¡Buenos días!

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Suho se levanto a las 5:00 como era costumbre, el frío recorría su delgado cuerpo haciéndolo estremecer, las sábanas blancas cubrian su palida piel y todo era como un día normal.


Pero no lo era.


Hoy el proceso de divorcio por fin había terminado y no tenía que vestirse formalmente para ir a la oficina de su abogado, hoy simplemente se quedaría con sus hijos en casa.


Él se paró y empezo a vestirse, algo cómodo para estar en casa y cuidar de 7 pequeños sin sentir que sus pantalones iban a explotar. Después de eso se dirigió al baño que tenía en su cuarto a lavarse la cara y maquillarse un poco.


Al salir de su gran cuarto se dirigio a la gran habitacion de el mas grande de la casa, el pequeño Minseok. Su hogar era ridículamente gigante, prácticamente era una mansión que el simplemente compró por los 7 pequeños que tenia que cuidar. En total habian 9 habitaciones, la matrimonial para el, una mediana para Minseok, otra un poco mas grande para Chanyeol y Baekhyun, una del mismo tamaño que la anterior para Jongdae y Kyungso, finalmente una igual de grande que la matrimonial con dos cunas para los dos mas pequeños de la casa, Jongin y Sehun. Las otras simplemente estaban sin usar.


Al llegar al cuarto del de mejillas abultadas lo vio despierto, el siempre se despertaba a esa hora sin importar que pasara, era una costumbre que el tenía desde antes que lo adoptara. Minseok al ver entrar a su padre fue corriendo a abrazarlo, sus grandes y rosadas mejillas hacían que sus ojos desaparezcan y sean reemplazadas por dos pequeños arcos. Junmyeon se puso a la altura del pequeño para que este se colgara de su cuello y el pudiera cargarlo. Su lindo rostro estaba apoyado en su blanquecino cuello, todos sus cachorros tenían esa costumbre.


–Omma... Quédate hoy, te extrañamos mucho...– Minseok se separó un poco de él para simplemente inflar sus mejillas y resaltar sus cristalinos ojos que amenazaban con llorar si se le separaba del omega.


–Tranquilo cachorro, hoy me quedaré contigo– una sonrisa y un dedo en los grandes cachetes del contrario fueron suficientes para que el niño se calmara y bajara para ir corriendo a la cocina.


Los demás niños se despertaban a las 6:00 normalmente, y es que no le daban mucha batalla a las mañana porque sabían que se podrían quedar sin postre en el almuerzo.


–¡Omma, Appa Lay no me quiere dar una galleta!– El grito era agudo y quebrantado, eso decía que el pequeño Minseok podria empezar a llorar y eso despertaria a Jongdae. Y Suho no quería al pequeño alfa gritando y correteando por toda la casa, aún no.


Junmyeon bajo corriendo, pero al ver a su pequeño cachorro en los brazos de el niñero Lay supo claramente que el había calmado la situación. Suho suspiro aliviado. El olor a maracuyá que desprendía ese gentil alfa siempre tranquilizaba a los pequeños omegas, también lo mareaba un poco a él, pero esa es otra historia.


–Gracias Yixing, no se que haría sin ti.– El chino sonrío ante las palabras, no se podía mover mucho por la pequeña nariz que estaba en la curva de su cuello, asi que solo pudo mover su mano para saludar a el otro adulto.

Omma SuhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora