Un Cielo Estrellado

Ella decide ir a visitar aquel lugar al que su padre la había llevado de pequeña. Fue difícil para ella llegar allí, así que cuando lo logró se sorprendió al darse cuenta de que no estaba sola.

Se acercó lentamente hasta sentarse al lado de aquel chico desconocido... Una conversación fluyo entre ambos, la curiosidad de la chica se llenó al leer algo que el chico había escrito en una pequeña libreta que tenía en sus piernas. Sin poder evitarlo la curiosidad le gano así que le preguntó.

-¿Que significa "Cielo estrellado"- él, ante su curiosidad sonrió.

-¿La verdad?- le dijo, a lo que ella asintió- Las estrellas que cada noche veo salir... Querer alcanzarlas, querer ser tan hermoso como ellas- hizo una pausa- Cada recuerdo que ellas almacenan... Los recuerdos de las personas que ya no están en la tierra.- sin poder evitarlo una lágrima rodó por la mejilla de ella y volando su miradas a aquel hermoso cielo lleno de estrellas, no puedo evitar sonreír al recordar a su padre.

Pero ¿Y si mejor comenzamos desde el principio?...

***

¿Cómo sobrellevar una vida sin emociones?, donde solamente tengas que ir de un lado a otro, todos los días, a la misma hora, a veces hasta sin ánimo de ir, y hacer lo que tengas que hacer.

Estaba harto, nunca fui una persona a la que le gustase la rutina, necesitaba algo más, algo que llenara mi corazón, aunque fuera por unos cuantos minutos al día.

Caminando un fin de semana pude observar un pequeño solar, y fue en el donde vi mi escape definitivo a la cotidianidad de mi vida.

Estaba relativamente cerca de casa, y en cuestión de unos minutos ya podía estar allí.

Así fue como al menos tres o cuatro veces a la semana iba a aquel lugar, y observaba como el sol se metía mientras comía algo o plasmaba mis emociones y aprendizajes en un cuaderno.

Pero aún teniendo hacia donde huir de la monotonía, no estaba satisfecho, porque ese lugar estaba vacío, solo eramos yo, una banca, un árbol, y la puesta del sol, así que el hecho de estar solo durante tanto tiempo no me llamaba mucho la atención, pensaba a quién podría traer a acompañarme, y a la vez debatía entre si era una buena idea, o en realidad, la soledad era lo que necesitaba.

Un viernes mientras miraba anonadado aquel astro perdí la noción del tiempo y ya eran casi las 8pm, tenía que irme rápido, pues las calles son peligrosas y mientras más tarde fuese, más riesgos corría.

Caminaba con un paso excesivamente acelerado intentando llegar velozmente a casa y de repente, pude escuchar cerca de una esquina que alguien rogaba por su vida, por su voz, supe que era una mujer la que hablaba

-Por favor, no me hagan daño, se los ruego por favor –decía ahogada en su llanto.

No sabía si hacerme el héroe o tomar una ruta alterna y dejarla con su problema en manos, nunca he sido muy fuerte, ni rápido, y si digo que he peleado al menos 10 veces sería mentira, pero no tenía nada que perder, igual estaba solo, y tal vez ella sí tenía a alguien que necesitase de su presencia en el mundo, así que rápidamente y en sigilo observé de reojo la situación.

Habían dos chicos, uno sosteniéndola y amenazándola con una navaja, y otro tonteando con su cuerpo, embestí al que la sostenía, quitándole el arma mientras amenazaba al otro con la misma, sin dudarlo, le ordené a la chica correr junto a mí, la guié hasta llegar a mi casa, y luego de asegurarme que estábamos a salvo, comencé a preguntarle el porqué de muchas cosas...

-A ver, para comenzar, ¿cual es tu nombre? –dije mientras respiraba exhausto

Me abrazó con ojos llorosos ignorando por un momento mi pregunta, y me apretaba tan fuerte que creí que me sacaría el aire.