Capítulo 5

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—¿Crees que está mal darle más libertad?

—¿Sinceramente? Pienso que, si se excede un poco más, podría dejarnos en la calle, pero no está tan mal. Siempre ha sido muy emocional.

—Bueno, yo creo que podemos aprovechar algunas de sus acciones descuidadas. Revisé personalmente el expediente de Lee Dong Hae y, si bien no puedo decir que sea impresionante, pienso que puede ser útil de alguna forma. Hay muchos cabos sueltos con Kuo, pero si algo se presenta confío en que podremos con ello.

—Tengo plena confianza en su juicio, Míster Kim— dijo Jung Soo.

—Me halaga, Míster Park. Su presencia aquí ha sido bastante relajante para ambos. Tengo curiosidad, no pretende irse pronto, ¿no es cierto?

—Lo he pensado, pero me quedaré aquí un tiempo. También soy curioso y quisiera saber cómo terminará todo esto.

Alguien tocó la puerta de la oficina y Kim dio la indicación para que entrara. Habían pasado dos semanas desde que Hee Chul decidió ayudar a la casa Kuo y no estaban teniendo problemas inmediatos, solo unos cuantos rumores que Míster Park se había encargado de callar con todo gusto. Hyuk Jae entró con una carpeta de cuero café, hizo una reverencia y se la entregó a Míster Kim.

—El informe sobre Lee Dong Hae, Míster Kim.

Él recibió la carpeta, la abrió y leyó la primera hoja.

—¿Esa es tu respuesta? ¿Finanzas?

—Sí, señor. El chico es muy agudo, tiene un talento especial con los números y los negocios. El señor Choi que está al servicio del administrador lo elogió un par de veces por sus ideas, dijo que era un chico fresco.

Míster Park levantó una ceja y no dijo nada. Tenía mucha curiosidad con respecto al chico. No había tenido oportunidad de hablar con él, pero lo había visto un par de veces. Parecía un gánster con esa apariencia, fácilmente podrían enviarlo a cerrar tratos o hacer negociaciones al extranjero. Le recordaba un poco a Hee Chul cuando llegó a la casa, tenía una cara muy inocente al principio. Aunque Hee tenía otras cualidades.

—Está bien, revisaré esto. Puedes irte.

Hyuk Jae salió de la oficina y poco después Gun Hee tocó la puerta.

—Debería tomar vacaciones, Míster Kim, parece algo abrumador recibir visitas de forma tan recurrente— comentó Míster Park.

—Consideraré la oferta— dijo antes de mirar al recién llegado—. ¿Sucede algo?

Gun Hee tragó con fuerza. Sería más fácil si Jung Soo no estuviera ahí.

—Hay un problema, Míster Kim. Tenemos un desfalco de cuatro billones de won— la copa de vino de Kim cayó al suelo y manchó la alfombra blanca—. Casi todos los pagos a los clientes extranjeros deben hacerse en tres días y no tenemos dinero para efectuarlos.

Míster Kim se levantó agresivamente y miró a Gun Hee.

—¡¿Cómo perdiste cuatro billones de won, administrador?!— Exclamó—. No me vas a decir que te robaron la cartera, ¡¿dónde están los papeles?!

El chico le entregó las hojas y, apenas las miró, Míster Kim enrojeció de furia. Estaba a tres días de poner en juego su honor. Su palabra de llevar a cabo sus transacciones de la manera correcta (por más ilegales que fueran) estaba por ser cuestionada y no iba a permitir que eso sucediera. Arrojó los papeles al suelo con fuerza.

—Esto dice que ese dinero no está en mis cuentas bancarias desde mayo y si no me equivoco estamos a mitad de julio, quiero que me expliques por qué no sabía nada desde hace dos meses.

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