Siempre lloras en las fiestas?

4 OLIMPIA

-¿Y entonces cual es el primer paso? -pregunta Dakota una vez fuera de la cafetería.

-Como que cual es el primer paso, para que o que. -inquiere Alexis.

-¡Hay! -exclama Dakota. -como que para que, para desenmascarar a Olimpia y así deje en paz a nuestra amiga. -explica.

-Chicas, gracias. Pero creo que yo soy la que tiene que enfrentarla. -digo, tratando de persuadirlas.

-Ni lo sueñes querida, las tres estamos en esto. Ahora. Recuerden una para todas y todas para una. Lo dije bien, ¿cierto?

-Sí, lo has dicho bien Dakota. Solo que ya no tenemos seis. Recuérdalo. 

Alexis, suele ser demasiado hiriente cuando se lo prone. Con ella hay que irse con cuidado. -Gracias, pero ya les digo. Esto lo empezare yo y ustedes me ayudaran cuando sea el momento de acuerdo.

No les queda más que aceptar, se que ellas me harán fuerte cuando yo sola no pueda. Por eso son mis mejores amigas desde la infancia junto con Allen. Nos despedimos con un fuerte abrazo y un beso. Tomo la primera calle para irme en el metro, es más rápido y seguro. Bueno nuestra ruta del metro no es subterránea, como en otro lugares. Desearía que fuera subterránea. Una ves llego a la estación espero a que llegue mi ruta. Decido ponerme los audífonos, mi acompañante de esta tarde es Dua Lipa  ésta mujer es una estupenda cantante. Una ves llega mi tren lo abordo y elijo mi lugar, me gusta observa a la gente que va dentro del metro, no para criticarla ni mucho menos juzgar, solo me gusta ver sus emociones del día, así que me siento en uno de los lugares que en donde vas de frente a los demás y no en donde solo van a dos personas. En la segunda para del metro, sube él. El chico que regularmente casi siempre  me encuentro de camino a casa, y como en otro días más, me ve y se sienta frente de mi. Al principio me incomodaba que lo hiciera, después con el tiempo me he ido acostumbrado. Jamás hemos cruzado palabra más que alguna que otra mirada y sonrisa. Es guapo, pero nunca me atrevería hablarle. Quinta parada, he llegado a mi destino. Me pongo de pie y entonces él me dice adios con la mano. Siento que se me va el aire de los pulmones, sin más respondo a ese gesto le sonrió y bajo del tren.

A llegar a casa son más de las cinco, no encuentro a nadie en la sala. Subo a mi habitación, al dirigirme a el me doy cuenta de que la puerta de la habitación de mis padres esta entreabierta. Toco y escucho la voz de mi madre.

-Alena. -escucho que me llama.

-Hola. -me asomo. -¿puedo pasar? -pregunto.

-Que pregunta más tonta, pues claro que puedes hacerlo. Eres mi hija.-No digo más, y entro. Sin embargo desde que Olimpia llego me he sentido como una intrusa en mi propia casa y con mis padres. -Has llegado antes que tu prima. -Oír eso me alegra, el que ella no este aquí es agradable, aunque me duele que la haya mencionado y no haya preguntado por mi día antes.

-Ésta en otro clase. -es lo que respondo, me siento en el pequeño sofa que tiene frente a  su cama, mi madre esta ahi situada sobre su cómoda. -¿Que tal tu día? -pregunto.

Mi madre suspira antes de responderme. - Ya sabes lo normal, el trabajo. Tengo un caso nuevo y un poco complicado. -Eso explica el desorden de  todos eso papeles sobre la cama. Mi madre es abogada. -Tu padre no estará durante unos días, tuvo que salir de viaje. -me avisa.

Asiento, sin saber que decir o hacer. Mis padres solían dejarme sola por varios días y por ello yo me la vivía del tingo al tango con actividades extraescolares, sino era pintura, era teatro, natación, repostería u otra actividad que me mantuviera fuera de casa también, hasta que elegí únicamente el Ballet.

-Hola tía. -saluda Olimpia, sin llamar antes a la puerta. 

-Hola  Pía, justamente le estaba preguntado Alena por ti. ¿Qué tal tu primer día? -Mamá. Porque haces eso. Porque no me has preguntado eso a mí.

Tomo mis cosas y me dirijo a la puerta, no quiero saber nada más de esto. -Muy bien, sabes me he inscrito para la audición de un protagónico. -Es lo ultimo que escucho al cerrar la puerta. corro a mi habitación, aviento mis cosas y dejo deslizarme sobre la puerta.

En la cena, solo estamos Olimpia y yo, mi madre esta metida en el despacho de mi padre. Asunto, su trabajo es más importante. Trato de comer lo más rápido posible para poder dejar a esta bruja sola. -Y a donde fueron el viernes tú y ese alie...

-No le digas así. -la interrumpo. -además es algo que a ti no te importa.

-Bueno, quizá a mi no me importe, pero a  mis tíos si que les importa.

-Se los has dicho. -se mete un trozo de ensalada en la boca antes de contestarme. Se ha atrevido a decírselos.

-No todo, esa noche alguien te vio salir. -No es posible, aquel tipo si esta coludido con ella.

-Y no pudiste retener tu veneno y fuiste y se los contaste cierto.

-Alena, me preocupe por ti. Soy tu prima y ...

-Y te encanta que pelee con mis padres y ten encanta ser una lengua larga de primera. -Me levanto de la mesa, se me ha ido el hambre.

Justo cuando estoy apunto de abandonar el comedor la escucho hablar. -Únicamente lo sabe mi tía, a ella no le puedo ocultar nada. 

No le respondo, corro a la entrada y me hecho a correr. No me importa la hora que es, solo sé que no quiero permanecer un minuto más bajo el mismo techo que esa. Ahora entiendo porque mi madre se ha comportado distante conmigo hoy, los otros días no lo ha hecho porque estaba papá. La oscuridad me embarga, se ve muy poca gente en las calles. Empiezo a tener frío, mi suéter no es precisamente un buen abrigo. Me busco el celular, pero de inmediato me doy cuenta de que lo he dejado en mi habitación.

Quería marcarle a Allen, quizá el tendría un buen consejo. O al menos seria una buena compañía, camino hasta llegar al parque de la zona. Casi no hay nada de gente y no entiendo porque, tampoco es tan tarde. No tengo nada mejor que hacer, correría si tuviera mis zapatos para correr, pero no. Así que me siento en una de las bancas. Lo menos que quiero es llegar a casa ese el ultimo lugar al que desearía llegar hoy.