" Eran un solo ser,
dividido a dos
separados por la edad
y atrapados por el corazón"
Mastica, mastica, Abby mastica, ¡Abby!
- Mierda- solté al notar que, me quedé dormida en la mesa del comedor y, sin notarlo, había derramado todo el café sobre la alfombra de mamá- mierda, mierda, mierda- corría hacia el cuarto donde estaban los elementos de limpieza mientras intentaba despabilarme un poco.
A quejidos limpie lo suficiente la alfombra, solo para lograr que mi padres no notaran lo que había ocurrido, aunque lo más probable es que el perro sea el primero en avisarles.
Mamá se llama Clara, tiene treinta y cinco años (por si se lo preguntaron, se quedó embarazada de mi a los veinte). De ella heredé mis indomables ondas color miel y mi carácter autoritario. Ella y papá se conocieron en la secundaria, en un taller de literatura. Papá era amante de las novelas de horror y de suspenso, mientras que mamá se iba más por el lado de la poesía, otro punto que heredé de ella. En cuanto a papá, se llama Mark y tiene treinta y siete años. Al contrario de mamá y de mi, tiene el cabello oscuro como el carbón. Su única similitud conmigo son las pestañas rizadas y los ojos café.
Ambos son escritores, aunque de igual forma trabajan fuera de casa. La mayoría de las veces están en la editorial ayudando a escritores jóvenes o principiantes. En otras ocasiones, se encierran en oficinas por horas para crear mundos nuevos solo con sus palabras y un poco de imaginación. MI sueño es llegar a ser tan buena escritora como ellos, aunque sé que nunca podré alcanzar su perfección para unir pensamientos tan majestuosamente y lograr pasarlos a papel.
Mis padres aún dormían, no tienen un horario de trabajo fijo, cuando yo caminaba en dirección al baño para darme un largo baño antes de entrar a la escuela. Es curioso que me despierte tan temprano luego de haber dormido tan solo dos horas anoche, pero eso explica porque me quedé dormida sobre mi café esta mañana. Otra cuestión que podría ser la explicación de mi insomnio es que hoy es mi primer día en la nueva secundaria de la ciudad.
Estoy en tercer año y lo único que hago es dormir, lo sé, yo también amo mi productividad. Me salí de mi última escuela, ya que no me agradaba mucho ese lugar, y mucho menos la gente. Eran una gran maraña de personas huecas, sin motivación a superarse, aprender o estudiar, por tanto no lo soporté y me cambié a esta nueva escuela, inaugurada hace un par de meses.
Reposé en la bañera por media hora antes de salir de ella. Tomé una toalla y rodeé mi cuerpo con la misma. Alisé mis incontrolables rizos y me depilé las cejas (es normal que las chicas nos depilemos) y finalmente me dirigí a mi cuarto para elegir mi outfit para ese día.
Tomé unas mallas negras, sobre ellas un jean con la parte de las rodillas y muslos abiertas. Arriba un buzo con la inscripción "set me free." a la altura del pecho. Dejé mi cabello suelto hasta media espalda. Con ayuda de un peine tomé la mitad superior y la giré hasta lograr un mini chonguito que sujeté con un par de banditas para el pelo que estaban dispersas por mi gran escritorio.
Me puse mi mochila negra de cuero al hombro, despedí a mis padres, los cuales estaban desayunando tostadas con manteca y café, sentía un aroma delicioso y mi perro Jacob no demoró mucho en olfatearlo y pegarse a ellos en súplica de un segundo desayuno.
Y, luego de una larga mañana, me dirigía a la parada del colectivo.
Pasada media hora, llegaba un móvil abarrotado de gente. "Genial" me dije para mis adentros, insultando a todas y cada una de las personas entre dientes- Así fue como llegaría tarde mi primer día, ya que tuve que esperar otra media hora más a que el bendito colectivero llegara a mi parada con espacio para un par de personas que deberían haber llegado a su lugar de destino hace un par de horas. Y no es que esté enfadada con las personas que dedican su vida a conducir buses, sino que deberían haber más de ellos, para poder trasladar a todos aquellos que no pueden pagar taxis y conducir o comprar un auto.
