Simple y estresante: Te extraño

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Libro: La Batalla del Laberinto

Narrado por: Annabeth Chase

-Hemos de salir...

Comenzó diciendo Percy, pero se vio interrumpido por un estruendo que nos obligó a girar la cabeza hacia la puerta, que exploto y abrió un gran agujero. Una manada de perros-foca salieron a trompicones del hueco.

-Ponte otra vez la gorra ¡Y lárgate!- Me dijo Percy.

-¿Cómo?- El rostro me ardió de furia, nunca dejaría a ese tarado solo, y menos con una jauría de Telekhines detrás de él.- ¡No! ¡No voy a dejarte aquí!

-Tengo un plan.-Dijo con poca confianza- Yo los distraeré. Tú puedes usar la araña metálica. Quizá vuelva a conducirte hasta Hefesto, has de contarle lo que ocurre.

Un escalofrio recorrió mi espalda, si el plan no existía o si no funcionaba (cosas que eran bastante posibles), Percy moriría, moriría por salvarme a mí, no puedo vivir con ese peso.

-Pero ¡Te mataran!

-Todo saldrá bien.- Ambos sabíamos que no era así- Además, no tenemos opción.

Tenía la cara, seguramente, toda colorada de la rabia, por poco echaría humo por las orejas, Percy estaba a punto de sacrificarse por mí. No quería que eso sucediera, yo...yo lo necesitaba. Lo mire a los ojos, y percibí esa mirada perdida, confundida y asustada. Aunque tuviera miedo, él se iba a quedar allí para que yo me salvara.

Pensé en que, si esa era la última vez que lo vería, tenía algo pendiente.

Me acerque rápidamente y lo bese. Automáticamente sentí el mismo ardor que en la cara, en todo el cuerpo. Dioses ¿Por qué no lo había intentado antes?

Me separe de él, reprimí las lágrimas y sonreí- Ve con cuidado sesos de alga.

Me puse la gorra y me lo quede observando, tenía esa cara de estúpido con una sonrisa estampada en el rostro, mirando a la nada, había quedado atónito, completamente patidifuso. Pensé en darle una cachetada, pero creí que con el beso había sido suficiente.

Salí corriendo y volví a la oscuridad absoluta del laberinto. Cuando estaba a punto de activar la araña de Hefesto, escuche una explosión a mis espaldas, parecía un eco.

Cuando me di la vuelta, el hoyo por el que había pasado, ya no estaba, la entrada estaba completamente bloqueada. Corrí a la pared y empecé a golpearla, con mis manos, piernas, cabeza... El sudor me caía por los costados de mi rostro, pero no podía rendirme, aunque eso fue difícil cuando empezaron a dolerme los brazos hasta que se me entumecieron y era imposible moverlos.

Me derrumbe en el suelo y comencé a llorar, y no pude detenerme.

-Sesos de alga-murmure, tenía la voz completamente congestionada- sesos de alga está vivo...-dije intentando convencerme.

Una frase flotaba en mi mente, "Y perderás un amor frente a algo peor que la muerte"

Unos días después, regrese al campamento gracias a un invento de Hefesto (un intento de platillo volador brillante).

Llegue con la cara, notablemente, demacrada. En cuanto entre, vi que los semidioses me miraban con expresión de preocupación y miedo.

Aun sentía las huellas de las lágrimas en mis mejillas. Me pesaban los pies, en cada paso sentía un dolor que se extendía por toda mi columna vertebral. Y los recuerdos pasaban volando frente a mis ojos, recuerdos dolorosos.

Vi, nuevamente, las espaldas de Tyson y Grover partiendo, en su busca sin regreso, de Pan, el dios de la naturaleza salvaje.

Vi el desesperado beso con Percy, y el sonido lejano de la explosión, como si lo estuviera escuchando desde el campamento.

Inside the mind of a Wise GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora