Buscando lo que no se me ha perdido

CAPITULO 54

Aracely

-quieres explicarme que fue todo eso? - menciono molesto

-no hay nada que explicar, ya escuchaste todo- mencione

-te parece que no merezco explicaciones, me entero así, de todo y nisiquiera te disculpas.

-no tengo porque disculparme.

-cuanto tiempo tienes- preguntó

-no te interesa

-puede que todavia estes a tiempo.

Lo escuche y reflexione unos momentos, no podia creer lo que me estaba insinuando.

-a tiempo de que?- grite- ni se te ocurra mencionarlo, no tienes derecho a opinar sobre mi vida.

-claro que tengo derecho, por Dios, mirate, no tienes tiempo ni para nuestros hijos, ahora vas a tener tiempo para un bastardo- menciono

Me llene de furia, no podia creer que lo había dicho- por lo menos les dedico mas tiempo que tu- mencione levantando mi mano y con todas mis fuerzas la estrelle contra su mejilla. El golpe lo asombro, nunca lo habia hecho con tanta furia lo vi acariciarse la mejilla mientras se acercaba a mi tomándome del brazo.

-no vuelvas a pegarme- menciono apretandome.

-y tu no vuelvas a faltarme al respeto- mencione safandome de su agarre.- y largate de mi casa, no quiero que vuelvas a entrar así.

-te recuerdo que esta es mi casa- menciono.

- perfecto,  me largo yo- tome mi bolso, mis llaves y salí de ese lugar.

Me sentía mal subí a mi auto y comencé a dar vueltas por todos lados, no sabia que hacer, la rabia me sobrepasaba. No queria que el supiera y tampoco era el momento que mi madre se enterara. Sentia como mi mundo se caía a pedazos. Sentí mi celular vibrar, miré,  un mensaje de david. Suspiré y apague mi telefono.
Recordé que hoy estaría con su mujer y yo no podía evitar llenarme de furia al pensar en eso. Inevitablemente lagrimas corrían por mis mejillas, me sentía mal y no podía evitarlo estaba sensible y solo necesitaba no estar sola pero me di cuenta que justo en ese momento ya no podía contar con nadie.

Miré la hora ya habían pasado dos horas desde que salí de casa, mi telefono volvió a vibrar y esta vez era mi madre, a ella siempre le tenía que contestar, por si era algo de los niños.

-hola - mencione

-dónde estas?- preguntó

-en el auto.

-vuelve a casa, me preocupa que andes sola por la calle.

-no me quiero cruzar con el

-ya se fue.

-está bien.

Colgué puse el auto en marcha y tome el camino de regreso a casa.
Al llegar subí directamente a mi cuarto y me recoste en la cama, tebia muchas nauseas y el estomago revuelto, tanto que en tres ocaciones tuve que ir al baño a deshacerme de todo lo de mi estomago. Volví a recostarme, mis lagrimas caian, me sentia pesimo necesitaba algo que me calmará el malestar, mamá siempre me hacia un té de hiervas me levante para ir a la cocina a prepararlo, mientras me ponia las pantuflas sentí un golpe en la puertam

-Se puede? - pregunto mi madre

-Adelante - mencione limpiando un poco mi cara

Note como la puerta se abria y aparecia mi madre con una taza humeante en las manos. Acercandose a mi.

-tus arcadas se escuchaban hasta la cocina- susurro- pense que necesitarias estó- menciono estirando la taza.

Alce mis manos y la recibí. Tan solo el olor me hacia sentir bien.