El molino se alzaba orgulloso frente a ellos proyectando su enorme sombra sobre varios aldeanos quienes observaban la negrura de su interior.
-Ruby, Gold. Que bien que han llegado.-Una chica de unos trece años se acercó al dúo. Tenía el pelo castaño ondulado sujeto en una cola alta.-El ladrón se ha refugiado en el molino, seguro ya lo han escuchado. Black ha intentado entrar y ha sido herido por un cuchillo pequeño, casi parece una navaja.
-Tráeme el arma.-Le exigió Ruby.
La chica se fue corriendo y regresó con una pequeña daga mal limpiada que aún tenía un poco de sangre en ella. La empuñadura era hermosa, de color azul con ribetes plateados, en su base tenía incrustada una kyanita azul. Parecía que antes hubiese una joya distinta en el espació de la nueva, pero la habían removido y forzado la kyanita en su lugar.
-No puede ser.-Ruby miró la daga con los ojos muy abiertos.-Que hace esto aquí.-Luego miró a la chica.-Dile a los demás que se alejen del molino, una distancia mínima de diez metros debería bastar.
Una vez todas las posibles víctimas estuvieron a salvo, Ruby y Gold se adentraron en el molino con sigilo. Apenas habían puesto un pie dentro cuando una oleada de cuchillos pasó rozándoles el cabello y fue a clavarse en la tierra detrás de ellos.
Rápidamente los chicos se dispersaron para confundir a su enemigo. Ruby caminó sigilosamente por entre cajas llenas de trigo y máquinas moledoras. No podía ver muy bien pero estaba atento a cualquier ruido. Sabía que debían encontrar y accionar el interruptor de la luz lo más rápido que pudieran o les sería imposible dar con el ladrón. Otra oleada de cuchillos pasó rozando el pelo de Ruby, quien se agachó justo a tiempo. Pudo escuchar el golpe de una hoja contra el metal cuando uno de los cuchillos dio con la armadura de Gold sin hacerle daño.
Más cuchillos, esta vez a la derecha. Ruby no podía predecir de dónde venían, solo esquivaba guiado por su buen oído. Pero su suerte no iba a durar mucho y efectivamente dando un paso en falso se tropezó con una caja pequeña que parecía contener una buena cantidad de granos que se desparramaron por el suelo como una lluvia de canicas. Los cuchillos silbaron en el aire y uno le dio a Ruby en el brazo, este reprimió un grito. Disparó una flecha en la dirección de donde parecía que venían los ataques, pero no supo si esta había acertado o no su objetivo.
Por fin Gold dio con el interruptor y pudieron ver gracias a la tenue luz de los bombillos. Un rápido movimiento en el techo les indicó que el ladrón se había retirado a una parte más oscura pero aun visible. Gold y Ruby prepararon sus armas. Este último con dificultad debido a su brazo herido.
La silueta de una chica se distinguía de pie sobre las vigas, tenía el cabello suelto que le llegaba a la mitad de la espalda. Llevaba un corsé rojo sobre una camisa de manga larga verde, una enagua a juego y botas de cuero cafés. Una cuerda le colgaba al lado derecho del cinto y un juego de cuchillos colgaba del lado izquierdo. Llevaba una máscara café que le cubría los ojos y la nariz.
-Ríndete o nos obligarás a lastimarte.-Le gritó Gold.
La chica sonrió confiadamente observándolos desde arriba. De repente saltó de la viga lanzando otra ráfaga de cuchillos, los chicos se defendieron de ellos a cómo pudieron pero la distracción hizo que perdieran la concentración en la ladrona. Al recobrarse vieron como esta se lanzaba a toda velocidad de frente a ellos. Ruby disparó una flecha que pasó rozando peligrosamente la mejilla de la muchacha, esta parecía saber que el chico no iba a dispararle para matarla.
