Cuál víbora recorría el reino, prestando especial atención a los detalles, su mente aún no lo creía "Tool ha derrotado al dragón". La envidia era tal que su cuerpo daba espasmos irregulares, sus ojos casi fuera de órbita, siempre había esperado el día en que "Tool" muriese para poder casar a su sobrino con la princesa y así, acceder a la realeza.
Cerca de las diez Haltar se encontraba en la taberna, comiendo algo de carne con cerveza y una buena ración de pan. Cuando frente a él, una figura aparece sentada, antes de que hablase el recién llegado dice: "Buen día, soy Darvidus emperador de uno de los círculos del infierno, y he venido a obsequiar la corona de este imperio a tu persona".
Su impresión fue tal, que un trozo de carne se le atoro en la garganta, los ojos casi fuera de sus cuencas. Su exitacion aumentoaumento de tal manera que ignoro el peligro, entre lágrimas tomo la mano de su compañero de mesa y la beso, la beso de tal manera que sollozaba de la emoción. Si acepto señor, yo deseo esa corona.
Solo producía asco tal escena, Haltar llorando mientras entregaba su alma sin pensar, todo gracias a la codicia y el poder, oh! Gracias a ustedes nosotros podemos ser poderosos. Cortando sus pensamientos, tomo a su inocente.compañero y dijo, "Pero recuerda nada es gratis, primero debes demostrar que serás fiel. Necesito conocer la debilidad de Tool?, Además necesito que me digas la tortura más adecuada para él, recuerda que nada es imposible". Y así termino de redactar el contrato estelar. Observó el espectáculo con verdadero asco.
-Si, si mi señor, yo le daré la información, da la casualidad que soy la mano derecha de el rey "Arnox el pacificador", el único punto débil de Tool es su amada Tyra la princesa, una mujer fiera y custodiada por su propio escuadrón, quien comanda y entrena ella.
-Interesante pensó para si, y que más ?, Y sobre mi segunda petición? .
-Bueno mi señor, el mejor castigo, sería que fuese devorado en vida, no importa el animal o método.
- Oh amigo mío, deberías ser uno de mis capataces sangrientos. Acércate...
Haltar se puso de pie frente a él, y lentamente observó cómo una pequeña estrella se formaba en su hombro, casi en un susurro escucho: "contrato estelar cerrado". Quiso preguntar qué significaba pero un miedo le impidió hablar.
Mañana a esta misma hora, ya serás conocido como emperador, te dejare una pregunta, porque las estrellas son eternas ?. Cuando la luna reine la noche pasaré por la respuesta y daré nombre a tu imperio.
Su día transcurrió muy normal, mientras recordaba lo que su amo le había dicho, porque las estrellas son eternas. Nunca había pensado en eso. Tomo aliento y entro en la sala de la corona. Tenia que hacer los preparativos para su próximo reinado. Antes de irse le había pedido algo más "asegura de aislar a la princesa". Miro a su rey luego de hacer una reverencia. Y le hablo:
-Mi majestad recuerde que mañana es mi reunión mensual con la princesa, para ver los suministros que necesitarán sus tropas.
-Oh Haltar, debes relajarte, cuando has visto que esa muchacha falte a sus compromisos.
-Solo le recordaba mi majestad, no era mi intención dar a entender algo que no es.
-Puedes estar tranquilo que ella estará a la hora de tomar el té.
-Gracias mi señor, he de retirarme. Con su permiso
-Adelante hijo mío.
Fue en busca de su amigo el jefe de la guardia real, le contó todo y enseño su marca, le ofreció nobleza y vírgenes. Rápidamente él acepto. Acordaron dejar al rey solo media hora antes de que él tomase el té con la princesa.
Llegó a su casa muy cansado y recordó, la pregunta que su amo había dejado para él. No encontró respuesta. Se fue a la cama y cuando pensó que dormiría su amo apareció. Rápidamente se arrodilló ante él;
-Mi señor no he podido encontrar respuesta a su pregunta.
-No debes preocuparte, es algo que ustedes los humanos no deben conocer.
- entiendo... Mi señor... Yo... Uhm.
-Habla o morirás en este mismo instante.
- Yo solo quería saber cómo me llamará.
- Antes de hacer eso, te responderé, una estrella es eterna porque muere infinitas veces en el tiempo. Como tú
- Como yo?, Mi señor no deseo ofenderle pero los humanos no somos eternos
- Haltar, leal esclavo, Tu, serás eterno como una estrella… solo diré eso por esta noche, mañana revelaré tu nombre de emperador y entregaré tú trono.
- Gracias, mi señor.
- ahora puedes descansar…
No durmió en lo absoluto, algo no le dejaba dormir, pensaba que todo esto era demaciado bueno para ser real, “Haltar el emperador”, una risita nerviosa lo llenaba y se durmió pensando en riquezas y como obligaría a Tyra a ser la esposa de su sobrino.
Cerca de las ocho de la mañana Haltar ya estaba en el palacio, había preparado todo, el rey estaría solo cerca de las nueve mientras él se reunía con Tyra. Un par de horas más y seré el nuevo emperador de esta reino, nunca había simpatizado con el reino de Arnox era demaciado blando.
El rey se encontraba en el salón del trono, cuando algo llamo su atención, súbitamente los guardias se habían retirado… otra vez lo intentarán, pensó. Tomo su armadura y su espada, se puso su armadura dorada, con incrustaciones de amatistas, una espada forjada en los Montes de lava ardiente, y su escudo de un cristal tan hermoso que un diamante sería una ofensa para aquel escudo. Un guardia entro en el salón;
-Mi señor, un emperador extranjero desea hablar con usted
- No he tenido noticias de nadie, desconozco quién es, ha anunciado su nombre ¿
- Si mi señor, Darvidus el coleccionista.
- creo que es hora, ve donde Tyra dile que si algo he de pasar a mi persona, tomé el reinado en sus manos y eliminé a todo aquel que crea es un traidor .
-Si, mi señor… con su permiso, haré que entre nuestro invitado
Darvidus ingreso en el salón del trono, su sorpresa fue grande al ver a Arnox dispuesto para la batalla, una espada mágica pensó, además de un escudo de cristalita ( uno de los más resistentes de la tierra), creo que es más sabio de lo que creí.
- Siempre pensé que mi reinado tendría un final caótico. Tú eres la razón, habla demonio que te trae ante mí.
- Veo que eres un rey muy precavido, bueno te daré tu lucha.
Sin previo aviso, atacó al rey, una encarnizada batalla, llamo la atención de los guardias reales quienes ingresaron al salón. “Nadie atacará” grito el rey, al ver a sus guardias. Darvidus soltó una larga risa, tu crees que vendría sin sobornar a los guardias, tu mano derecha es mucho más útil de lo que piensas. Ese maldito de Haltar, te derrotaremos y lo haré ejecutar en la plaza por traición y a todos ustedes.
Lentamente el rey amplió su postura, ubicarlo sus piernas separadas, una espalda dormida y recta, los brazos por delante uno sostenía el escudo y el otro su espada, en ese momento grito tan fuerte que un aura envolvió a sus dos espadas… Yo Arnox es pacificador invoco tu fuerza una vez más, préstame tu fuerza para vencer al mal. Su espada brillo, y en ese momento Arnox también brillo con ellos.
Atacó sin piedad, Darvidus trato de esquivar, mientras observaba los movimientos de Arnox, era un excelente guerrero, fiero y valiente. En ese momento esbozo una gran sonrisa, eres digno de tu trono, pero serás recordado por tu muerte… en ese momento el tiempo se detuvo, y el rey observó cómo lentamente se acercaba su rival, empuñó su espada y lo decapitó. La cabeza dio tumbos en el suelo, en ese momento la guardia real aulló de alegría, Darvidus tomo la espada y el escudo del rey, delicadamente los posó sobre su trono, un rival digno de honores.
La alegría se observaba en cada uno de los guardias, Darvidus sintió una irá dentro de él, si era un demonio, pero la avaricia humana le seguía cuadrando malestar. Ustedes, son los cinco que accedieron a los sobornos, les tengo una mala noticia, solo uno de ustedes será el general y la única forma de ganar ese puesto es luchar, el que salga vivo de este salón será el próximo general y tomara poder que yo mismo le daré.
Sin dudar uno de los soldados de la guardia degolló sin piedad a así compañero, los cuatro restantes desenfundaron sus armas. Darvidus se acomodó en el asiento del rey, a observar el duelo doble, primero observó a dos quienes estaban enfrascados en una pelea fiera, ambos perdieron sus espadas y al final un golpe por la espalda de un tercero termino con la vida de uno. Satisfecho miro quien fue, el mismo que decapitó a su compañero sin dudar, había eliminado a su rival, se interpuso en la batalla de otros y los mato a ambos, solo el quedó en pie, sus ojos brillaban la sed de sangre se había desatado en él. Tú, dime tu nombre.