Llegué a la escuela nueva, en un día nuevo, y con ropa vieja ( sigo sin entender porque pienso estas cosas, creo que soy demasiado detallista). Entré al salón, era amplio y claro. Los pupitres olían a barniz y las paredes se conservaban limpias. Habían unos cuantos alumnos con los celulares en el fondo, dos chicas al frente retocándose el maquillaje, muchos bancos solitarios y un chico junto la ventana al frente del lado izquierdo.
La vista desde esa ventana era preciosa, se veía el gran patio de la escuela cubierto con arbolitos que aún no lograban ser lo suficiente resistentes como para soportar el peso de los divertidos gorriones. Contemplé la vista desde el rectángulo de vidrio, hasta que más alumnos nuevos comenzaron a llegar, por lo tanto me acomodé detrás del chico y junto a su ventana.
Todo el día fue transcurriendo como cualquier primer día. Profesores presentándose, alumnos tímidos, nada de tarea y muchos libros por comprar.
Con todo lo anterior a mi favor, pasé el resto del día admirando al chico frente a mi. Su cabello era rizado y color castaño claro, con algún que otro mechón más claro que el resto. no pude apreciar del todo sus ojos, solo se que son verdes por fuera y grisáceos al centro y hacen juego con las pecas de sus mejillas. Se llamaba Isaac Duncan, o eso oí en la clase de matemáticas, cuando el profesor tuvo la brillante idea de que los alumnos nos presentáramos con quien se sentaba al frente y detrás de cada uno.
Isaac fue simpático, aunque en cada palabra notaba que su timidez y nervios aún estaban allí, ocultos.
Detrás mío había una chica, Ana Banks. Tenía cabello marrón con puntas más rojizas, claramente teñidas, en conjunto a sus ojos café. Ella era un poco más extrovertida y no le costo agradarme, hasta creo que yo también le agrado, intercambiamos números por si llegásemos a necesitar algo relacionado con la escuela.
Una que otra vez Ana me preguntaba sobre mí, cada duda que ella tenía era más ocurrente y rara que la anterior. Tengo la intuición de que Ana y yo seremos amigas en el futuro.
Cuando fue hora de salir saludé a Ana y me puse mis audífonos, sonó Perfect, de Ed Sheeran. Dirigiéndome a la puerta que da a la calle vi a Isaac y le hice un gesto de adiós con la mano, a lo que me respondió sonriendo.
Y, luego de un largo y agitado primer día, volví a casa en un colectivo lleno de gente que huele a día agobiado.
Abrí la puerta y Jacob era el primero en alegrarse en verme, agitaba sus caderas mientras intentaba escapar de casa.
Ambos merendamos galletas, aunque él no pudo degustar mi licuado de frutilla.
Subí a mi cuarto, me puse un pijama y me dispuse a escribir hasta que mis padres llegaran a casa con la cena. Las palabras fluían y se unían perfectamente en mi cabeza, como el bien y el mal en perfecta armonía. Escribí hasta perderme en las palabras, fundirme con ellas hasta convertirnos en un mismo ser.
Llevaba dos horas encerrada en mi cuarto cuando oí el sonido de mi celular, era Ana. Realmente esta chica tiene una personalidad demasiado activa.
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Holi, aquí Someone:
Bueno, esta es una pequeña obra que escribiré sobre la vida de Abby en su nueva secundaria, donde conocerá nuevas amistades.
Cómo habrán notado al principio, colocaré algunos de los escritos de Abby en la parte superior de cada capítulo, solo para lograr una intro.
Sin nada más que decir, me despido, espero que lo que escriba sea de su gusto, nos vemos en un par de días~
-Someone

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En busca de alas
Fiksi Remaja"Todos hemos pasado por aquella etapa de rebeldía adolescente, o al menos hemos oído hablar de ella, donde creemos ser los seres más sabios que han pisado este planeta, nos sentimos dueños de todo y de todos. A esto siempre llegan nuestros padres, m...