Capitulo I. ~Adiós España~

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Bienvenidos al primer capítulo de mi pequeña historia, espero que os guste os traeré el próximo lo antes posible. Disculpad si hay alguna falta ortográfica, intento hacerlo lo mejor posible. ^_^

- El vuelo sale en media hora y ÉL ni se ha dignado a despedirse, después de todo lo que he hecho por él y no es capaz de mirarme a los ojos para decirme un simple adiós. - dije angustiada esperando el aviso para embarcarme en mi viaje.
Un viaje por el Atlántico para llegar a Ámerica, allí estudiar medicina y encontrar mi camino. Solo quise alejarme de aquella vida en España, aquella de la que tantas veces quise huir y a la que tantas veces me aferré, sobre todo me aferré a ti, sí, a ti, aquella persona que desearía nunca haber conocido, aquella persona que me enamoró con su mirada, aquella persona que...

-ATENCIÓN POR FAVOR, TODOS LOS PASAJEROS DESTINO ESPAÑA-AMÉRICA, ACÉRQUENSE A LA PUERTA DE EMBARQUE B-125. GRACIAS.

Era el aviso de mi viaje, me dirigí a la puerta de embarque esperando ver un rostro conocido pero fue inútil, ÉL no estaba y no iba a aparecer.
Con un último suspiro me subí al avión, encendí mi MP3 y comencé mi nueva vida, o eso pensaba, su imagen no se iba de mi cabeza habíamos pasado mucho tiempo juntos recordaba su sonrisa, su mirada y su forma de decirme que lo superaría todo, la seguridad que generaba en mí, todas esas cosas que habían desaparecido con solo un acto... Y yo era tan idiota de intentar incluso justificarlo.
Nunca pensé que la persona que más quería me engañaría de esa manera y a pesar de todo seguir queriéndolo solo me dolía más y más. Por eso solo quise huir y al huir parece que poco a poco me sentía algo mejor.
Tras 2 horas de viaje decidí encender mi ordenador y leer un libro que estaba terminando, cuando de repente recibí un mensaje entrante, era ÉL. - Siento no haber ido a despedirme pero no me sentía capaz. - dijo. Un subidón de ira me recorrió el cuerpo, mis ganas de estampar el ordenador contra el suelo eran desmesuradas pero iba a empezar mi nueva vida y lo haría sola, no necesitaba a un traidor manipulador. Solo necesitaba mi propio apoyo para levantarme, yo podía. - esos eran mis ánimos para autoconvencerme.
- Desea algo de comer señorita? - una azafata me despertó de mis pensamientos.
- No gracias, tenía el estómago revuelto y no era capaz de comer nada. Decidí recostarme e intentar dormir quizá eso despejaría mis pensamientos.
Desperté cuando por megafonía informaron de que quedaban 4 horas.
Vaya, realmente había dormido durante horas...
Decidí matar el tiempo viendo algunas películas que tenía preparadas. Cuando acabé las 2 que tenía preparadas quedaban a penas 10 minutos para el aterrizaje cuando por fin el avión aterrizó un ruido extraño vino del fondo del avión, el pánico inundó cada asiento, cuando un grito proveniente del extremo final del vehículo dijo. - Qué nadie se mueva, venimos a por un dispositivo que se encuentra en la cabina del piloto, si alguien se mueve podrá salir herido o mejor dicho muerto.
Mi suerte cada vez empeoraba y la adrenalina me hizo actuar de manera desmesurada, cogí mi teléfono móvil y marqué el 911 y pedí ayuda, uno de los ladrones debió verme. Cargó la pistola y puso su índice en el gatillo sentí como mi vida se iba a desvanecer, por una milésima de segundo pensé - Intentando escapar de una vida he acabado matando una nueva. Pero algo inesperado sucedió y un cuerpo robusto apareció interponiéndose entre la bala y yo. Cuando la bala atravesó su cuerpo una sirena se oyó de fondo, la policía debía haber localizado mi llamada. Sin dudarlo me acerqué al cuerpo herido de mi salvador se encontraba desplomado en el suelo boca abajo, una persona que sin conocerme de nada había dado la vida por mi, algo que ÉL no habría hecho porque por encima de todo se amaba a si mismo más que a nadie. La bala había atravesado su hombro, intenté frenar la hemorragia usando mi chaqueta, estaba desesperada, por suerte un paramédico entró al avión llevándose al herido. - A dónde lo llevan? *- le pregunté.
Al hospital General de New York. - dijo.
Sin pensarlo me dirigí a esperar en la consulta. Cuando llegué pregunté por mi salvador pero ni siquiera sabía su nombre así que le pregunté a la enferma si habian recibido un herido de bala reciente. - No, lo siento. - dijo.
Con gran decepción fui a mi facultad y entré a mi habitación asignada después de ese día tan ajetreado solo quería descansar.

Casualidad afortunadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora