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No entiendo por qué lloro y me siento triste si debería ser lo contrario, debería sonreír y sentirme feliz por haber obtenido el permiso de salir y poder visitarlo a él. Pero nada de eso me pasa y siento. Lo miro y me duele. Se ve tan demacrado, tan delgado y tan vulnerable entre tanta cobija que lo cubre.
Las ojeras son tan notables, sus labios tan rotos y resecos, y a pesar de tener el cuerpo oculto puedo darme cuenta de cuanto ha adelgazado. Y aunque en este momento no me mire, puedo asegurar que sus ojos están apagados. En su mejilla derecha aún queda la cicatriz de la maldita enfermedad que lo tiene en este estado. Me duele ver así a Donghae. Me duele muchísimo saber que no estoy junto a él para curarlo y mimarlo como a él le gusta cuando enferma.
¡Y soy un idiota! Yo no debería estar aquí. Debería dejar de insistir. Debería alejarme para no seguir dañándome. Pero no puedo, es imposible alejarme de Donghae. ¿Cómo hacerlo? Si él es todo para mí. Si lo he tratado y no puedo. Mi corazón se niega a poner un final a esta historia. Sé que debería quedarme lejos de él pero... no puedo. Soy un masoquista que sin importar el daño que me cause él yo aún sigo aquí. Aun hago todo por él. Sigo amándolo. Tontamente sigo creyendo que él volverá.
Donghae me hace sentir triste.
Creo que lloro por ser realista y saber que aunque este aquí, siento tan lejano a Donghae. Porque nada cambia. Lo nuestro termino cuando nos enlistamos. Lloro por no tener las fuerzas para dejarlo ir. Lloro por ese desgarrador dolor que siento al recordar ese momento. Cuando él dijo que este juego terminaba. Cuando cruelmente me dijo;
—Regresando del servicio militar tenemos que ser unos hombres de verdad. Terminar con esta locura y seguir cada quien por su camino. Así es como deben ser las cosas. Es lo correcto.
Y no. Él mentía. Yo sabía que eso que decía ni él lo creía, pero conociéndolo sabía que no podría hacerlo cambiar de idea. Y entonces por eso lloro. Porque Donghae me dejo y yo no puedo dejarlo. No puedo ponerle un punto final a nuestra historia.
Entre lágrimas lo miró y él comienza a removerse, sus parpados tiemblan en un intento de abrirse y sus labios se entreabren en una respiración suave. Rápidamente con la manga de mi sudadera limpio mis lágrimas, sorbo mi nariz y tomo una profunda respiración. Y Donghae abre sus ojos y me mira.
Parece confundido, un poco asustado y adormilado. Parpadea, se lame los labios y sonríe de costado.
--Hola –dice con voz ronca.
Trato de devolverle la sonrisa –Hola.
Él se acomoda en la cama, de modo que queda sentado y apoyado en la cabecera. Las cobijas resbalan un poco y dejan al descubierto su desnudo pecho. Donghae sin dejar de mirarme, se toca gentilmente el lado lastimado de su cara. Su gesto se tuerce en una mueca de dolor. Cierra sus ojos y respira profundamente. Se queda de ese modo por un momento que parece eterno y cuando vuelve a abrir los ojos, vuelve a mirarme y sonreírme un poco más. Eleva una ceja, frunce el ceño y me mira con intensidad. Y sé que Donghae ha despertado por completo. Donghae es consciente de mi presencia. Donghae se ha dado cuenta que no estaba soñando, que de verdad estoy frente a él.
