Parte 3: Luces y sueños.

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Con la noche cayendo sin remedio sobre Sticks y Tails, ambos debían pensar rápido para preparar un refugio y resguardarse de la inclemencia de la noche.

—Oh no, ya es muy tarde, creo que estamos demasiado lejos para llegar al volcán o para regresar, ¿qué deberíamos hacer? —preguntó con preocupación el joven zorro, que en su vida había estado tan cerca de la naturaleza sin ningún tipo de tecnología que le hiciera más fácil la vida.

—Tranquilo Tails, he vivido mucho tiempo en estas zonas, observada por agentes del gobierno... tu solo has lo que diga y tal vez no nos coma nada —exclamó la joven. Sticks intentaba reconfortar a Tails, aunque ese último comentario había hecho todo lo contrario.

—Espera... ¿qué?, ¿Que nos puede comer? —Preguntó asustado el zorro que tomaba una de sus colas con un poco de miedo.

—Nada nada, solo era para motivarte un poco —respondió la tejón cruzando los dedos en su espalda mientras no veía Tails.

—Necesitamos ramitas, hojas, aluminio y un tronco al menos para poder hacer un fuego rápido, Tails toma unas hojas y yo buscare lo demás —Ordenó rápidamente Sticks mirando hacia la nada.

— ¿Para qué necesitamos el aluminio Sticks? —preguntó maravillado y confundido Tails.

—Es obvio Tails, aquí los agentes del gobierno intentaran leer nuestras mentes Y QUERRAN CONTROLAR NUESTROS CEREBROS PARA REVELAR MIS SECRETOS, pero no lo logran, ¡NO LO LOGRARAN ¿ME OYEN?! —desvarió por completo Sticks. La tejón agitó su punto contra la nada, preocupando al zorro acerca de sus posibilidades de supervivencia.

Después de un rato, los dos chicos tenían lo que necesitaban, Tails había recogido una buena cantidad de hojas y las ramas, Sticks había traído el tronco junto a dos pedernales, pero sin aluminio, cosa que le alegraba a Tails en cierto modo pues no sabía para qué o de qué manera lo usaría.

Sticks hizo un círculo con varias rocas y colocó las ramas en posición junto a las hojas. Golpeo los pedernales y en un instante, logró encender un fuego. Tails estaba realmente sorprendido, él jamás había visto como se hacía fuego sin ayuda de un soplete o una lupa con el sol, era tan rudimentario, pero a la vez tan espectacular que dejó al zorro completamente estupefacto.

Tails observó sus alrededores, estaba absorto al mirar como la rojiza luz creaba figuras con las sombras de la selva, aunque al pasar sus pupilas sobre Sticks, no pudo separar su mirada de ella.

El tono cálido de las flamas dejaba salir algunas cuantas chispas, estas volaban saliendo de las ramitas que se resquebrajaban pasando frente a una descuidada tejón que no se había dado cuenta que le había robado el aliento al zorro.

Nuevamente el corazón de Tails volvió a acelerarse, se sentía mareado y confundido, pero a la vez feliz. Al zorro le empezaba a preocupar que tuviera una enfermedad o algo similar pues su cuerpo parecía hacer lo que le daba en gana, solo permanecía pasmado, observando los bellos ojos azules de la joven.

El cielo estaba estrellado, más allá de lo que la compresión dejaba entender, se creaba un juego de luces blanca y rojiza que parecía un color rosa pastel, Tails se sentía muy contento pues había visto más maravillas en ese día que en cientos de ellos bajo la fría y monótona luz blanca de las lámparas del taller.

—Esto es increíble Sticks, no sabía que vivir en la selva sería tan impresionante —exclamó con sorpresa el zorro mientras veía el cielo estrellado.

—Tiene sus ventajas, cuando no corres por tu vida, pero no hay nadie con quien puedas hablar... —respondió Sticks quien igual miraba al cielo. Tails olvidó que la tejón vivió mucho tiempo sola y que tal vez no tenía buenos recuerdos sobre eso.

Un día especial.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora