capítulo 3

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Ratón que llevaba ya tiempo escondido salió sigilosamente de la habitación de ese ser tan desagradable solo de recordar lo que sucedió le daban ganas de vomitar, corrió hasta llegar a la casa del único animal en el que podía confiar, su amigo burro. Toco desesperadamente la puerta de la casa de su amigo, a los pocos minutos un burro con su piyama puesta y medio  adormilado apareció en el umbral de la puerta; se sorprendió de ver a su pequeño amiguito a esas horas de la madrugada, rápidamente lo dejo entrar, ratón como pudo le explico lo que había sucedido y lo que tenía planeado hacer por recuperar la libertad de su familia: burro le aconsejo que tuviera mucho cuidado y no se confiara de nadie, también le dio provisiones para el largo camino que tenía que recorrer. No iba hacer fácil la travesía, pero su corazón tenia esperanza una esperanza que había perdido hace tiempo atrás; aquella época donde podía ser lo que quería sin imposiciones de nadie, era libre y feliz.
 
El burro le dio todo lo necesario, tenía que marcharse antes del amanecer para que nadie sospechara. Su amigo lo acompaño hasta los límites de la arboleda donde solo podía seguir él solo: su amigo tenía muchas dudas y temía por la vida de su pequeño amiguito.
Ratón -- lo llamo su amigo con un deje de súplica en su voz.
Si, que pasa burro, te noto nervioso --   le contesto su amigo ratón.
—No quiero que te suceda algo allá solo e indefenso, hasta el alcalde le teme.
—Si, lo sé pero por eso no me voy a rendir, sé que este es mi destino, lo que la vida en si tenía preparado para mí; y ahora no puedo dar vuelta atrás, no cuando he llegado hasta aquí, no cuando he visto morir a mis amigos en manos de ese monstruo.—le contesto  el ratón con una seguridad y pasión en su voz, que el burro al escucharlo su corazón se emocionó como nunca antes, aquella pasión que tenía el ratón por ver a su familia libre era más fuerte que las cadenas del miedo  que lo tenían preso hasta ese momento, vio en ratón como sus ojos se volvían más brillosos, una luz iba creciendo en su interior,  era la luz de la libertad, una luz que albergaba esperanza, que brillaba más que el sol o la luna en su máximo esplendor. Y comprendió que era su destino, era la razón de su vida para lo que había nacido.

Después de llegar a la frontera de la arboleda,  donde los árboles se volvían más oscuros con un follaje casi negro. Burro con tristeza se  despidió de su pequeño amigo sabía que volvería, pero a los peligros que estaba expuesto en ese bosque que nadie se había atrevido a cruzar por miedo a las criaturas que existían en aquellos bosques y a lo desconocido que albergaba aquellos parajes.

Ratón sintió miedo, pero a la vez una adrenalina que le recorría por todo su cuerpo, sus sentidos estaban más sensibles que nunca, podía escuchar todos los sonidos de diferentes animales a una gran distancia, nunca en su vida se sintió tan vivo como hasta ese momento.

Se despidió de su amigo, le prometió que tendría mucho cuidado que no se preocupara, que estaría bien. Burro se fue alejando de ratón mientras que su pequeño amigo se adentraba en aquel bosque tan oscuro.

Hasta que no pudo verlo más se marchó con el corazón compungido de vuelta  a su casa.

Mientras tanto ratón miraba maravillado aquel bosque tan oscuro, casi la luz del sol no entraba por lo tupido de su follaje, miraba cada cosa que pudiera alcanzar su vista, había seres muy extraños que nunca había visto en la vida, pues tampoco había salido del bosque encantado, lo que conocía del mundo era muy poco, había seres que volaban en la oscuridad y estas brillaban con una extraña luz que salían de ellas, también seres que dormían colgados de los árboles y tenían alas con las que cubrían sus cuerpos del frio, se encontró en su camino una bandada de animales que poseían una hermosa voz con la que se deleitaban entre ellos. Nunca había escuchado algo tan hermoso en su vida, pensó como seria vivir entre aquellos parajes con toda su familia, lo alegres que serían compartiendo con todas aquellas criaturas extraordinarias y por un momento se olvidó de su realidad y se permitió soñar como serían sus vidas de diferentes si vivieran en aquel lugar. Continuo con su camino sin perder el rumbo, tenía que llegar al pie de la montaña donde vivía el águila negra, travesó grandes ciénagas y pantanos donde la vegetación crecía escasa en esas áreas del bosque; a veces se le dificultaba el camino por su tamaño y tenía que esforzarse el doble si quería lograr su objetivo y cruzar el bosque lo más rápido posible.

LA  AVENTURA DE RATÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora