Capitulo Seis

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Recuerdo

Ana Paula estaba caminado por los pasillos de su casa, había decidido bajar a comerse las galletas de chocolate que habían preparado para llevárselas a la prima de John, que a Ana no le agradaba, pero no podían darse cuenta de que la pequeña trigueña se las había comido porque sino la regañarían y castigarían, así que esta bajó en silencio sin que nadie pudiera escucharla, la niña iba haciendo muy bien el trabajo de pies ligeros porque sus padres discutían en la habitación por donde ella estaba pasando y no la escucharon.

Cuando la niña de 10 años llego a la cocina busco por todos lados las galletas para la endemoniada prima de John pero no daba con las benditas galletas, estaba apunto de rendirse cuando recordó que metían los dulces en envases  que decían espagueti, arroz o café para evitar que ella se los comiera porque era muy glotona, aun no entendían como era que no agarraba peso.

Cuando al fin encontró los dulces metidos en un envase que decía "Pimienta", Ana Paula no pudo evitar reírse hacían lo imposible para ocultarle las cosas y siempre terminaba descubriendo todo.

Disfruto de las galletas de chocolate y un vaso de Coca-Cola sentada en medio de la cocina, cuando termino la niña empezó a limpiar toda evidencia que pudiera delatarla, se encamino hacia las escaleras, pensó que sus padres ya dormían porque ya no se escuchaba la discusión. 

Unos sollozos la alertaron, la trigueña pensó que quizás su padre había golpeado a su madre como había contado otra niña en la escuela que  hacia su padre con su mama y estaba apunto de entrar al cuarto cuando escucho la voz de Amaia, su madre.

-tengo tanto miedo Rafael.-Sollozaba Amaia.

Rafael estaba angustiado por su mujer, esta tenia días sin dormir y sin comer bien, cuando empezó la discusión el creyó que quizás Amaia ya no era feliz con el y quería dejarlo pero ahora que ella le contaba todo entendía su preocupación.

Hace unas semanas atrás le habían empezado a llegar cartas de amenazas al medico que había traído al mundo a la pequeña trigueña de ojos color olivo, Ana Paula.

Después le empezaron a llegar cartas a la jefa de enfermeras  y luego al abogado de Rafael y Amaia.

-Todo va a estar bien, no van a encontrarla, recuerda que fue por eso que nos mudamos a este país.-Rafael trataba de calmar a su esposa pero el estaba muy asustado, si el mundo se enteraba de la verdad ellos irían a prisión.

-Debemos negociar con esa mujer, ofrecerle una gran suma de dinero para que se olvide de ella y de nosotros. 

-Claro que si mi vida pero primero trata de descansar, yo me haré cargo de esto. Nadie nos arrebatara lo que construimos, ella se quedara con nosotros para siempre. Te amo Amaia, descansa.-Le decía su marido mientras ella por fin descansaba después de tantos noches en desvelo.

Y hasta allí llego esa charla sobre el futuro de aquella familia, se acostaron tranquilos pensando que nadie nunca sabría la verdad, así que no se dieron cuenta de que una curiosa Ana Paula se había puesto a escuchar aquella conversación tan rara de sus padres. 

Ana Paula  #SagaCorazonesDivididosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora