Capitulo 8: Bruno y sus pesadillas.

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Narra Vilma:

Voy a ser sincera, desde que volví de nuevo a la ciudad en la que nací para estar al pendiente de Bruno y ayudarlo muchas cosas han cambiado. Y por eso mismo he tenido que alejarme de amigas que antes tenía, ellas creen que volví solo por el hecho de que conseguí un trabajo aquí, pero creo que no tienen ni la más mínima idea de la existencia de Bruno.

De hecho, había cortado casi al cien por ciento la comunicación con cada una de ellas y también con unos cuantos amigos de trabajo. Al principio, muy al principio me seguían buscando y no tuve más remedio que ignorarlos.

Ahora siento que los necesito a todos devuelta.

Pero luego pienso si es necesario pensar eso, porque significaría dejar a Bruno a la suerte. A pesar de que nunca me gustaba en lo que se metía no puedo permitirme que alguien sufra de esa manera. Y más todavía ahora que Bruno está sintiendo esa fuerza y esa esperanza para recuperarse.

Lo que más me enoja es que el ya estaría como si nada si no fuera porque lo controlan con un dispositivo que siguen sin saber cómo quitárselo.

Pero en estos momentos, que lo trae puesto, tiene bastantes pesadillas.

A veces se suelta llorando en medio de las noches o incluso gritando de una forma horrible. Sin contar todas las veces que lo hemos tenido que detener porque está dispuesto a levantarse e ir a matar a Lissa.

No se cómo ayudarlo, como calmar ese dolor. Janett parece ser la única que es capaz de hablar con el de manera que no termine causando toda una guerra o algo parecido.

Un día estaba en casa, Bruno estaba en su habitación haciendo quien sabe que cosa por lo que me tome la molestia de prepararme un rico té y además aproveche que era de noche para poder ver alguna película.

Me puse mi pijama y después me acosté en mi cama, en lo que buscaba una buena película para ver me di cuenta que tenía demasiados mensajes de Eva, justamente de una de esas personas que había pretendido dejar atrás.

Pero lo que más me extraño de su repentina aparición es que eran muchos mensajes mandados de un tirón, como si los hubiera escrito y luego guardado para usarlos en el momento indicado. Siempre supe que Eva era algo insegura y le daba miedo hacer muchas cosas, recuerdo perfectamente cuantas veces la tenía que acompañar a casi cualquier lado. Por esto mismo creo que soy de las pocas amigas que alguna vez tuvo.

Los mensajes decían algo así:

"¡Vilma! Emmm, Hola, espero que aun te acuerdes de mí."

"Sé que quizás has estado muy ajetreada estos días y pues... enserio te extraño".

"Aquí todo va de maravilla, pero enserio extraño esas juntadas en tu departamento donde solo veíamos películas, escuchábamos música y así je"

"Si me dejas decirlo, se me hizo algo grosero la manera en la que te fuiste. Simplemente un día te levantaste y nos dijiste a muchos que habías conseguido mejores oportunidades de vuelta en tu ciudad. Honestamente, nos hubieras avisado desde antes. Pero, en fin, no te hablo precisamente para decirte eso."

"Quería proponerte que si pudieras no se... pedir algunas vacaciones en el trabajo y volver por no sé, ¿una semana? Para volver a vernos".

"Al menos que de plano me hallas olvidado y tengas nueva compañía, enserio no quiero obligarte a hacer nada".

"En fin, supongo que donde te encuentras es un poco más de noche. Recuerda que siempre me puedes hablar Vilma, somos amigas".

"Si quieres llamarme en este momento, te aseguro que te contestare. Quiero escuchar mucho tu voz".

Su Último Recuerdo (MUO #3)Where stories live. Discover now