MIEDO EN LA OBSCURIDAD

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- Narra Melody-

El monstruo entra en la habitación. Intento mantenerme lo más callada posible. Estoy escondida dentro del armario y con mis manos cubro mi boca, no puede haber ningún sonido, o sabrá que estoy aquí y vendrá por mí. Y por más que grite nadie me oirá.

-2 Horas antes-

Esta noche mis padres irán a cenar para celebrar su aniversario. Por lo que debo quedarme sola en casa. Aquí es cuando lamento ser hija única. Odio quedarme sola. Me recuerda a mi infancia, cuando él venía y me aterrorizaba. Por suerte mi madre, Anne, siempre entraba justo a tiempo para evitarlo.

Eso pasaba hasta hace unos cuatro años. Cuando ya me considere lo suficientemente mayor como para andar asustándome con un monstruo que estoy segura yo lo inventé. En mi mente.

Así que hoy no debería ser un problema, me quedaré mirando películas, de comedia por supuesto, para evitar a toda costa pensar en ello.

A las nueve, mis padres se van, tienen reservado como hace un mes en un restaurante, pero no quieren llegar tarde. Me saludan, suben a su auto y se marchan.

Como de costumbre dejo todas las luces encendidas, no sé muy bien porque, supongo que aún me aterroriza la idea de volver a verlo.

Me quedo en la cocina hasta que es casi medianoche, nada interesante sucede, ceno mientras miro televisión, para luego dirigirme a mi habitación. Subo las escaleras y a la vez voy apagando las luces de la cocina, el comedor; termino de subirlas, y cuando voy por el pasillo llegando a mi pieza, se escucha un ruido proveniente de la cocina. Me detengo aterrada, era un sonido proveniente de una olla, pero intento calmarme, quizá alguna se cayó del sujetador magnético, por más extraño que suene, pensar en aquello me tranquiliza. Hago unos cuantos pasos hasta mi pieza, lentos y suaves.

Hasta que escucho otro sonido. Esta vez proviniendo de las escaleras, como si alguien que estuviera subiendo arrastrara los pies. Horrorizada, miro en aquella dirección y me doy cuenta de que había apagado la luz de allí.

Me quedo observando unos minutos hasta que noto algo que brilla. Enfoco todavía aún más la mirada en aquello hasta que veo que es. Unos ojos que me miran. Y luego puedo ver una sonrisa, tan grande como inhumana.

Se me corta la respiración, se me borran los sentidos, y quedo inmovilizada.

Me planto con ambos pies enfrente de mi habitación, y gritando exclamo:

- No te tengo miedo. Sé que no eres real. Eres un producto de mi imaginación. Por lo tanto tú te iras cuando deje de pensarte.

Pero aquello no lo detiene, él comienza a subir las escaleras lentamente. Y se escucha su risa. Esa risa horrible, que da pesadillas.

Con mucho esfuerzo me doy vuelta y entro rápidamente en el cuarto. Cierro la puerta, le pongo el seguro y me inclino sobre ella, respiro entrecortado, no puedo pensar.

Me quedo unos segundos así, y luego tomo mi celular que lo tenía en el bolsillo de la campera. Llamo a mi mamá. Nada. Llamo a mi papá. Nada. Me daba buzón de voz. Quizá lo apagaron para que nadie los molestara en su noche especial. Pero volví a llamarlos. Una y otra vez. Nadie contestaba. Del otro lado de la puerta se escucha que alguien o algo se detiene justo enfrente. Horrorizada me dirijo al armario. Es de esos que están incrustados en la pared y tienen dos puertas. Las abro y entro. Me siento en el fondo, y me cubro con algunos de mis abrigos que cuelgan. Me tapo la boca con ambas manos y espero.

Intento pensar en otra cosa. Pero todos mis recuerdos felices se vieron opacados por su presencia. Recuerdo la primera vez que lo vi, tenía unos cinco años, había aparecido en la madrugada, y yo me cubría con la sábana, mientras gritaba. Mi madre apareció dos minutos más tarde a consolarme y decirme que no había nadie allí. Ese día fue la primera vez que supe lo que era el verdadero miedo. Él siempre venía en la noche. Así que comencé a soñar con él desde entonces, a tener pesadillas y los días se convirtieron en malos. Recuerdo que apareció luego de que mi prima, quien era unos cinco años mayor que yo, me había estado contando cuentos de monstruos y de fantasmas, suponía que mi miedo lo inventó. Pero era tan real. Igual que ahora. Permanecí unos cuantos minutos allí adentro, hasta que escucho que comienza a girar el picaporte, pero lo puerta estaba asegurada. Así que comienza a golpearla ferozmente, hasta que finalmente la abre... Casi no respiro. El monstruo había entrado en la habitación y debía permanecer lo más callada posible. Escucho que se acerca hasta el armario y se detiene y cierro los ojos. Cuando los abro, miro por entre medio de una hendija, pero no está. Me asomo aún más, y siento que algo toca mi brazo, me quedo inmóvil. Cuando miro para el costado allí esta... me sonríe y grito...

- Narra Anne-

Este ha sido el mejor aniversario en mucho tiempo. Quince años de casados, quien lo hubiera dicho. Cenamos en un hermoso restaurante. Pero luego de la medianoche, empiezo a inquietarme, pienso en Melody, está completamente sola en casa. Por primera vez. Y por más que ya sea una adolescente, me preocupa que vuelva a ver a ese monstruo que veía de niña, en realidad hasta hace unos pocos años.

Comemos el postre y charlamos un poco con mi esposo, y luego de un rato le digo que volvamos, debemos ver como esta ella. Quizá solo estoy exagerando, pero quizá no...

Ambos apagamos nuestros celulares ya que no queríamos que nadie nos molestara, pero no pensé en ella, y ¿si nos necesita?

Nos dirigimos a nuestro auto mientras prendemos ambos los celulares, subimos y cuando estos encienden allí nos llegan las llamadas. De Melody. Y cientos de mensajes. Algunos eran insignificantes, nos preguntaba ¿Cómo iba todo?, ¿a qué hora llegaríamos?, pero había uno en específico, el ultimo para ser exacta, que llamó mi atención y me dio miedo por ella. Se lo muestro a mi esposo, este decía:

-"Mamá tengo miedo, he escuchado ruidos en la cocina, pero apague todo allí y no hay nadie. Creo que él está de vuelta. Apresúrense, por favor".

Enciende el auto y vamos a toda prisa hacia nuestra casa. Cuando llegamos, vemos desde afuera que todas las luces están apagadas. Incluso la de su pieza. Tememos por ella. Entramos a la casa, todo está acomodado, no falta nada, subimos rápidamente las escaleras hasta su cuarto. Mientras la llamamos. Llegamos hasta enfrente de la puerta, la abrimos y... nada. Ella no está allí.

Me dirijo hasta el armario, solía esconderse allí de niña, cuando yo iba a buscarla porque gritaba con sus pesadillas, estaba ahí. Abro pero no hay nada, grito su nombre pero no contesta. No sé qué sucede, así que llamo a su celular y está allí, tirado y sin su dueña. Las buscamos por toda la casa y no aparece, no hay rastros de ella, preguntamos a nuestros vecinos si la han visto, pero nos dicen que hace un largo rato que las luces habían permanecido apagadas, y no habían escuchado nada. Ahí es cuando comienzo a entrar en pánico, y si ¿él se la llevó?...

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