Ya iban 5 meses desde que comenzó todo esto y fue ahora que comenzó a tornarse más pesado que nunca... a la vez nosotros tendríamos que sacar fuerzas de hasta donde no las había, porque el desgaste y el esfuerzo sería mayor que nunca. Postrado en cama sin la capacidad de poder realizar todas las tareas por si solo era como en estos momentos mi papá se encontraba, por lo que éramos nosotros a los que acudía en esos momentos.
Con la llegada su enfermedad cambié completamente, me despreocupé de ciertas cosas para darle prioridad a otras y en este caso mi prioridad pasó a ser él... pasaba tanto tiempo con él, que ahora mientras escribo me da tristeza el recordar de que tuvo que pasar todo esto para que nosotros retomáramos la confianza de poder conversar, de poder reír y disfrutar lo que éramos "padre e hijo" .No sé cómo fui tan estúpido para no darme cuenta que había perdido ese lazo... la conexión que en estos momento sentía ya había dejado de ser un sentimiento familiar para mi... Simplemente siempre seré un idiota por no haber aprovechado esto antes y querer retomar todo a último momento "Increíble como ahora valoro la ausencia de lo que siempre creí que estaría ahí", pero tampoco podía resignarme y tan sólo darlo por perdido... tras dicho eso me propuse hacer algo al respecto...
Como era de costumbre llegaba del liceo y toma una ducha de agua hirviendo, sí jajaja hirviendo, porque para mala suerte no podía regular mucho la presión de agua y tenía que decidir entre una recién sacada del fogón o una fresca y rica agua a menos 30°c traída directamente desde la antártica, no lo pensaba dos veces y mi elección siempre era la llave izquierda, sí, la roja. Luego de semejante tortura me dirigía al dormitorio a conversar con mi papá, preguntarle cómo se encontraba (estúpida pregunta, por cierto, pero era la costumbre) le daba sus medicamentos de las 18:30 y me recostaba con él un rato a conversar... me contaba muchas historias de cuando él tenía mi edad, de sus hermanos, de cómo conoció a mi mamá, todas igual de interesantes, por cierto, sobre todo lo último... Esas historias me fueron acercando a él me fueron devolviendo lo que yo ya creí olvidado...
Recuerdos de mi niñez que ya hasta había pasado por alto... mis regalos de navidad, mi primer dinosaurio que dibujé entre otras cosas, "decir que lloré con todo eso en su momento y ahora que lo vuelvo a plasmar en texto es poco". No tan sólo recuerdos fueron lo que me entregó en esas eternas pláticas, enseñanzas, valores, consejos para cuando él no estuviera. ¿Recuerdan lo que dije hace unos párrafos arriba? Bueno... en estos momentos ya no pensaba así... esos meses se me estaban haciendo eternos, más que suficientes, pero pude haberlo aprovechado antes.
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Costumbre
RomanceAmores confusos, amores dañinos... más de alguno hemos conocido uno de estos incluido tú quizás también lo hayas vivido. En esta historia nos adentramos en la mente y vivencias de un joven de 15 años el cuál nos relata sus emociones, experiencias...