Hola.- Dije tímida haciendo que Norman voltee sin haberse puesto la camisa. Se acercó peligrosamente a mi pero de una manera tan seductora que me dejo sin habla, sumando el hecho de que no llevaba camisa.

Como todo un chico rudo, tomó mi cintura y me aferró a su cuerpo en un movimiento rápido. En cuestión de segundos ya estaban sus labios junto a los míos devorándome en un apasionado beso.

Aquel beso subía de tono y yo como a de lugar aprendí rápido a manejar los movimientos. No me podía quedar atrás.

- Asi que...¿primer beso eh?- Habló entre besos.

- Solo fue un pico.- Admití nerviosa.

Seguimos en lo nuestro y cada segundo que pasaba, cada prenda en nuestros cuerpos restaba. Esto iba enserio. Estaba a punto de ocurrir, apunto de unirnos en uno solo cuando todo se volvió negro.




Desperté con la respiración totalmente agitada y un tanto sudada. ¿Todo había sido un sueño? Tuvo que haberlo sido. Era demasiado bueno para ser verdad.

Completamente frustrada, me hundí en el colchón para volver a dormir, deseando volver a soñar aquello así sea un ratito más, cuando un fuerte brazo me atrapo la cintura. Asustada por quién sería, me doy vuelta y me encuentro con su rostro.

-¿Norman?- Digo atónita y sorprendida.

- Hoy amanecí con ganas de un mañanero amor...bueno siempre lo hago.- Sonríe y se friega los ojos del sueño...

- Sonríe y se friega los ojos del sueño

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Para luego apoderarse de mis labios.

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Fin
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