Parte 1

126 11 0
                                    



Los ackerman son los que lideran el pueblo, siempre han sido así generación tras generación, liderando con justicia, fuerza, valor. Ayudando cada día a mejorar más, no hay barrios bajos ni gente mendigando por un pedazo de pan, pero todo eso acabo cuando el rey murió dejando a cargo a su hermano Kenny akerman mientras que su única hija de nueve años cumpliera la mayoría de edad para que subiera al trono. Los siguientes años fueron los peores del distrito sina el hambre se extendía como la peste, los robos por un pedazo de pan, la sangre derramada.

Habían pasado tres años desde que los habían condenado con el rey Kenny. Había un niño tirado en el piso con su madre muerta por una apuñalada al corazón y su padre decapitado con los ojos abiertos mirando a la nada mientras que los tipos que los mataron gritaban " ¡que viva el rey ackerman! " o " benditos sean los ackerman" el pequeño azabache no pensaba lo mismo 'matare hasta el último de los ackerman, que se pudran en el infierno" .

El chico vivía con el propósito de acaban con la familia ackerman. Aprendió a defenderse, incluso hasta llego a matar para poder llegar a ver algún día el último suspiro de los malditos. Un día no pudo, había salido mal herido de una pelea por un poco de fruta la cual no pudo conseguir, estaba tirado en el piso con una cortada en el brazo y un fuerte dolor en el estómago de tantas patadas. Tenía el labio roto y estaba sucio. Sintió que algunas personas se acercaban y decidió fingir que estaba muerto para que no le prestaran atención, pasaron de largo haciendo comentarios de lo desagradable que era ese lugar, el azabache abrió un poco los ojos y no pudo verles la cara ya que estaban encapuchados. Se enderezo para quedar arrimado contra la pared sin darse cuento que no habían cruzado todos los del grupo. Había alguien de unos doce años que lo miraba paralizado, él no se movió esperando a que el tipo se acercara a golpearlo o a insultarlo pero lo que recibió de él fue otra cosa.

Empezaba a caminar hacia mi sacando un pañuelo y lentamente lo paso por mi barbilla hasta llegar a mi labio, limpiando el rastro de sangre en mi rostro "lo siento" dijo haciéndome caer en cuenta que era una niña, rápidamente saca una cantiflora de una mochila y me da de beber agua, el cual no sé porque la bebí sin desconfianza. Me extiende un poco de pan y frutas que me metí a la boca con desesperación, no había comido en días y si me lo estaba dando era porque ella no tenía hambre.

Se acerca más a mí y sin que me dé cuenta empieza a examinar mi herida del brazo, me hice a un lado para que no me tocara "no te hare daño, lo prometo" dijo con un tono de culpa. No entendía lo que me pasaba ese día creo que tantos golpes me atonto ya que confié en ella. Con el mismo pañuelo empezó a limpiar mi herida pero no tenía nada para contener la hemorragia, la veo enderezarse y rasgarse parte del vestido que le quedaba más abajo de la rodillas, me lo envuelve en la herida, yo la observo detenidamente tratando de ver su rostro pero la poca luz de la luna mas la capucha no me dejaban verla. "mocosa donde te metiste" se escuchó a un hombre gritar, los dos volteamos hacia donde provenía la voz y luego regreso la mirada hacia ella, la cual pude distinguir el temor que se hacía presente "lo siento" me volvió a decir, se sacó la capa y me la puso encima protegiéndome del frio, estaba caliente y con un refrescante olor que no distinguía bien, era único.

me percato de que había un símbolo en la capa, había un fénix renaciendo de las cenizas, Se sacó una pulsera de oro y me la dio "véndela" yo se la iba a devolver pero me paralice al ver el hermoso ángel que me estaba ayudando. Las nubes se esparcieron y la luz de la luna enfoco aquel rosto de porcelana, su cabello negro como alas de cuervo enmarcando esa piel blanca resaltado por sus ojos que eran grande de color gris decorados con unos labios rosas "por favor, no dejes que nadie te lastimen" decía con un par de lágrimas en esos bellos ojos mientras me daba un cuchillo que tenía una gemela que ella se quedó, tomo mi rostro entre sus manos y me beso la frente, sentí una calidez y ternura que no había sentido desde que mis padres murieron.

Puse mi mano sobre la de ella y le dije un "gracias" y ella volvió a decir un "lo siento", se escuchaban los gritos del hombre que la llamaba, se lo sentía mas cerca y ella salió corriendo limpiándose las lágrimas. Al Llegar a una doblada ella se detuvo, todavía la podía ver, como también vi como la zamarreaban y la jalaban, eso me lleno de impotencia ya que ni siquiera podía levantarme.

Pasó el tiempo y no la volvía a ver, vendí el brazalete aunque no quería y con eso tuve para comer algunos días. Entrenaba todos los días, me hice fuerte y empecé a trabajar para personas poderosas, me convertí en el mejor asesino que existiese, pero con el anonimato para no toparme con una puñalada por la espalda, aunque de todas maneras no bajaba la guardia, podía caminar libremente por las calles sin que nadie supiera que era el culpable de tantas muertes.

Los AckermanWhere stories live. Discover now