Ella había comenzado a pintar un pequeño cuadro del océano, donde habían transcurrido los mejores días de su vida, en un muelle con sus padres y su hermana, cuando todavía era muy joven para entender lo que le deparaba el futuro. Lo hacía en el jardín bajo el kiosco en medio de las plantas, así podía observar el cielo y tomar un poco de lo que faltaba en su cuadro.
Draco la observó desde uno de los postes que le daban la espalda, ella tenía talento. No podía ser por supuesto la primera vez que pintaba, pero si quería tomar clases era porque seguramente no tenía grandes conocimientos. Sin embargo, la soltura y facilidad con la que trazaba las líneas lo asombraban, no se veía sucia de pintura, lo manejaba como si el pincel fuese una varita. Se preguntó si sería un cuadro mágico, tal vez era muy avanzado para comenzar.
Entró con un bocadillo en mano, durante esos pocos días él había notado su debilidad por el dulce, y la manera en que parecía evitarlo como si los ojos no se le fuesen por el postre durante la cena, pero unos rollos de canela con chocolate eran el mejor manjar después de un día de trabajo, y ella podía permitírselo.
-Eres muy buena en esto, Astoria- alabó dejando sobre la mesilla de jardín la bandeja con la merienda, tratando de no tirar ningún tubo de pintura, ella sonrió radiante y halagada.
-¿De verdad lo crees?- lo miró con los ojos brillantes, el tragó en seco con el corazón de repente encogido y asintió, Astoria se sonrojó y volvió a la vista a su cuadro- es una playa al sur de Inglaterra, mis padres tienen unas propiedades ahí, tal vez podría pedirle que nos la presten un día, es fantástica- suspiró de añoranza, él carraspeó la garganta.
-Te he traído algo de comer, dice mi madre que estuviste acompañándola a algunos quehaceres hoy.
-Oh, sí- afirmó enjuagando sus pinceles antes de secarlos con la varita y guardarlo todo en un baúl antiguo de madera a su lado- fue al doctor hoy, y le ha dicho que está estupenda, que se ha recuperado satisfactoriamente ¿no es maravilloso? –lo invitó a sentarse a su lado, Draco lo hizo y acomodó los pastelillos hacia ella, Astoria miró uno mordiéndose un labio y desvió la mirada de nuevo hasta él- Quisiera que la señora Malfoy me enseñara a hacer las velas aromáticas flotantes que he visto en el baño, ella me dijo que le encantaría pero yo no sabía si sería perjudicial para ella, aunque lo deseo especialmente para poder distraerla un poco. ¿Crees que sea muy pronto?- ignoró deliberadamente la comida que él había traído y se tomó un gran vaso de agua.
-¿Quieres saber lo que creo?- ella asintió repetidamente con las cejas alzadas- creo que estos meses de preparación de la boda has ayudado muchísimo a mi madre, creo que eres estupenda con las personas, y creo que deberías dejar de ignorar los rollos de canela de una vez por todas y llevarlos a tu estómago- la chica se asombró y miró los rollos y luego a él sintiéndose avergonzada.
-No quise despreciarlos, Mi Lord, se lo juro- susurró solemne- es sólo que el azúcar es una tentación para mí y siempre da a parar en lugares vergonzosos de mi cuerpo- intentó ocultar las caderas de su vista- si me como uno querré el otro y el chocolate...
-Los he traído para que te los comas, no para utilizarlos como prueba de fuego. Si no te los comes me sentiré profundamente ofendido, querida, los he elegido y comprado yo mismo para ti.
Astoria se mordió el labio, asintió y agarró uno de los rollos de canela para darle un mordisco, su rostro y el gemido de placer que se le escapó aterrizaron directo sobre su pene, él intentó acomodarlo disimuladamente mirándola relamerse el azúcar espolvoreado de sus labios.
-Está delicioso- lo miró con angustia placentera- muchas gracias.
-Me alegra que te gustara.
-¿Has comido uno también?- él negó.
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Adentro
RomanceLa vida no siempre fue justa para Astoria, ni para Draco. Pero al menos ahora, ellos podrán comenzar a construir la suya. Advertencia: lemmon.