¿Sugar daddy? Parte 2

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...
Mientras bailabamos en un club local, comenzó a cuestionarme sobre mi vida, mi infancia, mi ascenso al estrellato, todo. Fue muy caballeroso y no se excedió, nos sentamos en una mesa de madera que daba hacia unas bellas cabañas, ordenó un habano (puro) y una botella de whisky, para mí pidió una limonada fresca.
-¿Qué opinas de esas cabañas? Son lindas, dicen que puedes hospedarte ahí, y que Al Pacino estuvo aquí hace tiempo.
-Me encanta Al Pacino, sí, son muy lindas, me gustaría estar ahí, tienen un aire más relajado que el hotel.
-¿En serio? Podemos cambiarnos, yo pienso lo mismo.
-¿No será mucha molestia?
-Mi niña- rió con ternura- claro que no, tú pide lo que quieras.
Me encantó que me haya llamado 'mi niña'.
-Pues la verdad sí quiero hospedarme ahí.
-Entonces ahí estaremos.
Tomó su celular, envió un mensaje y me dijo que en unas horas estaría listo todo, que mientras pasearíamos por la ciudad o que podíamos ir de compras.
Compré algunos lindos recuerdos y rentamos un carro hermoso, con ese estilo vintage que a mí me encanta, parecía que el tiempo no había pasado en aquella isla, yo manejé pues quería demostrarle mis habilidades como conductora jaja, nos divertimos mucho y en la noche llegamos a las cabañas, todo lucía impecable, retro y veraniego.

Yo tengo mi fortuna, pero las cantidades de dinero que mi guapo maneja son increíblemente inmensas, yo sólo podía pensar en seguir vacacionando con él, al llegar a las cabañas me di cuenta que sólo había una cama.
-Creo que se confundieron- dije entre risas señalando la cama.
-No, yo les dije que fuera así.
-¿Por qué?
-Quiero que duermas conmigo.
Creo que notó mi cara de confusión, y aclaró:
-No, no me refiero a tener sexo, sólo duerme conmigo, por favor.
Mi cara de confusión seguí ahí, ¿Qué ganaba él con dormir a mi lado? ¿Oír mi respiración? Wtf
Sin refutar obedecí, y me cambié en el baño, me puse mi ligera bata de dormir, y él su pijama gris, que marcaba su escultural figura. Me recosté junto a él, muy tranquila, y él extendió su brazo por debajo de mi nuca, pero no me abrazó, me acarició un poco el cuello y cerró los ojos.
-Buenas noches- pronunció.
-Buenas noches.
Se quedó dormido inmediatamente como un bebé, creánme que fue súper extraño, la verdad ahí no empezó todo, eso sólo fue un detalle weird que quise contar, al día siguiente todo fluyó normal, fuimos a la playa y me elogió por mi bello traje de baño, noté que no paró de mirarme, y él notó que yo tampocó dejé de mirarlo, sólo usó unos shorts azules, y todo su torso estaba descubierto, iluminado por los rayos del sol, bronceando ligeramente su bella piel, conversamos un rato con gente desconocida, locales y turistas, pero no entre nosotros, ese día anduvimos como desconocidos, aunque no nos perdíamos de vista, en la noche llegamos a la cabaña, Conor encendió un puro que sacó de una caja que se encontraba en una pequeña mesa de la sala, se sentó y comenzó a jugar con su barba.
Yo me acerqué por detrás y deslizé mis manos sobre sus mejillas, giró lentamente su cabeza, con una mirada seductora, como siempre.
-Gracias por complacerme, ayer no te agradecí- enrollé su vello facial en mi dedo índice y le di un pequeño estirón.
Sonrió.
-No tienes que agradecerme, eres una mujer bella y te lo mereces todo.
-Todo lo bueno.
-Exacto- dijo mirandome fijamente.
-Vamos, ya sabes lo que viene. -realmente quería complacerlo a él.
-Lo sé, y quiero que lo hagas.
Comenzé a besar sus mejillas hasta llegar a sus labios, sobé su orejas, deslizé mis manos por su cuello y las metí en su camisa masajeando su pecho, dándole pellizcos en su abdomen, él giró la mesedora en la que estaba sentado,  me agaché y desabotoné su pantalón, hice magia con mis manos en su miembro tan magnífico, después le tocó a mi boca hacer el trabajo, pude notar el placer en su cara, cuando subí mi mirada inocente y expresiva, vi como volteó los ojos y los cerró, seguí dándole sexo oral y él tomó mi cabello en un nudo con una mano, y con la otra acariciaba mi sien, retiré mi cara de sus piernas y me senté en ellas de espaldas a él,comenzamos a mesernos, el placer que ambos sentíamos no tenía comparación, ni siquiera me estaba penetrando de verdad pero logró excitarme demasiado, su erección era demasiado notable, el placer emergía de su boca convertido en gemidos ahogados y respiraciones agitadas, él quiso desnudarme pero no lo permití, las cosas no son tan fáciles, sostuvo mi  mandíbula con sus fuertes manos, con una presionaba mi cuello y la otra la mantuvo en mi mandíbula, dirigiendo su dedo pulgar a mi boca, lo chupé y lo besé, a él eso le encantó, hice algunos movimientos circulares encima de él, y me giré para quedar frente a frente, lo besé, traté de que fueran los mejores besos que nunca haya recibido, introdujo su lengua en mi boca, besó mi cuello y me apretó contra él mientras yo seguía moviéndome para él, ambos gemimos al mismo tiempo, él seguía insistiéndo en desnudarme, pero me alejé dándole un dulce beso.
-Lo siento guapo, así no son las cosas.
-Vamos preciosa, te daré todo lo que quieras- se mordió el labio- dame todo lo que YO quiero.
-Quiero acciones, no palabras.
-Eres una niña mala- se levantó y cerró su cremallera. Me besó y presionó fuertemente uno de mis pechos- Pero pronto tendré todo el platillo, lo verás, me gustan como tú, malas.
-Buenas noches Conor- reí coquetamente.
-Buenas noches- se abotonó la camisa que había quedado abierta gracias  a mis ligeras manos, se sentó a tomar whisky y yo me dirigí al cuarto, había olvidado que dormíamos en la misma cama, lo bueno es que esa noche él se fue a dormir tarde,y yo ya estaba algo dormida.

Susurró algo que no entendí y apagó la luz.

The other woman w/Conor McGregorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora