4

2.5K 205 17
                                    

  Estaba conteniendo mis ganas de reír viendo como Camila casi echaba humo con el comentario de mi amiga. Luego me miró a mí con grandes ojos y una mirada asesina. Sabía muy bien que estaba pensando que yo era la novia de Lucy. En ese momento tanto Lucy y yo eramos dos lesbianas asquerosas y atrevidas en su cabeza.

__ Con permiso... __dijo antes de retirarse.

Lucy y yo seguimos preparando la exposición durante una hora y media más hasta que Verónica la llamó para exigir atención de su parte en su departamento. Se despidió, salió del café y yo estaba a punto de hacer lo mismo cuando la voz de Camila me detuvo.

__ De verdad qué bonita pareja hacen! En serio no deben tener vergüenza para ir insinuándole a todas estando juntas. Me dan asco.

No tuve tiempo de responderle porque volvió a entrar Lucy.

__ Oh y Lauren ! Vero quiere que le devuelvas el disco de The 1975, no lo olvides. No hagas que mi novia se enoje, eh! __ me advirtió.

__ Dile a tu novia, __ insistí mirando a Camila con ganas de reírme.__ que primero tengo que acordarme donde lo metí. __ terminé de decir mirando a Lucy.

__ Estás loca, no le diré eso, si quieres que te mate, hazlo tú! Bueno, nos vemos! __ nos reímos y ella salió.

Volví a mirar la expresión descompuesta y avergonzada de Camila.

__ Estuvo muy bueno el capuchino. Hasta luego. __ di unos pasos para irme antes de volver a mirarla. __ Ah, y yo no tengo novia. __ le guiñé un ojo y salí.

   El padre de Camila volvió la semana siguiente y ella volvió a sentarse en la misma mesa para hacer sus tareas. Todo volvió a la normalidad pero un par de semanas después, Camila volvió a acercarse a mi mesa. Esta vez no solo se acercó, simplemente se levantó de su silla, caminó hasta mi mesa y se sentó frente a mi sin permiso, haciendo que alzara la vista.

__ Por qué ya no me miras? __ La pregunta me tomó por desprevenida. Hablaba con una mezcla de molestia, nervios y desesperación. En ese momento supe que nunca dejaría de gustarme aunque esté loca.

Por primera vez tuve que pensar un instante antes de contestar.

__ Por qué ya no sirven cruasanes?

__ Qué? No me contestes con otra pregunta que además no tiene nada que ver.

__ Perdón, pensé que era una ronda de preguntas. __ sonreí.

__ Quiero una respuesta. Por qué ya no me miras? __ volvió a preguntar más tímida.

__ Está bien... Pues así como un día decidieron dejar de hacer cruasanes, yo decidí dejar de molestarte.

__ Entonces lo hacías por molestarme..?

__ Ya te dije por qué lo hacía, luego tú me dijiste que te molestaba.

__ Pero eso no te importaba antes. __ me encogí de hombros.

__ Me imagino que simplemente perdí interés.

Se quedó callada, mirándome un instante. Ya no tenía esa mirada de desprecio, ahora solo parecía estar perdida en sus pensamientos. Finalmente se levantó para irse.

__ Hey, yo también quiero una respuesta. __ le dije. Me miró confundida unos segundos.

__ Ah... No sé, no me interesan las decisiones que toma mi padre en su trabajo.

   Otras dos semanas pasaron hasta que... No, esta vez no se acercó a mi mesa, tampoco la volví a mirar demasiado y tampoco me insultó. Ese día, no estaba sola. Su hermanita estaba con ella y estaban hablando mientras intentaba concentrarme para estudiar.

__ Me la enseñarás? __ escuché la voz de la niña detrás de mí cuando llegaron juntas.

__ Si...

__ Hola hermosuras, qué hacen por acá? __ preguntó su padre.

__ Papá, siempre vengo a estudiar aquí por si aun no te diste cuenta... __ dijo Camila con una pequeña risa. __Y Sofi quiso acompañarme hoy.

__ No vas a poder estudiar tranquila entonces. __ se rió su padre.

__ Bueno ya Kaki, tenemos cosas que hacer, recuerda! __ exclamó la pequeña.

  Las miré, por curiosidad y vi que Camila ya me estaba mirando. Apartó rápidamente la mirada ruborizándose y sonreí. Vi a la pequeña, que por cierto se parecía mucho a ella, y volví a concentrarme en mis apuntes.

__ Ven, Sofi...

  Volví a alzar la mirada y vi que en vez de sentarse en la mesa de siempre, Camila se dirigió a la cocina con su hermanita. Reapareció unos minutos después sin la niña y se sentó en el lugar de siempre, sin mirarme.

Volví a negar con la cabeza antes de seguir tomando mi capuchino.

__ Buenos días. __ vi a la pequeña Sofi a mi lado, mirándome con una sonrisa. Se había puesto una camiseta de mesera que le quedaba grande y tenía algo envuelto en las manos.

La Chica del Café Donde viven las historias. Descúbrelo ahora