☆Capitulo 8: El error.

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Enfermos Mentales.
Capítulo 08: El error.


—Eli, pásame los clavos —pidió Sara encima de la escalera de madera frente a las grandes puertas del salón de fiestas.

Tomé la pequeña bolsa y alcé el brazo, ella los tomó y se ayudo de un martillo para empezar a colocar el pequeño clavo en la pared. Todo esto para colocar el cartel en el que se leía "Baile de bienvenida" en la gran entrada del salón.

Era viernes y no faltaban más 10 horas para que empiece el dichoso baile. Se sentía la emoción femenina en todo el edificio gracias a la imposible pregunta de "¿Qué me voy a poner?" teniendo la mitad de la tienda almacenada en el pequeño armario de sus dormitorios. Mientras que se olía de lejos la tención de los nuevos por no tener a nadie con quién ir al baile, o por lo menos con quien pasar la noche. Los chicos solo estaban como si fuera un día más de la semana, solo que en este día si se tienen que asear bien y "Cortar el pasto" por si hay alguna visita no completamente inesperada.

Sheyla y Sara me habían obligado a abandonar mí tan añorada noche de leer un libro hasta que me ardan los ojos y ver series hasta quedar agotada, por ir al baile con ellas y encima ayudar con los preparativos.

—Y…¡Perfecto! —celebró Sara terminando de colgar el cartel para dar paso a una sonrisa que se formó en su rostro—. Ahora solo falta adornarlo con las flores —dijo esta vez con voz desanimada, borrando su sonrisa de la cara—. ¿Me las pasas?

La miré con ojos asesinos, agotada.

—Esto no es para lo que me presté —me quejé tendiendole la canasta.

—Pero es más divertido que quedarnos en clases y terapias. Deberías agradecerme —dijo tomando las flores para empezar a adornar el cartel. Antes de hablar, una sonrisa tonta se formó en sus labios y relajó su cuerpo—. ¿No te hace feliz saber que ayudaste a transformar estas aburridas paredes blancas en una fiesta de ensueño para nuestros compañeros internos?

—No.

—A mí también me encanta —dijo colocando las flores.

Solté un bufido. Sheyla no estaba con nosotras porque había ido a pedir un par de herramientas al edificio principal.

—¿Y ya tienes pareja para el baile, o al menos un candidato? —preguntó Sara para romper el silencio.

—No, aún no y no planeo conseguirlo.

—¡Vamos! Aún estás a tiempo, no tienes que aburrirte con nosotras. Mira a tu alrededor, hay mucho de donde elegir.

Le hice caso volteando a mirar a los demás internos que ayudaban a decorar. Unos gigantes musculosos se ocupaban de sacar los muebles de la habitación donde se guardaban todos los preparativos y colocarlos en sitios estratégicos. Otro par de flacuchos se encargaban de armar y preparar la mesa de aperitivos. Sumando a los que colgaban luces de colores en el techo, todos tenían cara de haber asesinado a alguien a sangre fría o crear una red de tráfico de personas. Lo que era muy probable que fuera cierto.

En la escuela no conseguía pareja para los bailes por ser una marginada. En este lugar era por desconfianza y miedo.

Las puertas del salón se abrieron junto a mí. Alex pasó a mi lado y miró de reojo, haciéndome sonreír con los labios cerrados como saludo. Se dirigió al DJ del otro lado del salón para hablar alguna cosa de sobre la música; que canciones poner y etc, según me había dicho. Esa semana estuve muy en contacto con él. El chico era agradable y atractivo, pero no pasaba de ahí…creo. Giré mi cabeza en su dirección y notaba como de vez en cuando me miraba de reojo, dejando escapar una sonrisa de sus labios.

Enfermos Mentales [Libro 1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora