Solamente ella

¿Por qué a mi?

Tomas
Quedaba una semana para dejar la ciudad y aún no había hablado nada con ella,tenía que confesarselo,sabía que todo iba a cambiar en ese momento.
Iba decidido en dirección a su casa hasta que la ví,estaba sentada en los escalones de la puerta como si me estuviese esperando y mis manos automáticamente empezaron a sudar.
Me pare junto a los arbustos,que guapa está pensé...
-¿Tomas?,¿eres tú?_la oí decir
Mierda,que indiscreto estoy siendo
-Eh...si_dije rascándome la nuca y saliendo de aquel matorral_
-¿Qué haces aquí?
-Necesito hablar contigo_y en ese momento pude ver como se sonrojaba
-Oh,si claro,dime,siéntate aquí
-Realmente no se como decirlo pero como sabes queda una semana para que Ana y yo partamos
-Si...,os voy a echar mucho de menos,sois parte mi familia como bien sabes
-Lo mismo digo,pero Sandra...me encantas
Su boca comenzó a hacer una O y cerré los ojos con fuerza hasta notar unas manos rodeándome la cintura.
Abrí los ojos para abrazarla con fuerza sintiendo que una lágrima caía en mi hombro y no,no era mía.
Ella estaba llorando y lo único que hice fue acariciarla encima mía.
-Tomas,eres el chico más increíble que he conocido jamás pero... tú te vas,estaremos a cientos de kilómetros,sabes que no va a funcionar
-¿Y si lo intentamos?,¿qué hay de malo en arriesgar?
Solo entonces pude experimentar como se sentían sus dulces labios,cómo sus pequeñas manos acariciaban mi espalda temblando y cómo eso,era lo único que me hacía completamente feliz en aquellos instantes y pese a todo aquello sabía que algo iría mal...

Volví a mi casa con un estado indescriptible,me sentía tan bien y a la vez tan mal con lo que estaba a punto de ocurrir.

3 días después
Habíamos quedado en el puente que estaba junto al río como los dos últimos días,venía con una cara algo seria,pero la entendía,en ese momento solo me estaba lamentando no haber confesado mis sentimientos antes.
Abrí el mantel que tenía y comencé a colocar platos,sentía su mirada puesta en mi y eso me hacía sonreír casi sin quererlo.
-Me gusta como te sienta el blanco ahora que conservas el moreno del verano
-A mi me gustas tú...
Se acercó a mi firme y empezó a abrazarme hasta que terminamos tumbados encima del mantel.
-He traído fresas con chocolate...
Sandra las engulló rápidamente,dejándome solo dos y se acercó con calma a mi boca para limpiar un resto de chocolate que me quedaba en la comisura de los labios.
Con ella se paraba el mundo,con ella todos mis problemas se esfumaban parecía que todo saldría bien.
-Deberíamos de volver a casa,está atardeciendo_me susurró sacándome de mis pensamientos.
-Está bien,recojamos.

Hacía 3 horas que había llegado a casa y no conseguía dormirme,solo quedaban 2 días para irnos,¿por qué a mi?,¿por qué justo en ese momento?¿por qué cuando más feliz estaba tenía que cambiar mi vida tan radicalmente?,demasiadas preguntas sin respuesta rondaban mi cabeza,debería mantener la mente fría si no quería enloquecer.