Parte 7

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Entre a mi habitación confundido por lo que había hecho con aquella chica, no estaba bien que la besara, el tenia que odiarla y eso es lo q iba hacer, recordar lo que había hecho la familia Ackerman, me había dado el día libre y lo iba aprovechar, tanto estar encerrado me había olvidado que el pueblo, mi pueblo estaba en la desgracia.

Me pasee por los lugares en los que antes solía mendigar por un pedazo de comida y nada había cambiado, los niños corriendo por haberse cogido una pieza de pan, peleando e insultándose, hombres borrachos en el piso, mujeres vendiéndose. Todo seguía igual de repugnante.

Se me paso el tiempo volando, me habían consumido mis pensamientos, tenía que regresar al castillo para seguir jugando a las muñequitas con esa niña rica. Cuando me apresuraba a pasar por un callejón pude ver a una figura encapuchada regalándole un poco de fruta a unos niños para que dejaran de pelear, iba con un enorme saco en el cual seguía sacando comida para regalársela a cualquiera que pasara, sin hacer exenciones, no le importaba si se ensuciaba o si unos malagradecidos le querían robar todo el saco, esa persona no se dejaba intimidar y después de darle la misma porción a cada uno seguía caminando. Con pasos ligeros se desplazo entre las sombras pude ver en su espalda había un fénix renaciendo entre las cenizas, era el mismo símbolo que cargaba mi Ángel el día en que la conocí, corrí tras de esa persona que se alejaba cada vez mas.

Me metí en unos callejones y al doblar en una esquita la persona encapuchada desapareció dejándome desconcertado, busque mas pero nada que la encontraba, ni un rastro, nada. Confundido regrese al castillo al pasar por el cuarto de la princesa me acorde de aquel beso, no quería que se haga ideas equivocadas, yo la iba a matar una vez que muera Kenny y a ella le tenía que quedar claro.

Toque un par de veces a la puerta de la habitación y nadie salía, no se escuchaba nada, ni un ruido así que tratando de hacer el mínimo ruido, abro la puerta y entro sin permiso, me paseo por la habitación y nada de ella, la cama estaba tendida sin pisca de arruga sobre ella. Siguió caminando, buscando en el baño pero nada, no estaba la azabache en esa habitación así que aprovecho y busco algo que me sirviera para chantajearla si es que me veía obligado, en su escritorio no había más que unos papeles sin importancia y unos libros que eran novelas ligeras, es una niña tonta y hueca, no sé cómo piensa estabilizar a su pueblo si ni siquiera estudia sobre él, estoy tan cabreado, como pude pensar que una persona que no le ha faltado nada podría interesarse por alguien más que no fuera ella. Deje todo tal y como estaba y Salí de ese cuarto. Era increíble que haya creído que ella era diferente, tsk.

Al día siguiente un levi aun molesto por los pensamientos que tuvo toda la noche y no lo dejaron dormir, se dirige al cuarto de la morocha que aun se encontraba dormida y muy cansada.

- Despierta mocosa – grito el hombre con un tono serio y demandante

- Pero qué demonios... - se despertó una despeinada azabache, tardo unos segundos en enfocar sus ojos a los del hombre que se encontraba frente a ella con el ceño fruncido – que te pasa – pronuncio con enfado

- Ya es tarde, no es para que sigas en la cama – ella volteo a ver la hora

- De que hablas, son las 4 am – y sin más se arropo de pies a cabeza para volver a dormir

Eran las 4 de la madrugada y él la había despertado solo porque quiso, no podía poner un pie fuera de la cama de lo cansada que estaba pero al ver que el azabache no le iba a dar más tiempo para dormir decide levantarse de la cama para ir al baño y despertar un poco el cuerpo, paso media hora y la muchacha ya estaba lista para iniciar su día.

