CAPÍTULO 7

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No era experta en arte, sin embargo, podía asegurar que la exposición tenía un mensaje sobrecogedor sobre la preservación de las especies en extinción. Los colores impactantes de la muestra y las expresiones de bocetos de diversos animales combinados con piezas de armas incrustadas en cada lienzo resultaban elocuentes. La sala estaba a rebosar. No cabía una persona más, y eso que se trataba de una invitación privada y exclusiva antes de abrir al público.

Zoey llevaba un vestido color topacio. El cabello recogido en un sutil tocado alto y largos pendientes del mismo tono de su atuendo. Esa noche estaba utilizando joyas que su madre le regaló al cumplir veintiún años. Los pendientes de perlas con pliegues delicados en forma de pétalos de rosas de diamantes brillaban con la luz de Wuccó Art, la galería que se inauguraba esa noche para los amantes del arte.

—Aquí tienes —dijo su cita de esa noche entregándole una copa de champán. Ella le sonrió.

—Gracias.

Bastian Fernsby tenía treinta y dos años, un doctorado en leyes y también una descarada forma de decirle que quería irse a la cama con ella al terminar la velada. Zoey no estaba en contra del cometido, pero, ¿acaso no merecía un poco de seducción? Él era directo de una manera que resultaba incómoda. Medía un metro ochenta de estatura, traje elegante de tres piezas y destilaba un encanto que, lejos de resultar cautivador, producía en Zoey el efecto contrario. Bastian estaba haciendo un gran esfuerzo por agradarle, y desde el momento en que fue a recogerla en un Maserati ella supo que, al menos esa noche, su frustración sexual no iba a desaparecer.

—El vestido realmente hace justicia a tu figura. Eres guapísima —dijo él.

—Veo que están pasándola bien —interrumpió Jensen con una flamante sonrisa. Esa noche no tenía una mujer colgada del brazo porque a última hora la chica se sintió indispuesta. A él le daba lo mismo, porque podía encontrar una interesante compañía para pasar la noche en cualquier sitio.

Bastian saludó con un apretón de manos a su amigo.

—Zoey es preciosa. Además de inteligente —dijo elevando la copa hacia ella.

—Imagino que es una rareza en estos días —comentó Zoey con sarcasmo.

—Lo es, sin duda —dijo Jensen al darse cuenta de que ella no estaba cómoda. No había otra explicación para ese tonito lleno de ponzoña disimulada—. Te voy a robar unos minutos a Zoey, Bastian.

El hombre asintió.

—No demasiado tiempo, porque tenemos mucho de qué hablar esta noche —dijo haciéndole un guiño de ojo a Zoey. Ella, con una leve sonrisa, le dio la espalda y tomó el brazo que Jensen le extendía.

Caminaron a lo largo de la galería hasta que llegaron a una zona más despejada. O al menos había menos personas por metro cuadrado que en el área principal.

—Parece que Bastian es un poquito insistente —dijo Jensen riéndose.

Ella puso los ojos en blanco.

—Tonto. Menos mal me has rescatado. Me importa muy poco lo que pueda pensar de mí.

—Es un buen partido.

—Resulta bastante tedioso lograr generar empatía —dijo ella con un suspiro —. No pienso aguantarlo el resto de la noche. ¿Trajiste tu automóvil?

Él se rio.

—Vine en taxi. Mis automóviles están en mantenimiento hasta pasado mañana, y mi chofer está de vacaciones hasta la siguiente semana. Podemos llamar a Kendrick. Todavía no son ni las diez de la noche.

Votos de traición (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora