— ¿Nos vamos a fugar? —exclamé, sin dejar de besarle.
—Sí, nos vamos a fugar—dijo, chasqueando la lengua, y dejó que me lanzara encima de él, dominada por la emoción. Cuando me di cuenta de que estaba sentada en su regazo, no supe cómo había llegado allí.
Le besé una y otra vez… y de pronto las risas desaparecieron. Al cabo de un rato, las sonrisas también acabaron. Los besos pasaron de ser un juego a algo mucho más serio. Cuando me aparté y le miré a los ojos, su mirada era intensa, profunda.
Recordé a Harry y…
-Jaden- dije separándome- eres mi hermano…
-si nos fugamos- me contestó- no lo seremos…
Jaden me agarró con fuerza. Dejé que mis zapatos cayeran al suelo, emitiendo una breve melodía al impactar en el suelo. Sentí las piernas de Jaden situándose debajo de mí en el momento en que él también se quitaba los suyos.
—estamos haciendo un montón de cosas malas, señorita Smith.
—Tú eres el hermano mayor, Te echaré la culpa.
Él soltó una risita traviesa. Sus labios recorrieron mi cuello. Le quite la camiseta, mis dedos recorrieron su vientre, acariciando su musculatura.
Tocó mis muslos debajo de la tela de mi short
-Jaden… te amo
-¿Qué dijiste?
-que te amo…
-¿una vez más por favor?- dijo emocionado.
-te amo Jaden Smith ¡te amo!
-y yo también ___ Smith te amo con toda mi alma
Me levante jadeando de la cama.
No, no podía ser ¿que acaso nunca se iba a borrar de mí mente?
Sí, lo admitía, no había hecho bien, pero ¿quien lo hizo? Todos hicimos mal, Harry, Jaden, mis padres, y yo. Yo fui la que empezó todo esto. Si tan sólo no le hubiera pedido a mí hermano que durmiera conmigo, si tan sólo no lo hubiera incitado a besarme, tal vez sólo talves las cosas podrían haber sido diferentes.
Una sensación de asco, pesar y suciedad se impregno en mí.
Temblorosa, salí de la cama, dejándolo que durmiera, respiraba lentamente y tenía el rostro en perfecta calma.
Camine hacia el baño. Sabía que lo que sentía no podía quitarlo con agua, pero aun así, entré al oscuro cuarto y encendí las luces.
Se sentía tan sólo sin el a mí lado. Sin sus sonrisas alegres, diciendome que todo estaría bien.
Suspire. Me acerque a la regadera y la abrí.
Mí camisón se deslizó por mí piel, cayendo en el piso en un ruido sordo, poco después mí ropa interior lo hizo también. Me adentre en el agua fria.
El tiempo se disminuyó, me ayudó a pensar, cerré los ojos y dejé que la oscuridad me llevara con ella. Para mí, pasaron horas hasta que escuché la puerta abrirse, la misma melodía que hizo mí ropa al caer, lo hizo la de el. Sentí su cuerpo atrás de mí--¿___?
Seguí dónde estaba, no muy segura de que hacer.
- yo-yo... Sólo tuve en pesadilla- le contesté, aún si voltear.
- no te preocupes- declaró- a veces, también las tengo...
Se acercó más a mí, ahora el también estaba bajo el agua. Me abrazó por detrás, ahora podía sentir cada parte de su cuerpo. Su piel contra mí piel. Me di vuelta para quedar pecho contra pecho.
- tú... - murmure con lágrimas en los ojos que la regadera se llevó consigo-¿no me dejarás?
- nunca- dijo solemne.
-¿lo prometes?
- por mí alma- prometió y me beso tiernamente bajo, lo que me pareció, lluvia.