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Caleb

Jason me miraba fijamente mientras me quedaba fuera del estacionamiento mientras esperaba a  Asher salir.

-Podríamos estar con los demás en casa- protestó- pero no, tenías que tener una cita.

-No es una cita- lo miré rociarse lo último de su loción.

-Cuando quedas con una chica a ir a verla, y de paso llevarla a su casa, y pasar la tarde con ella, es una cita- gruñó- No podrías hablarle por mensajes..

-Es psicología, si no lo hago bien este año, tendré que perder otro- él frunció el ceño pero se quedó en silencio.

Él sabía que eran mis últimos seis meses antes de ir a la universidad, y necesitaba salir bien este año, o no podría graduarme. Los problemas el año pasado no habían ayudado mucho, y hoy siendo el primer día los rumores volvieron así que no era nada fácil, después de todo seguía siendo el mismo chico que había cometido  un error hacía un año.

-Tu novia llegó- Jason me observó mal y se subió a mi auto en la parte de atrás.

Iba  a decir que no era mi novia, pero Asher se quedó a media calle mirándome con inseguridad, miró a Jason y suspiró aceptando que tenía que hacerlo. No se miraba mojada, su cabello estaba igual que en la primera clase, y parecía asustada.

-¿Vienes?- ella asintió y caminó hasta la puerta de atrás.

Su cabello se movió en su cara y pude ver como se decidía si sentarse con Jason, o conmigo adelante.

-Sube a mi lado- miró mi auto y suspiró entrando.

No era el mejor auto de todos, pero esa seguro. Lo había comprado con mis ahorros desde que entré a la secundaria, y lo había mejorado, la pintura morada ahora era gris, y los asientos eran nuevos, así que tenía mejor aspecto que hace un año.

Entré al auto y comencé a conducir intentado hacerlo lo más cómodo para ella.

-¿Quieres música?

-¿Podrías dejarme en tu casa?- Jason se asomó por sobre los asientos- Tu mamá quiere que cuide a Mía esta tarde.

-¿Quién es Mía? me escrutó con esos ojos verdes y miró a Jason a centímetros de su rostro, ella retrocedió mirando por la ventana- Los siento.

-¿No sabes nada más que esa palabra?- Jason se echó a su asiento.

-¿Se conocen?- miré la calle a mi casa tomé el desvío mientras esperaba una respuesta.

-Jason me llevó a clase hoy- Asher lo miró por su retrovisor y sonrió ignorando el ataque de él y sonrió- Gracias por cierto.

-No me importaría que nos fuéramos a clase juntos, en serio- concedió- pero si te vuelves a disculpar me va a dar algo.

-Lo s...- ella se quedó muda y Jason sonrió.

-Ya nos estamos entendiendo linda- ella sonrió y miré a Jason por el retrovisor, él la estaba mirando con una sonrisa.

Me quedé en silencio en todo el camino. 

Hasta que llegamos a casa ella miró como él salía y se despidió con una sonrisa. Jason había sido un viejo amigo, pero jamás lo consideré muy cercano a mi a pesar de que su madre fuera la mejor amiga de la mía. Así que solo era el chico que cuidaba a mi hermanita mientras yo hacía los turnos de la noche.

Comencé a conducir de nuevo y llegué pronto a su casa. Ella se bajó lentamente y se quedó mirándola como si guardara algo demasiado valioso allí a dentro. 

-Oye, chica fuego-toqué su cabello haciendo referencia de su apodo y tomé su mochila de su hombros- ¿Entramos?

-Claro- miró sus cosas en mi mano y se encaminó a su casa sacando las llaves de sus vaqueros.

No era tan modesto como pensé al verla así de linda vestida en la escuela, era algo sencillo y aún tenían cajas en una esquina, la casa era un solo nivel así que lo primero que miré fueron tres habitaciones al fondo y un baño al cual ella se perdió al momento pidiéndome que me pusiera cómodo.

La sala solo tenía dos sillones para una persona, y una mesa para cuatro en la cocina, la cual estaba con manteles rojos y algunos especieros.

Ella llegó, con otros vaqueros a la mitad de las piernas, Mía había dicho como se llamaban, pero no lo recordaba.Una niña de cinco años sabía más de ropa que yo. Una camisa manga larga lo acompañaban, y me pregunté porque en pleno verano usaba esa ropa.

-Hice algunos proyectos en el almuerzo, así que pensé que si escogemos una podríamos terminar esto rápido- me tendió su cuaderno y leí sus ideas rechazando una por una.

-Estas ideas se hicieron ya-se lo entregué y miré la confusión en sus ojos para ser remplazada por enfado- No te molestes, es solo que esto lo vi el año pasado.

-¿Qué sugieres entonces?- se sentó en el otro sofá, lejos de mi, y me levanté para tomar una silla del comedor y sentarme frente a ella.

-No me gusta hablar a gritos cuanto puedo estar así- tomé el sillón y lo arrastré hacia mi haciendo que sus rodillas tocaran casi las mías- Así está mejor.

-Podríamos llevar obsequios con formas de plantas-anunció con sus mejillas rosadas, sus manos se hicieron pequeños puños y suspiró al verme inclinarme sobre mis rodillas.

-Eso está mejor- ella sonrió ante mi reconocimientos- Pero para ello tenemos que ir al basurero, allí dividen lo que se puede volver a usar.

-Por mi está bien, pero podríamos ver si tenemos algo en casa que pueda funcionar, la basura puede dejar olor en los obsequios- sonrió a medias.

¿Era posible tenes esa sonrisa , tan pequeña, pero tan encantadora a la vez?

-Podríamos ver, pero eso significa salir todas las tarde juntos a buscar material.

-Si estoy aquí antes de las 6 estará bien, solo los martes no puedo, tengo que estar aquí lo más temprano posible- se movió incómoda mirando el reloj sobre la mesa de la sala y me eché para atrás.

Me miró con miedo y a la vez con incomodidad. Ella podría saber. Los rumores llegaron a mi, ella pudo haberlo escuchado. Las estupideces del pasado me iban a seguir siendo ciertas o no. No pasé medio año en una celda por esto, pero eso no significaba hacer mi vida otra celda.

Tenía que preguntar, si ella no me quería como su compañero y tenía miedo de decírmelo, lo preguntaría yo.

-¿Estás segura de que quieres hacer el trabajo conmigo?

Ella abrió los ojos y me observó con esos enormes ojos y luego por sobre mi hombro.

Un hombre de la edad de mi madre estaba parado en la puerta con un saco en la mano y un portafolios en la otra. Me miró a mi y luego a ella.

-Tío- ella saltó de su lugar apartándome de frente a él y se paró derecha- Te presento a Caleb, él está en mi case de Psicología y nos dejaron un trabajo para mañana.

Soltó todo tan rápido que me levanté de un brinco dejando caer la silla, me aproximé a su tío y le tendí la mano, a lo que él me miró de pies a cabeza, luego a mi mano, y de nuevo a tu sobrina.

-¿Podríamos hablar en la cocina Asher?

Las cosas no iban bien, así que volví al lado de ella y tomé mi mochila.

Había aprendido a saber cuando no me querían en un lugar.

-Por supuesto-ella caminó como un robot a la cocina mientras él la seguía.

Sin que se dieran cuenta, salí y me fui a mi auto.

Los inocentes.Where stories live. Discover now