Era tan hermosa y fantástica, una de esas niñas que siempre resaltará sea cual sea el lugar donde se encuentre. Brillaba en medio de todas las demás estudiantes de aquellas viejas habitaciones de la escuela de Pasadena. Siempre lucía radiante, no sé si era mi imaginación, si estaba tan loco por ella pero me parecía que ella despertaba así todas las mañanas, se miraba preciosa sin algún tipo de esfuerzo. Pareciese que en las mañanas lo único que hiciese es desayunar, tomar sus cosas y venir a la escuela. Claro, bañarse también; pero me refiero a que no se miraba como esas niñas bonitas que podían tardar horas en peinar su cabello para que se viese perfecto y un par de horas más en su maquillaje. En mi opinión, ella no hacía eso y tampoco lo necesitaba. Era de esas niñas que de verdad valdría la pena presentarla delante toda tu familia porque a pesar de ser muy común, era una diosa. No me mal interpreten, a "común" me refiero a que no tenía nada fuera de lo normal. Su cabello era largo, muy negro y siempre se miraba un poco despeinado pero así le quedaba más que bien. Sus ojos eran un café muy oscuro sus labios muy gruesos y tenía 4 lunares arriba de su nariz que desearía besar con mucha locura; seria bueno que ella supiese al menos mi nombre.
