DESEO Y PENITENCIA

El siguiente fic está hecho con fines de entretenimiento y sin el afán de ofender a ninguna creencia religiosa, los temas aquí tratados deben manejarse con discreción.

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William Spears, un hombre alto  y delgado, de cabello oscuro y piel pálida, que desde muy joven, ha dedicado su vida a enseñar la palabra de Dios. Un sacerdote estricto y correcto, con un expediente inmaculado, inmune a las debilidades y tentaciones del hombre común, cuando no cumple penitencia de ayuno, sólo se alimenta lo necesario para saciar su hambre, jamás come por gula, de su boca no salen palabras altisonantes, William es sereno y calmado, para nada impulsivo, es un hombre virtuoso quien sabe tocar barios instrumentos musicales y posee una voz  cautivadora.

Sus feligreses le siguen ciegamente y sus colegas le admiran, él está a cargo de un convento, el cual se encarga de un pequeño grupo de niños huérfanos.

El padre William jamás se sintió atraído por alguna mujer, y el formar una familia propia jamás pasó por su mente, a pesar de venir de una familia grande y conserbadora.
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Grell es un caso peculiar, su padre  falleció hace unos pocos meses pero su madre se ha casado nuevamente y sin guardar luto, hoy en día es difícil ser madre soltera y más si eres madre de... "Un pequeño demonio" .

La vida de Grell no es fácil, para su mala suerte, ha heredado el cabello escarlata de su padre, y su desgracia crece junto con ella. Al llegar a la adolescencia y convertirse en una señorita, su belleza se vuelve irresistible para los hombres, incluso para su padrastro, sus ojos esmeralda y albina piel, resaltan su roja cabellera. El hombre no puede contra su deseo y justifica su instinto animal, culpando  a la inocente chica. "Ella es el diablo".

La madre de la pelirroja, junto con su marido, deciden recluirla en un convento, con la intención de salvar su alma y principalmente, aplacar el celo de su padrastro. El corazón de Grell está destrozado, ella sueña con el amor verdadero,  casarse y tener una familiar, pero por su apariencia, ningún "hombre de bien" pretende desposarla.

Al principio, cuando era novicia, la vida era más sencilla en su claustro, sin embargo, al convertirse oficialmente en monja, su hambre de libertad y enérgica juventud, la meten en problemas con las demás hermanas y la madre superiora.

Con el paso del tiempo, su instinto maternal crece y ella toma la decisión de cambiar de convento, decisión que quizá marcaría su destino y su alma.
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Mientras Grell juega con los infantes, ella no se percata de que es observada. Él le mira con anhelo, mientras su alma se quema en las llamas del deseo. No puede creer que tanta pureza y belleza puedan existir en un mismo ser.

Una noche más de penitencia. Ya han pasado 3 años desde la llegada de aquella roja tentación. Se consagró como hombre de Dios, pero al fin de cuentas, no era mas que un vil mortal.

Pequeñas gotas de sudor perlan su frente, su corazón se acelera tanto por la adrenalina de ser descubierto como por la actividad que está realizando. Al finalizar, no es más placer lo que siente, ahora es remordimiento y odio hacia si mismo, él prometió en nombre de Dios ser un hombre celibe, pero ese no era el mayor de sus reproches, ahora no era más que escoria, un hombre de su edad, fantaseando con una inocente y virginal mujer, una hermana, peor aún, una mujer debota, consagrada a Dios al igual que él, la más joven de las monjas bajo su custodia.