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Habían tenido una tarde inolvidable. Se la pasaron el día contando de sus vidas, fumando buena yerba, teniendo sexo, bebiendo vodka y riéndose a montones. Uno podía decir que eran una buena pareja, pero ni pareja ni buena. Quizás Alicia si quería eso, se estaba haciendo ilusiones tan rápido con Javier, estaba tan encantada con este muchacho que en cuatro horas ya sentía que no sería mala idea pasar los días junto a él.

Luego de que Javier se fuera, Alicia se fue a su dormitorio, sonriente, emocionada y agitada. Había amado su tarde, fue tranquila, no se preocupó de balaceras, ni clientes, ni pleitos. Fueron sólo él y ella. Se sentía en las nubes, con mariposas en su estómago recordando cada momentos juntos, cada roce de sus cuerpos, cada sonrisa traviesa, cada cruzada de miradas, cada cariño en su cabello. Se sentía enferma, enamorada y enferma. Sabía que no era lo que quería, pero se preguntaba ''¿por qué no si lo estoy disfrutando?''.

Al despertar de su plácido sueño se levantó a su nueva rutina escolar. Ya una vez del trayecto, dentro del establecimiento, luego de hablar todo lo de la tarde anterior con Jennifer, recibió un mensaje de un número desconocido. Quedó desconcertada con lo que leía. ¿Javier había caído preso?. ¿Cómo era posible?. ¿Sería verdad?. Preguntaba a cada momento en su mente si es que era cierto o no. Tenía mucho que descubrir. Primero, quién había sido quien le mando el mensaje. Y segundo, confirmar si era cierto.

Al salir de la escuela, llamó al número que le envió el mensaje. El primer intento fue fallido. El segundo, también. El tercero parecía tener esperanzas. Se tardó en contestar, como si se hiciera de rogar, hasta que lo hizo.

-¿Quién eres?. -preguntó Alicia, directa.

-Un amigo de Javier, fue por eso que te mandé el mensaje.

-¿Y por qué?. ¿Por qué se lo llevaron?. ¿Cómo te enteraste?.

-Ayer venía llegando tarde y se encontró con la banda que lo quiere ver muerto, se pusieron a pelear y Javier sacó un arma. Comenzó una balacera, yo salí a ayudarlo, peleamos juntos, pero cuando llego la policía, fue a él y a algunos de la otra banda a los que se llevaron.

-Comprendo. ¿Lo sacarán?.

-Le dijeron que tenía 24 horas ahí dentro, en calabozo. No sé que pasará luego con el juicio.

-Gracias. -colgó.

Se preguntaba si sería buena idea ir a verlo, aunque fuera unos pocos minutos. Sabía que era arriesgado, pero era casi imposible no estar preocupada por él. Pensó que era mejor esperar a que saliera, ya que si iba el periodo de visita es tan corto que no podrá hablar todo lo que quería hablar, aunque no supiera lo que era.

Al día siguiente, sábado al fin, recibió un mensaje temprano que decía ''quiero verte hoy, iré a tu casa a las 3''. Obvio que era de Javier, se alegró tanto que se levantó de inmediato, siendo las 9 de la mañana. Fue a ducharse y luego se preparó desayuno. Las llamadas hasta su puerta de sus angustiados clientes comenzaban desde temprano, estaba bastante ocupada ya a mediodía.

Mientras preparaba el almuerzo, el tiempo se le había hecho un segundo, y las tres de la tarde dieron al fin. Tocaron a su puerta y Alicia ya sentía las cosquillas en su cuerpo. Abrió con lentitud y tras la puerta estaba quien esperaba. Sonrieron al verse y él entró. La abrazó y depositó un pequeño beso en sus labios.

-¿Cómo estás?. -preguntó Alicia, preocupada.

-Bien, ¿y tú?.

-Bien también. ¿Cómo te fue?.

-Bien. Me dijeron que estaba en libertad condicional mientras dure la investigación.

-Me alegro que hayas podido salir. -sonrió, tocaron la puerta.

Alicia se asomo cuidadosa, venían a comprar yerba. Sacó de su bolsillo la bolsa de 5 gramos y guardo con cautela el dinero, cerró rápido observando con cuidado.

-Veo que tienes mucho trabajo. -comentó Javier.

-Es sábado. Esto comienza desde temprano. -soltó un suspiro y fue hasta la cocina para apagar el fuego y servir. -Ven, el almuerzo esta listo.

-Aparte eres chef. -bromeo y se sentó en el comedor.

-Soy de todo hoy en día. -depositó el plato frente a él en la mesa y alcanzó la puerta que sonaba nuevamente. La chica se paró bufando cansada, y abrió.

-¡Tato, eres tú!. -saltó alegre Alicia a los brazos de su amigo, que entraba con libertad a su casa.

-Tanto tiempo Ali. ¿Cómo has estado?. Hola, provecho. -saludó con cordialidad a Javier, quien le respondió de la misma forma.

-Bien, ¿y tú?. Te había extrañado mucho. ¿Cómo te fue allá?.

-Bien. Hice el dinero que quería hacer y mucho más. De hecho por eso venía. Haré algo pequeño entre nosotros los del grupo. Yo cooperaré con todo, pero no tengo casa.

-Tú sabes que esta es tu casa también. Hagámoslo aquí. ¿A quiénes quieres invitar?.

-Sólo nuestro grupo; Darling, Natalia, Oscar, tu y yo.

-Más él. -Alicia apuntó a Javier.

-¿Es tu novio?. -sonrió pícaro Tato.

-Algo así. -sonrió nerviosa.

-Pues entonces lógicamente está invitado. Mientras pise esta casa es parte del grupo.

-Eso me gusta. ¿Te quieres servir?. El almuerzo está recién hecho.

-Claro que sí, estoy agotado, vengo recién del viaje. Sírvame todo lo que quiera.

Javier miraba con discreción al amigo de Alicia, observando su apariencia, parecía una persona muy alegre y extrovertida, que conocía mucho mejor a Alicia que él. No le disgusto, al contrario, le llevo muy bien. Se sintió cada vez más con confianza, hablaron todo lo que duró el almuerzo, y eso le pareció bien.

-Bien, voy a mi casa. Muero por ver a mi madre. No vemos a la noche, y gracias por la comida. -se despedía Tato mientras salía. Alicia le despidió con una seña de manos al igual que Javier.

-Que alegría haberlo visto. -comentó ella al sentarse encima de Javier, en el sillón.

-Me cayó muy bien tu amigo. Es muy simpático. -sonreía alegre. -Oye, ahora que estamos solos, se me ocurren muchas cosas por hacer. -susurró a su oído, incitándole a la lujuria, a lo cual

Alicia no dudo un segundo, y le siguió el juego de miradas traviesas. Todo parecía excelente.

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⏰ Last updated: Mar 03, 2018 ⏰

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