Titulo: Sobrecarga de viejo amor
Era un sábado cuando Ana Paula salió temprano de su casa para ir al estudio de danza, al llegar puso una de sus músicas y se preparó para dejar salir todo aquello que la estresaba o le causaban dolores de cabeza, la música empezó lenta y sus caderas se movían sensualmente al ritmo de la música mientras iba bajando, luego la música se volvía rápida y ella se acoplaba a la sinfonía de esta, liberando todo con la música.
Unos ojos la observaban bailar, John estaba recostado de la puerta del estudio, amando cada movimiento de aquella muchacha que lo enloquecía, estaba esperando que terminara para llevarla a desayunar. Quería hablar de tantas cosas con ella, contarle de lo que había sido su vida en esos cuatro años que estuvo lejos, quería saber que había hecho ella, a que se dedicaba y sí había encontrado a alguien, esperaba que no hubiese nadie en su vida aunque estaba seguro de que aún en su corazón se encontraba Augusto.
La muchacha se había llevado un susto al ver al Rubio parado en la puerta del estudio. -John ¿qué haces aquí?
-vine a invitarte a comer algo, de seguro aún tienes esa mala costumbre tuya de no desayunar. La muchacha se sonrojó al ver que su hermano la conocía perfectamente.
Le ofreció su mano y ella tuvo en su mente el recuerdo de aquella vez en la que el le ofreció su mano cuando iban al baile de graduación pero nunca pudo tomarla, esta vez no había nada, ni nadie que se lo impidiera.
Cuando sus manos se tocaron la electricidad no se hizo esperar, el amor entre ellos estaba tan sobrecargado que en algún momento iba a explotar. Llegaron al restaurante tomados de la mano, John estaba demasiado extasiado, para el no había pasado por alto el ir agarrado de la mano con Ana Paula, nunca se había sentido así, tan en paz. La guerra había dejado en el secuelas muy lamentables, que perturbaban su alma día a día.
-Ana Paula quisiera hacerte una pregunta.-John quería saber sí ella estaba saliendo con alguien pero le parecía que sería muy indiscreto de su parte preguntárselo así, se sentaron al lado de una ventana que tenía una vista espectacular, daba a un pequeño lago con un muelle de madera donde habían parejas paseando en botes.
La muchacha de piel trigueña lo miro con curiosidad, que quería preguntarle John, acaso se había dado cuenta que ella no lo veía como un hermano, miles de preguntas se pasaban por la mente de Ana Paula, unas más vergonzosas que las otras, su rostro fue adquiriendo un color rojizo por todo el rostro del enorme sonrojo que tenía.
John al verla de esa forma se incomodo en su puesto, le resultaba demasiado adorable, lo que hacia que le dieran unas terribles ganas de besarla. ¿Qué estaría pensando ella para ponerse así? Se cuestionaba el Rubio.
-¿si?-Ana Paula estaba hasta los nervios por la pregunta que le estaba por hacer el rubio de ojos azules.
-¿te graduaste ya de la universidad? ¿Qué estudiaste?-salió de su boca lo primero que se le pasó por la mente, no quería ir directo a la pregunta de sí estaba ella con alguien.
La muchacha se relajó y soltó el aire que había estado conteniendo, esa era una pregunta sencilla.
-si, ya me gradúe.-dijo con mucho orgullo- Hace un año más o menos, soy enfermera.
-vaya, felicidades paulita. Imagino que Amaia sufrió un ataque cuando se enteró de que escogías una carrera donde ibas a estar en contacto con gente enferma.-el tono burlón con el que hablo no pasó desapercibido para Ana Paula.
Ella sabía que su madre y John no se llevaban bien desde hace unos años atrás pero ella no entendía el porque.
-si, mama estuvo muy nerviosa cuando supo lo que quería estudiar pero igual me apoyo, es una gran madre.
John sabía que la había ofendido porque Ana Paula odiaba que hablarán mal de su mama pero es que el no podía dejar de sentir una rabia contenida hacia esa mujer.
-nunca dije que fuera una mala madre princesa.-su tono de voz cambió enseguida cuando se dirigió hacia la trigueña, esta tenía el ceño fruncido por la molestia, John pasó su mano por el rostro de la muchacha y la miro con adoración, ese pequeño gesto disparó el corazón de Ana.- no te molestes conmigo por favor.
-no podría.- susurro ella.
John se derritió ante sus palabras y le acaricio la mejilla, de su boca iban a salir las palabras que podrían marcar su vida para siempre pero un alboroto en medio del restaurante los alerto, en medio del gentío estaba Augusto con una mujer de cabellos dorados, iban tomados de la mano, el iba con un traje formal, de esos que usan los políticos y ella un vestido de marca cara.
-Yovanna, ¿cuándo es la boda? ¿Es cierto de que están esperando un hijo?.-Se escuchaba lo que los reporteros le preguntaban a la muchacha de cabellos dorados. Mientras que a el le preguntaban cosas sobre el mundo de la política.
Augusto en ese momento estaba asqueado de tanto protocolo, tantas cámaras, sólo quería ir a comer con su prometida a un sitio tranquilo pero era inevitable huir de esos reporteros.
Sus ojos recorrieron todo el restaurante admirándolo y su mirada se detuvo en una melena de cabello color miel, piel trigueña y ojos color olivo que lo observaban. Se tensó y por su mente vinieron muchos recuerdos de su niñez al lado de aquella mujer con cara de ángel que lo estudiaba con la mirada, parecía asombrada y decepcionada al mismo tiempo.
Quiso correr hacia ella pero se mantuvo en su lugar y unos dedos lo tenían prisionero en ese sitio, Augusto volteo la mirada hacia su prometida, esta tenía esa mirada inexpresiva que siempre ponía cuando se acercaban para acosarlos.
-me quiero ir Augusto por favor.- suplicó en voz baja la mujer de cabello dorado.- desayunaremos en casa mejor.
Augusto quería ir hasta donde estaba aquel viejo amor que nunca había podido olvidar y que lo había cautivado desde el primer momento en que la vio pero ahora tenía otras prioridades.
Miro por última vez hacia aquella mesa y vio a su viejo amigo John, que hasta ahora no había notado, abrazando a la causante de muchas noches de desvelo en el pasado. Lo que creía haber apagado, su amor hacia ella, volvía surgir, carcomiendo todo a su paso y la primera emoción en demostrarle que no la había olvidado eran esos celos que volvían a atacar su alma.
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Ana Paula #SagaCorazonesDivididos
Teen Fiction"Enamorarse sera lo mas fácil" Ana Paula es diferente. Ana Paula tiene una belleza irreal. Ana Paula se mete bajo tu piel. Ana Paula me enamoro completamente. 1er Libro de la Saga Corazones Divididos