- Soy un caballero errante, mi señor, no tengo nombre nunca recordé como llegue a este reino. Puede llamarme como guste.
- Ya veo, deseas recordar cómo llegaste aquí?
- Usted puede lograr eso mi señor
- Claro, solo acércate…
El caballero se acercó, Darvidus posó una mano en su frente, y todo se volvió claro… años atrás en el reino de la tierra ardiente, se vieron invadidos por una fuerza extranjera, Arnox tomo su reino y como el era hijo del rey, le dio su protección y su entrenamiento. La ira despertó en su totalidad y en ese momento su corazón se volvió negro de irá y rencor.
Darvidus observó la escena, se cortó su mano y dijo; “Bebe si deseas el poder de recuperar tu tierra o vengarse de quien invadió tu hogar. Sin dudar él bebió de su sangre en ese momento una gran explosión de poder recorrió su cuerpo, su cuerpo se retorció y creció, sintió un dolor que pensó lo llevaría a la muerte. En sus brazos crecieron púas, que 1llegaban hasta sus hombros, sus manos se volvieron fuertes y fornidas al igual que todo su cuerpo, su espalda mostró las mismas púas sobre su columna, alcanzó los tres metros de altura. Miró a su nuevo emperador, se arrodilló y juro lealtad.
Hijo mío, desde hoy serás conocido como el general de este reino, este es tu cuerpo el cual cuenta con tres transformaciones, a medida que tuviera aumente se irán modificando al igual que en este instante… ahora me retiro, tengo una reunión con la princesa, tu primera Orden será: mata a todo aquel que se oponga al gobierno de Haltar, e informa al reino que su rey a muerto a manos de Darvidus el coleccionista.
Haciendo una leve reverencia el general asintió y despidió a Darvidus, sin sospechar su paradero dentro del palacio
Con toda calma Haltar bebía su tu junto a la princesa, ella no sospechaba nada, excepto quizás por el excesivo nerviosismo de Haltar. En ese momento un tercer acompañante entro en la sala de té de la princesa, no lo reconoció pero algo en él no le dio buen presagio. Hola soy Darvidus el coleccionista, soy el nuevo dueña de tu vida, pequeña esclava deberás servir fervientemente, pues de donde vengo se suele dar castigos bastante aterradores, con una sonrisa extendió su mano a la princesa. Ella lo miró y le escupió la mano, “yo nunca seré sirvienta de nadie”…. Ya lo veremos, ya lo veremos y llevando su mano a la frente de la princesa está callo en un largo y profundo sueño.
Haltar miraba atónito la escena, su amo y la princesa ella no lo acepto pero su amo, tocó a la princesa y esta se desvaneció en su silla. La recostó y se volvió hacia Haltar.
- Fiel ciervo, he de enseñarte cual será tu nombre de emperador.
- Oh, amo lo escucharé de sus labios, eso es un gran honor.
- Deberás llevarlo con el orgullo y pánico contenidos en el mismísimo nombre… Salve Haltar el Caníbal.
- Pero… pero mi señor, yo no soy un Caníbal.
- Pero lo serás, y en ese momento desearas no haber tomado el poder
Su rostro palideció, de solo pensar en comer a un ser humano… Una pregunta asalto su mente, su amo le había hablado de eternidad…
- Mi señor, usted me hablo de eternidad
- Oh, qué buena memoria tiene el rey, si esclavo de tu propia avaricia serás eterno. Pero como eso no sería entretenido, le daré un toque de caos, tu precio por ser rey será, devorar tu cuerpo cada noche antes de dormir, y regenerarse durante la noche y ala mañana siguiente seguir con tu reino
- Oh señor, yo… yo no podría hacer eso. Por que ha de castigarme ¿
- Porque eres una rata sucia, como una alimaña hambrienta de poder, ahora recordarás porque el poder es malo, a partir de hoy comienza tu pago por este imperio, jajajajajajaja
Una gran risa resonó en la cabeza de Haltar, quien se encontraba de rodillas frente a su amo, llorando y suplicando que no tuviese aquel final. “hoy deberás darme un buen espectáculo Haltar, hasta el anochecer”, esa frase fue lo último que escucho su mente y Darvidus se perdió de su vista junto con la princesa .
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Redención
FantasyUn caballero sediento de libertad, toma la iniciativa para desafiar al gran dragón Cero guardián de la tierra media, y verdugo de la vida del hombre... pero nunca espero que su deseo libertad traería la desgracia al mundo y a su amada ...