Esperar a que Carla terminara su show tomó más tiempo de lo estimado. La bar ténder y Flor no hablaron mucho más después de que le entregara la bebida; y es que estaba demasiado ocupada en el otro extremo de la barra como para si quiera voltearla a ver de re ojo.
Flor iba como a la mitad de su bebida cuando se percató de la figura de otra chica acercándose lentamente hacia la barra. Ya con más luz reflejándole el rostro, las finas facciones y los mechones rubios de Miranda se hicieron notorios. El corazón de Flor se aceleró al instante, y es que ésta era la primera vez que veía a su hermana frente a frente en años.
Sin embargo, el rostro de Miranda no se veía tan angelical como otras veces. Había unas ojeras muy marcadas bajo sus ojos y éstos mismos, que usualmente tenían un tono azul precioso, ahora estaban un poco rojizos y afligidos, como si hubiera estado llorando apenas unos minutos antes.
Flor, obviamente preocupada, estaba por llamar la atención de su hermana con un movimiento de manos, pero una extraña interacción entre Miranda y la bar ténder hizo que guardara silencio y simplemente observara.
Miranda ajustó un poco los cordones de su chaleco y se aproximó a unos clientes que ya tenían el dinero en sus manos al otro extremo de la barra, justo al lado de la colorada. Como ella, Miranda empezó a tomar órdenes y a repartir botellas de cerveza, sin embargo, no lo hacía con la agilidad de la otra mujer. Sus movimientos eran desganados y la sonrisa que les repartía a los clientes más falsa que el cabello de los productores que habían rechazado a Flor hace unos días.
La pelirroja también pareció percatarse de eso y es que rápidamente dejó lo que estaba haciendo y giró su cuerpo completo para quedar frente a la otra chica que seguía teniendo problemas para abrir una botella. La más alta la miró de arriba abajo, negando con su cabeza. Por el contrario, Miranda tensó su mandíbula. Flor inmediatamente supo que su hermana se puso nerviosa, y es que entre esas dos, por alguna razón, había una muy clara tensión.
- "Por fin decidiste aparecer." - la de cabello rojizo finalmente habló, pero no de una manera muy agradable. Flor empezaba a entender que éste tono burlón y sarcástico, al parecer, era muy habitual en ella. - "¿Será que después de todo ya recapacitaste y dejaste a ese idiota o simplemente te dio permiso para venir?"
Flor no estaba entendiendo nada de la conversación. Primero, ¿Quién era ese idiota que la bar ténder mencionó? Y segundo, ¿Qué tipo de relación tenían estas dos? Porque a simple vista no parecían solamente compañeras de trabajo, pero tampoco parecían amigas íntimas.
Miranda siguió repartiendo cervezas y tomando el dinero de las manos de los clientes, pero el comentario de la otra chica pareció afectarle. Flor la observó tomar una bocanada de aire y soltarla con rudeza. - "No empieces, ¿Sí? No estoy de humor."
- "¿No estás de humor? Para dejarte pisotear y maltratar no deberías de estar de humor nunca." - la colorada espetó firmemente. Varios clientes querían llamar la atención de la chica para que les sirvieran sus bebidas, pero ella los ignoraba. - "Se supone que tenías que haber estado aquí desde hace dos horas, pero no, ¿Para qué trabajar cuando se puede estar sufriendo por alguien que no te merece verdad?"
Miranda finalmente dejó lo que estaba haciendo y se giró en dirección a la pelirroja. Flor no podía ver sus gestos, ya que le daba la espalda, pero estaba casi segura de que su hermana estaba mordiéndose el labio inferior y con los ojos acuosos a punto de llorar. Al menos eso era lo que solía hacer cuando estaba enfadada, molesta, nerviosa o agotada.
- "¡Que me dejes en paz!" - Miranda elevó la voz, ocasionando que la pelirroja parpadeara un par de veces ante la sorpresa y que los hombres presentes en la barra hicieran ruidos y aplaudieran aprobatoriamente, como si ver una pelea entre dos mujeres fuera el mejor de los espectáculos. - "No me interesa escuchar tus comentarios ni consejos acerca de lo que debería o no hacer con mi vida. Estoy cansada."
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Amnesia. {Flozmin}
Fanfic¿Podría un día ir peor? La respuesta es sí, las cosas siempre pueden empeorar y Florencia Estrella es una prueba viviente de ello. Sin embargo, siempre habrá algo que alumbre hasta los más oscuros días; ya sea un reencuentro familiar, una invitación...