Gold se adelantó y lanzó un hachazo pero la chica tenía muy buenos reflejos y lo esquivó antes de que llegara a ella, rodó por debajo del brazo del pelinegro y lanzó un tajo que acertó entre las rendijas de la armadura del muchacho. Este intentó golpearla con el mango del hacha sin éxito alguno, la ladrona giró sobre sus talones y lanzó una cuchillada a la cara de Gold realizando un corte superficial. A todo esto Ruby estaba atento y con el arco tenso, esperando el mejor momento para disparar. Se requería precisión debido a la cercanía de su amigo con su contrincante y no quería arriesgarse a lastimar a la persona equivocada. La lucha entre Gold y la ladrona seguía sin parar, esta tenía un feo corte en la frente pero lanzaba rápidas cuchilladas mientras esquivaba el hacha del chico, quien había recibido varios cortes entre la armadura y le sangraba la mejilla izquierda. De pronto ella sonrió y por un momento pareció que disfrutaba toda esa situación. Al mismo tiempo se agachó y esquivando el último hachazo del pelinegro se desvió de la pelea dejando sorprendidos a los dos chicos.
Rápida como una gacela corrió hacia la puerta para escapar. Ruby reaccionó entonces y con su arco listo disparó la flecha que tenía preparada acertándola en la pantorrilla de la chica. Esta lanzó una ráfaga de cuchillos en todas direcciones a modo de defensa mientras giraba sobre sí misma. Los chicos se cubrieron desviando la mayoría y al mirar hacia los lados vieron que las peligrosas dagas habían alcanzado una gran distancia desde el punto de lanzamiento, algunas incluso se habían clavado en la tierra fuera del molino. Gold aprovechó para lanzarse a la carga, descargó su hacha sobre la indefensa chica pero realizo una finta en el último momento, ella se desorientó y Ruby aprovechó ese instante para disparar rápidamente una flecha solitaria. Las bellas plumas ondearon al viento durante una fracción de segundo antes de incrustarse en el hombro de la ladrona. Esta soltó un grito molesto y se derrumbó al piso. El muchacho había acertado en el brazo que ella usaba para lanzar los cuchillos.
Fuera todos esperaban con ansias, White había visto las luces del molino encenderse y los cuchillos salir despedidos del interior de este. Esperaba que el resultado fuera ventajoso para los caballeros. De pronto una sombra se proyectó frente al molino y tres personas emergieron por la puerta, dos chicos que sujetaban a una chica con las manos atadas en la espalda, esta última mostraba una expresión enfurruñada, como un niño que acaba de perder un juego.
-¿Qué es todo este alboroto?-Un Emerald molesto se acercaba en bata de dormir y con el cabello desordenado.-Están heridos.-Dijo olvidando su enojo.
Le contaron todo a Emerald mientras este usaba algunos hechizos de sanación y les aplicaba una pasta de hierbas verde en las heridas más feas.
-Así que se coló en el pueblo. ¿Y qué quería? Me imagino que habrá robado algo.-Respondió el chico una vez terminado el relato.
-Algunas joyas, dinero y comida, lo usual.-Gold dijo sin darle mucha importancia.-Aunque era muy buena combatiendo, me la puso difícil.
-¿No será por tu extraña debilidad por las chicas?-Ruby miró a su amigo acusadoramente.
-¡Que va! Yo nunca me distraigo en batalla. Aunque era algo guapa.-Dijo esto último en un susurro, como para sí mismo.
Le habían delegado la custodia de la ladrona a Black, un muchacho de unos catorce años con cabello castaño. El segundo mejor espadachín del pueblo, después de su hermano mayor, claro. Este último no se encontraba en casa, era un caballero famoso y seguidamente salía para encargarse de peligrosas misiones externas al pueblo. Ruby observó cómo Black y White conducían a la ladrona hacia el calabozo del pueblo.
-Sabes Emerald. Hubo una cosa de este encuentro que me dio muy mala espina. Y seguro tú estarás de acuerdo conmigo en que algo malo está pasando.
Recogió la daga que White le había entregado antes de entrar al molino, una empuñadura azul con ribetes plateados y una kyanita azul forzada a entrar en la base de esta. Emerald palideció al verla.
-¿Qué significa esto?-Dijo en un susurro.
-No lo sé, pero no me gusta.
-Ya díganme de que hablan, me tienen nervioso.-Gold irrumpió en la conversación.
-Esta es una daga del reino acuático.-Ruby observó el arma con preocupación.-De la princesa mayor, precisamente.
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Pokemon Medieval: S @ R
ActionPrimer capítulo de este fanfiction, donde Ruby, un caballero intrépido se enfrentará a grandes peligros para proteger a su amada Sapphire. Acompaña a Ruby en esta aventura, ¿qué dificultades le esperan a continuación?