Lóbrego

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- "-Priva. -Articuló la palabra antigua para referirse al licor como si le gustara el sonido-. Sí, recuerdo esa. Y «agua reconstituyente», «bebedizo» y mi palabra favorita, «matarratas»."–recitó Mike contra su oído, tan cerca que lo estaba estremeciendo con cada palabra que modulaba, en ese momento hacía un tono ligeramente francés y parecía disfrutar vocalizar las palabras de ese personaje con lenguaje tan rimbombante.

- Ese tal Louis-Cesare me recuerda a ti. –comentó Pete, manteniendo el tono neutro e indiferente en su voz.

Todo gracias a los años que llevaba perfeccionando su técnica de fría distancia y que venía muy útil en una situación como en la que se encontraba en ese preciso momento. Completamente desnudo y abrazado tan íntimamente ¿Qué le quedaba? La indolencia. La consagrada máscara de solemne apatía, aun cuando hablaba de un personaje.

- Ese personaje... –continuó el gótico- Tan bien portado, noble y seguro de sí mismo. Pero en especial encuentro similitudes entre ustedes por su forma de hablar. Aunque lo admitiré, hasta ahora me agrada la protagonista. Va en contra de todo lo establecido por ese mundo, es grosera, violenta y no deja que la calentura del momento le corte lo sagaz.

Mike soltó una pequeña risa, lo hizo tan bajo que casi sonó como un siseo contra el oído del gótico y lo erizó con más fuerza. Ese era el problema, quienes estaban seguros de sí mismos, sabían cómo meterse en la piel de las personas, enredarse en sus centros y ser completamente perfectos.

- "Lo miré fijamente" –continuó el vampiro, pasando al narrador en primera persona de la protagonista- "tanto por la rareza de escuchar aquellas palabras con su acento como por darme cuenta de que algunas de las palabras coloquiales que decía no eran lo que se dice actuales. Fruncí el ceño. Gracias Mircea. Si el conocimiento de Louis-Cesare del resto del país era tan arcaico, iba a ser de gran ayuda."

Pete soltó una carcajada y sin darse cuenta su nuca se apoyó contra el hombro del otro chico, disfrutó su sádico regocijo tanto o más que el cómodo nicho que se había vuelto para él el cuerpo de Mike.

- En verdad ese tipo es un inútil. –aseguró el gótico.

- ¿No acabas de decir que te recordaba a mí...?

- Y sostengo lo dicho. –picó astutamente el gótico.

- Tan cortante como siempre...Pero en realidad... –meditó Mike, quien había leído esas novelas cientos de veces- Así es la vida de los longevos, se confunde los tiempos y las palabras, per se.

- Pero por lo que explica el libro, la protagonista también ha vivido mucho, pero está muchísimo más actualizada. –Pete giró el rostro- Louis-Cesare es obsoleto... ¿O acaso a ese vampiro le va sonar de forma pomposa y elegante...?

Mike rio ligeramente.

- Definitivamente se parece a ti. –susurró Pete, deslizando el dedo índice por la mandíbula del chico, dejando que el borde de su uña lo marcara un poco, sin hacerle daño- Vampiros...tan reyes del drama.

Decía eso, pero estaba en la cama de uno, dejando entrever su interés atrás de sus burlas. El verdadero misterio era el gótico, podía consumirlo con la intrigaba.

- ¿Quieres... que te de una pista de qué pasa después? –aventuró Mike, intentando cambiar de tema para no quedarse en evidencia.

- Obviamente terminan juntos. –respondió Pete, sin inmutarse- Eso es muy obvio.

- No voy a negarlo, pero me refería a algo diferente. En un punto ambos terminan peleando y la tensión sube tanto que se transforma en una energía erótica tan intensa que solo la testarudez de Dorina evita que se deje dominar por él. –explicó fluidamente Mike, poniendo su marcador de libros sobre la hoja donde se había quedado- Ella lo vuelve loco.

Mátame otra vez «South Park»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora