Final

8 0 0
                                    


Una semana después, en su oficina, Míster Lee firmaba un acuerdo con Míster Kwon. Dadas las reglas, el haber matado a Jin Zhou Mi le daba pleno derecho sobre la casa Jin, pero decidió que absorberla y también a la casa Kuo era demasiado, así que vendió una parte a la casa Kwon.

—¿Está seguro de que no es problema su condición, Míster Lee?

Y es que Dong Hae aún no se había recuperado completamente.

—En lo absoluto, Míster Kwon, son magulladuras.

Ji Yong sonrió y se puso de pie.

—Espero que se recupere pronto.

Lee se puso de pie y ambos estrecharon las manos.

—Gracias.

Apenas salieron los Kwon, Dong Hae hizo una mueca. El torso seguía molestándolo cuando se levantaba bruscamente.

—Debería llamar al médico— dijo Hyuk Jae.

—Estoy bien.

—¿Está seguro?

Hae asintió y dijo que iría a tomar aire. Salió de la oficina, atravesó el pasillo y subió con calma las escaleras hasta llegar a la terraza. Pudo ver a Míster Park cerca del barandal con un cigarrillo en la mano. Durante toda la semana, Park Jung Soo pasaba de la azotea a su habitación y viceversa, a excepción del día del funeral: nadie supo en dónde estuvo.

El funeral de Míster Kim fue privado. Se colocó un perímetro de seguridad para evitar cualquier tipo de molestia y se rindió un homenaje en el salón principal. Pese a las historias acerca de la persona despiadada que comandaba la casa Kim, todos los miembros de la misma le tenían un profundo respeto y admiración.

Dong Hae se acercó al barandal, a un par de metros de Jung Soo, y miró al horizonte. Comenzaba a atardecer. Ninguno de los dos dijo nada hasta que anocheció completamente.

—¿Miss Kuo llegó bien a California?— preguntó Park.

—Sí, recibí una llamada de Han Chae Young y dijo que estaban instalándose.

Hubo silencio.

—Cuando era niño mi madre decía que mi padre había ido al cielo y se había convertido en una estrella que me cuidaba todo el tiempo—dijo Hae—. ¿Cree que el señor Kim se haya convertido en una? En cualquier caso, supongo que serían tres de ellas, ¿no?

Jung Soo ahogó una risa y miró al cielo.

—La gente como nosotros no va al cielo, Dong Hae, ni siquiera sé si tenemos un lugar a dónde ir después de la muerte. Solemos decir que se trata del infierno, pero no podemos estar seguros.

Hae siguió mirando al cielo.

—Bueno, él siempre dijo que era la estrella más brillante del universo, así que quiero pensar que aún lo es. Me habría gustado darle las gracias.

Jung Soo asintió y miró el cigarrillo en su mano.

—Era un huérfano— comenzó de repente. Hae lo miró—. Me refiero a Hee Chul. La mayoría de nosotros lo somos, cada uno tenemos nuestra propia historia acerca de cómo llegamos a la casa Kim en tiempos del anterior Míster Lee; por ejemplo, el guardaespaldas Choi. Estuvo a punto de convertirse en monje porque uno de ellos lo cuidó cuando su madre murió, pero un día descubrió al tipo haciendo algo que quizá yo no deba contarte. Si Won dejó el templo y de algún modo llegó aquí— se encogió de hombros—. A Hee Chul lo abandonó su madre y su padre terminó muerto porque debía dinero, el chiquillo quedó sólo a los tres años y cayó en una casa hogar. En algún punto el fantasma apareció y le complicó tanto las cosas que estaban por internarlo en un hospital psiquiátrico; logró escapar y creció en la calle. Un trastorno de personalidad múltiple es duro de llevar cuando no tienes hogar. Unos años después necesitaba dinero, robó el reloj de un hombre que resultó ser Míster Lee, éste decidió traerlo a la casa en lugar de matarlo. Conocí a Hee Chul y al fantasma que se convirtió en Míster Kim, crecimos juntos.

Hae recordó las últimas palabras de Kim.

—¿Qué hay de Kim Xí Chen?— respondió.

—No sé...— musitó—. Sólo una vez escuché su nombre— rio entre dientes—, pensé que el fantasma estaba traduciendo el nombre de Hee Chul al chino como parte de sus estudios de idiomas y que decía "mi nombre es Xí Chen" como un intento de darse un nombre real. Sabía que el fantasma era más cruel en ocasiones, pero nunca creí que fuera realmente otra persona... Hasta el día en que descubrimos al traidor. No tienes idea de lo mucho que me arrepentí por no haberlo tomado en serio.

Hubo un corto silencio. Dong Hae se mordió el labio y sacó un dulce del bolsillo, le quitó la envoltura y se lo llevó a la boca.

—No puedo creer que esté muerto.

—Mira a tu alrededor, muchacho: nadie puede— suspiró Míster Park—. La casa se siente demasiado silenciosa...

Dio media vuelta y comenzó a andar.

—¿Se va, Míster Park?

—Ya no tengo nada qué hacer aquí.

—¿Va a volver?

El aludido se detuvo.

—Tal vez. Vendré a evaluar tus progresos— sonrió para sí mismo y siguió andando hasta la escalera.

Park Jung Soo bajó las escaleras, atravesó el pasillo y tomó la maleta que había dejado en la entrada. Abrió la puerta y salió de la casa; afuera, un auto lo esperaba para llevarlo al aeropuerto. El auto arrancó y Míster Park miró la casa hacerse cada vez más pequeña hasta desaparecer por completo de su vista.

—Debes pensar que soy un monstruo— recordó decir una vez el pequeño pelirrojo.

—Es posible que ambos seamos monstruos— había respondido el rubio de la misma edad—. Tú compartes tu cuerpo con un fantasma que nació contigo— dos, se corrigió—; yo soy perseguido por los fantasmas de las personas que he matado. Seremos buenos amigos.

—Eres un tipo muy extraño.

—Mira quién lo dice.    

Lost StarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora