pink;; jyrus

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Después de un par horas en el parque de diversiones, ambos se habían hecho muy cercanos, habían hablado sobre ellos y contando historias, hablando sobre algún libro, serie o película que les gustase, aplicaciones favoritas y por supuesto, se la pasaron casi toda la tarde subiéndose a las atracciones o jugando a algún juego de carpa ganando unos cuantos premios.

_¡Que lindo oso de peluche!. _dijo Cyrus emocionado como un niño pequeño señalando a un gran oso marrón con un moño y sombrero color negro

Jonah solo volteó a verlo apretando sus labios para no reír.

_Te lo ganaré para ti. _termino por decir acercándose a la carpa donde se encontraba el oso

_Pero le tienes que dar a todas las latas, eso es casi imposible. _hablo el peli-negro tomando a su amigo del brazo

_Si tu lo quieres, te lo ganaré, no creo que sea tan difícil.

Cyrus quedó algo sorprendido por la respuesta, pero rápidamente una sonrisa se instaló en su rostro cuando vio al castaño remangarse las mangas de su camisa y tomando las pelotas de tenis.
Levantó un poco su brazo y en un movimiento rápido lanzó la pelota, pero esta golpeó la pared.

_Vamos Jonah, tu puedes. _murmuro el peli-negro cerca del oído del contrario, este saco su lengua y lanzó otra pelota golpeándole a la primera lata_ ¡Si!

Tomo la última pelota y la lanzó está vez con un poco más de fuerza derribando todas las latas de la madera. Cyrus levantó los brazos emocionado y se lanzó hacia su amigo dándole un pequeño beso en la mejilla, muy cerca de los labios.

_Toma tu oso, niño. _dijo el señor entregándole el oso a Cyrus

_¿Que fue eso?.

_¿Que fue que?.

_El beso.

_Oh, solo te quería decir gracias, de una manera diferente. _dijo Cyrus mientras abrazaba al oso y sonreía_ Espero que no te haya molestado

_No me molestó. _respondio Jonah mientras también sonreía y se tocaba donde Cyrus le plantó el beso

_Que bien. _hablo mirándolo_ Creo que ya está oscureciendo, será mejor que nos vayamos

El castaño asintió con la cabeza aún sonriendo y salieron del parque.

_Si quieres puedo acompañarte a tu casa. _propuso Jonah_ Y yo después voy a la mía

_Esta bien.

Empezaron a caminar los dos en un completo silencio, el peli-negro de vez en cuando volteaba a ver a su amigo disimuladamente, luego de un rato empezó a llover haciendo que ambos chicos se alarmen y empiecen a correr.
Y de un momento a otro, Cyrus se encontraba en el suelo completamente embarrado junto a su oso.

_Ven, te ayudo. _hablo el castaño tomando a Cyrus del brazo y ayudándolo a levantarse_ Tu ropa

_No te preocupes, la lavo cuando llegue a casa, y gracias. _termino Cyrus, una sonrisa de complicidad en su rostro mientras miraba a Jonah y seguían caminando, este último tomando el oso de su amigo y quitándole el barro

_Se arruinó.

_No seas exagerado, lo lavaré.

Miro al castaño con burla y le arrebató el oso de las manos mientras empezaba a correr siendo seguido por su amigo.

_¡No me alcanzas!. _grito echandose a reír mientras lanzaba al oso en el aire y lo atajaba al momento, su amigo lo tomo del brazo_ Ah..

_¡Te alcance!. _sonrio mostrando sus hoyuelos tomando al peli-negro del rostro

Cyrus moría de nervios cuando, por fin, abrió los ojos en ese momento y se encontró con los perfectos ojos de su amigo. El peli-negro casi se murió ahí mismo, ¿podía existir un ser tan perfecto?, hasta esos pequeños detalles estremecían al chico desde sus pies hasta su cabeza.

Jonah.
Y para que decir lo hermoso que se veía Cyrus en rosa y con falda.

Esa noche lluviosa paso entre miradas y sonrisas nerviosas, de vez en cuando el castaño se desviaba de los ojos de su amigo hasta su boca.
Tal vez fuesen hormonas de adolescente de Jonah pero el sentía tantas cosas hacia el chico al tenerlo tan cerca, casi rozando su nariz, sentía deseos, sentía admiración y mucho amor.

La tensión entre ambos era gigante.

Ambos querían hacer algo pero, ¿Y si el otro lo rechazaba? ¿Y si era muy pronto? ¿Y si alguno de los dos salía corriendo?.

Jonah volvió a mirar a los ojos a Cyrus, quién tenía las mejillas algo sonrojadas al sentir la respiración de su amigo tan cerca. Pero cuando sonrió fue cuando el chico se dio cuenta que podía dejar de respirar por unos minutos.

Y no podía estar más feliz.

El castaño fue quién, minutos después, corto toda distancia entre los dos uniendo sus bocas en un casto beso.
No hace falta decir que Cyrus estaba rojo, sus orejas y sus mejillas parecían tener un color de un tomate maduro o de una salsa picante. El chico se maldijo mentalmente por no saber besar, moviendo sus labios de forma tímida, persiguiéndolo y batallando en el intento.

Y es que ambos no podían estar más inseguros de lo que hacían, en plena calle y totalmente empapados.

El peli-negro sintió los labios de su amigo acariciar toda la comisura de los suyos, sus manos tocándolo, es una sensación que nada ni nadie más podría darle, sentir su perfume y el sabor a menta de su boca.
Jonah solo sintió timidez y cariño en los labios del chico, sintió la respuesta para todas esas preguntas que constantemente se hacía cuando veía al chico de rosa, sin embargo, en estos momentos solo podía pensar en lo que estaban haciendo y solo en eso.

Se sorprendió cuando su amigo fue quién tímidamente le dio la invitación a algo más apasionado abriendo su boca para que pudieran explorarlas, y es que el contrario no es que no quería negarse, solo sintió muchos nervios, pero siguió. Dándole paso a su lengua al interior de la boca del peli-negro tocando cada rincón de su cavidad bucal, dando unos movimientos un poco más bruscos sobre los labios de su amigo. Cyrus quería llegar lejos con sus bocas, aún si estaban en plena calle con algunas personas pasando con sus paraguas y volteando a verlos, pero a ambos eso poco le importaba, solo querían disfrutar su mejor, y primer momento, en esa noche lluviosa de un lunes.

Cyrus rodeo sus pequeños brazos sobre el cuello de su amigo acercándolo un poco más a este, mientras Jonah acariciaba y tocaba la cintura y el vientre del menor de vez en cuando colándose debajo de su abrigo ambos devorándose con la boca.

Por primera vez sintieron que tenían el mundo en sus manos.

Cyrus sintió que estaba siendo, realmente, muy feliz, por primera vez.

Y de todo eso, había una cosa en la que estaba seguro: ese beso fue tan intenso y dulce, como el rosa.