Se puso unos pantalones negros anchos con unos zapatos del mismo color y una dividí blanca al cuerpo, salió del cuarto con el joven a su lado y se dirigieron a la cocina, al estar desierta ya que era muy temprano para que este ocupada, ella decide preparar algo para comer

Levi solo miraba como la muchacha caminaba de un lado a otro, para preparar su desayuno, se suponía que al ser una princesa tenía que pedir que le hagan las cosas, no hacerlo por ella mismo, pero aun así no dijo nada y se sentó en un banco que estaba cerca del mesón de la cocina, perdiéndose en los movimiento de la princesa no se dio cuenta de que poco a poco ella iba sirviéndole una porción de comida similar a la que ella tenía, poniéndole una taza con te de canela a su lado derecho - buen provecho - fue lo único que dijo la azabache antes de sentarse a comer a su lado.

Al probar la comida de la morena se quedó fascinado, estaba todo bien hecho, en su punto, se comió todo lo que le había dado la joven dejando para lo último el té.

Era la primera vez que tomaba esa clase de té que le parecían suave y relajante, bebiéndolo sorbo a sorbo mientras la muchacha lavaba los platos, al dejar todo limpio - gracias por la comida - pronuncio con voz queda recibiendo una sonrisa de parte de su futura victima

Salieron sin decir nada, dirigidos por ella que decidió hacer un poco de ejercicio, empezando una rutina para fortalecer su cuerpo y poder tener un momento fuera de sus pensamientos, él solo observaba a la sudorosa azabache, como se le pegaba el cabello a la cara, sus labios separados para poder soltar el aire, su pecho subiendo y bajaba de lo agitada que estaba, sus puños vendados mientas se estrellaban a un saco de box, al terminar con eso, la ojos gris toma el arco y empieza a disparar a ciertos blancos sin fallar a ni uno, aun cuando ya estaba cansada decido tomar la espada para darle cortes precisos a ciertos objetos de madera o de hierro mismo, ella apretaba los dientes mientras descargaba su furia con el objeto inanimado, era tonto para ella hacer esa clase de cosas ya que pronto iba a morir pero aun así no podía evitar disfrutar entrenar su cuerpo como es debido, sonrió para sí misma siendo vista por su único admirador que contemplaba esos ojos brillantes con un deje de sed de sangre

Ya faltaba una semana para su cumpleaños y un día después sería su coronación tenía que trabajar más duro para dejar todo listo antes de su partida, los dos azabaches iban por el pasillo cuando se encuentran con kenny el cual estaba arrimado en la pared mientras sus ojos eran cubierto por el sombrero

- buenos días tío kenny - sonrió tiernamente la azabache mientras hacia una reverencia hacia el hombre mayor

- buenos días mikasa, como así despierta tan temprano - hablo mientras levantaba un poco la mirada dirigiéndola hacia el chico que se encontraba tras la joven

- no pude dormir bien, es todo - hablo un poco adormilada - tuve una mala noche, nada de qué preocuparse - hablo rápido mientras caminaba para quedar un poco más cerca del hombre con arrugas en sus ojos

- no pierdas horas de sueño mikasa, tienes que estar hermosa para el día de mañana - hablo mientras agarraba un mechón de su cabellera negra - recuerdas lo que se va hacer, verdad - hablo un poco burlón

- si tío kenny, lo tengo presente- hablo sin su sonrisa tratando de que su enojo no se refleje en su rostro - si me disculpa tengo que irme a cambiar - finalizo haciendo una reverencia para luego seguir su camino seguida por su acompañante

Al entrar a su habitación soltó una maldición en forma de susurro pero lo suficiente mente audible para el azabache - puedes ir a comer, ya es tarde - dijo mientras se metía a su baño sin esperar respuesta alguna del muchacho

Levi salió del cuarto para dirigirse al suyo, le intrigaba lo que iba a pasar mañana pero no quería ser tan obvio así que simple mente lo ignoro 

Los AckermanWhere stories live. Discover now