CAP 4

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Tras de mí escuché un gruñido gutural, la sangre se me heló, me giré para ver de qué cosa provenía. Me exalté y retrocedí unos cuantos pasos al ver al lobo de Adam. Una parta de mí decía que no corriera hacia el bosque espeso y otra parte me decía que sería mejor que quedarse ahí esperando a que Adam atacara.
Tomé la segunda decisión y sin esperar más me di la vuelta y salí corriendo con todas mis fuerzas, mi lobo corrió junto a mi. A mis espaldas escuchaba los gruñidos y las grandes pisadas del otro lobo. Corrí lo más rápido que me daban mis piernas pero sin previo aviso el piso se hundió bajo mis pies, no logré sostenerme de nada así que caí por un túnel oscuro, algo duro golpeó mi cabeza.
Me levanté con un grito ahogado, mi respiración estaba agitada. Cerré los ojos y traté de tranquilizarme. Al abrir los ojos dirigí la vista hacia el ventanal, el cielo seguía oscuro pero yo ya no podía seguir durmiendo. Me quité las sábanas de una patada y me levanté, el suelo estaba helado pero aún así no me puse las zapatillas. Fui hasta mi maleta y de ella saqué el sobre y la caja que había guardado mi papá.
Corrí hacia la cama y me lancé enzima quedando sentada. Abrí la carta con cuidado para no arrugarla. Me temblaba un poco las manos , tal vez por los nervios. Antes de leerla respiré profundo con la impresión de quitarme los nervios.

"Querida, Noah.
Cuando hayas leído esto se que estarás instalada en tu nuevo hogar. Estoy más tranquilo porque estarás más segura. No tienes que preocuparte por nosotros, ten por seguro que cuidaré a mamá y ella cuidará de mi. Quiero que estés tranquila y hagas muchos amigos en la escuela, mamá quiere que estudies mucho, ya la conoces, para ella es muy importante los estudios.
En la caja encontrarás un tesoro que le pertenecía a tu abuela, representa a la familia y al reino. Es hora de que lo uses. Eres una gran princesa, Noah, mi princesa. Te queremos mucho, te extrañaremos y no olvides la promesa que te hice, mi pequeña."

Mi vista se nublo a causa de las lágrimas que se agolparon, unas cuantas se escaparon pero pestañeé varias veces para evitar llorar. Tenía que ser fuerte por mis padres. Guardé la carta en el sobre y la escondí bajo mi almohada, tendría que encontrar otro sitio en donde guardarla para que nadie pueda encontrarla. Tomé la caja y la abrí, ahí adentro encontré un hermoso collar, tenía un dije de una corona de oro, en su interior se encontraba un diamante pequeño que representaba la luna, era tan delicado que hasta me daba miedo romperla. La observé por varios minutos, no podía creer que papá me haya regalado el collar tan preciado de la abuela. Sonreí y me lo puse, sentía que en ese collar estaba toda mi familia, seria como estar con ellos.
Unas cuantas horas más tarde me vestí con el mismo pantalón de ayer, un saco de lana que mamá había guardado en mi maleta y unos zapatos de taco pequeño, no tenía más ropa, realmente me hubiera gustado llevarme mis vestidos pero no se pudo además Stella había dicho que las chicas de aquí se vestían más relajadas.
Me hice un moño y salí del cuarto al escuchar ruido en la sala, Stella estaba poniendo el desayuno en la mesa, ella me miró y sonrió.
-Hola, Stella-la salude, me acerqué para darle un beso en la mejilla.
-¿Qué tal dormiste?-me tomó de los hombros para observarme.
-muy bien, la cama es muy cómoda.
-Qué bueno, linda. Siéntate para que puedas desayunar, preparé enrollado de fresas y chocolate, tus favoritos-mis mejillas se sonrojaron, entró a la cocina.
-de verdad gracias, pero no tienes que molestarte.
Volvió a salir, llevaba una canastita con panes en rodajas, las puso en la mesa y se sentó.
-No es molestia, querida. Me encanta cocinar ¿por que crees que trabajo en la cocina de Palacio?-dijo en un susurro, las dos nos miramos con unas sonrisas cómplices.
Miré hacia mi derecha en donde un puesto estaba vacía pero en la mesa se encontraba un desayuno más.
-¿Ian no va a desayunar con nosotras?-pregunté algo nerviosa.
—No—una voz masculina nos interrumpió, las dos miramos en su dirección.
Ian salió del pasillo, miraba su celular y lo guardo en el bolsillo de su pantalón, me observo por un segundo fugaz y luego se acercó a su madre para darle un beso en la mejilla.
—Hoy no desayunaré aqui, saldré con mis amigos.
Stella trato de no poner cara de pocos amigos, aunque no le fue muy bien.
-¿Por qué no llevas a Mackenzie contigo? Para que conozca un poco la ciudad.
Yo negué con la cabeza y tragué con rapidez lo que tenía en la boca al ver la mueca que hizo Ian.
-No, no es necesario, además hoy quería ir por mi ropa, esto es lo único que traje y ya sabes que a mamá le gusta que me vista bien.
-Si, ustedes tienen mejores cosas que hacer, así que me voy, nos vemos en la noche- Ian me miró con dureza, pero yo no pensaba apartar la mirada, no dejaría intimidarme por un chico malhumorado.
Stella lo miró hasta que salió del departamento, negó con la cabeza, ella no aprobaba si comportamiento.
-¿Entonces que te parece si después de desayunar vamos de compras?-dijo Stella rompiendo el silencio.
-Claro, me encantaría.

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