III

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-¿Entonces? ¿Qué dices?-Repitió una alegre pero nerviosa Elena.

-¿Hablas de ahora mismo?-Mateo estaba feliz pero su rostro sólo reflejaba miedo.

-No, ahora mismo no.-La morena hizo un ademán con las manos para restarle importancia al asunto.

-Oh, bueno.-Suspiro él.

-En seis meses.

-¡Seis meses!-Paso su mano por su frente sin saber que estaba pasando en ese momento.

-¡Que emocion!-La rubia comenzó a dar pequeños saltitos.

-Elena, ¿No crees que es algo muy pronto?- Isabel miro a su hermana con la esperanza de que entrara en razón.

-Creo que Mateo y yo llevamos el suficiente tiempo de conocernos como para dejar pasar más tiempo.

-Si pero...

-Mateo, ¿Me quieres?-Preguntó con esperanza la mayor de las princesas interrumpiendo abruptamente a su hermana.

-Elena yo... -Tomo aire para lo que estaba apunto de decir, miro a su alrededor y luego regreso su mirada a los ojos que le habian robado el sueño todas las noches desde el baile.-Estoy enamorado de ti.

Elena sonrió con alivio y lo miro con mucha ternura haciendo que él moreno se sintiera seguro de si mismo, este ultimo la tomó de las manos con delicadeza y depositó rápidamente otro suave beso en los labios de su amada.

-Entonces, ¿Qué dices?-Volvió a preguntar Elena, esta vez más sonriente.

-Si dices que no te golpeo.-Agrego la rubia en voz baja haciendo que Mateo soltara una pequeña risita.

-Así no.

La sonrisa de todos en la sala se desvaneció por arte de magia. Gabe entró en la habitación con la clara intencion de golpear al mago pero fue detenido por Isabel la cual lo abrazó por la espalda impidiendo que el pudiera hacer algo.

-¿Qué?-La voz de la morena apenas era audible, sintió como se le formaba un nudo en la garganta.

-Elena, he estado enamorado de ti desde hace unos cuantos años.-Mateo seguia tomando sus manos con delicadeza.-No tengo tierras y no soy dueño de algún negocio.-El moreno se fue hincando sobre su rodilla de a poco haciendo que Naomi soltara un chillido.

Sacó una pequeña argolla plateada con un pequeñisimo rubí haciendo que los dos faltantes chillarán de la emocion y que las lagrimas de Elena empezaran a recorrer suavemente sus mejillas.

-Este anillo es lo único que tengo, era de mi madre, pero si aceptas a este pobre mago que te ama como un loco, será tuyo, ¿Qué dices Elena? ¿Te casarías conmigo?

No hubo una respuesta audible, solo una sonriente Elena que se abalanzó a los brazos de Mateo para darle una cálido beso.

-Sí, claro que sí.-Dijo la princesa una vez que se dejaron de besar.

[...]

Y como por arte de magia, esa misma tarde todos en el palacio se enteraron del compromiso de la tanda adorable pareja. Todos estaban esperando el momento de la cena pues se  determinaría si se realizaría una fiesta para anunciar dicho compromiso.

Mateo nunca habia estado tan nervioso, Elena le habia pedido al personal del palacio que colocaran otro plato para que su actual prometido este presente en la cena. Ambos iban tomados de las manos hacia el comedor, el delicado sonido de los tacones de Elena era todo lo que se escuchaba en el corredor hasta que pararon frente a las puertas que los separaban de anunciar la hasta ahora, más importante noticia de sus vidas.

Sin matrimonio no hay corona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora