Capítulo 7

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Capítulo 7

     La impotencia había terminado por crecer, mientras nada de lo que tenía en sus manos le daba una respuesta. Broke Simmons era un nombre y no había más que eso. El expediente que tenía en sus manos solo le había dado un nombre que no le daba ni siquiera piezas que encajaran con aquellas pistas que habían quedado dispersas en el caso que había estado trabajando Derek. Solo sabía que Derek había empezado a desconfiar en el resto de sus compañeros, incluyendo a su familia. Y el tiempo se le acababa.



     A la mañana siguiente decidió seguir con el objetivo que le había llevado allí. Debía conseguir la confianza de Selena. Y hacerle ver que no estaba sola. Debía salvarla a ella y a Nicole, aunque por los momentos debía guardarse en secreto que lo había llevado hasta allí.



—Hola...— dijo Albert sonrientemente al ver el rostro de Selena lleno de asombro.

— ¿Qué haces aquí?— le preguntó sin poder creerse que él estuviere allí.

— ¿Qué crees?... Como ciudadano de San Francisco y ex estudiante de este colegio, me he enterado que los niños tendrán su primer concierto ante sus representantes... Y sólo he venido a recordar cuando fui yo quien estuvo allí.

— ¿Nadie se ha atrevido a decirte que no eres bueno diciendo excusas?—cruzó los brazos al no creerle.

— Eres la primera...— expresó con picardía, sabiendo cuánto le irritaba su presencia allí.

— Ya veo...

— ¿Tan desagradable es que esté aquí haciéndote compañía?

— ¿Valoras tu vida?... Entonces, no busques más respuestas.

—Hmmm...Es interesante saberlo.



     Selena sentía que Albert lo hacía al propósito, buscando algo que jamás conseguiría de su parte. Pero, ¿cómo hacerle entender que no le interesaba conocerlo? Era una pregunta que se hacía a mí misma, comprendiendo, que él parecía no querer entender sus indirectas.



     El tiempo, lejos de allí, no había avanzado como Ralph había pensado. Una vez más, Ralph se había sentado en su escritorio, junto a aquellos papeles que no le decían absolutamente nada. Prendió su laptop, buscando algo, cualquier pieza, que le dijera en dónde Brooke se encontraba. Nadie jamás le haría quitarse de la cabeza que el único dueño era él, y por lo tanto, su deber era encontrarle. Cinco años era un tiempo efímero. Tan efímero como la palabra pasado. Sin embargo, no encontraba nada y eso le irritaba. ¿Qué había sido de ella? ¿Cómo era posible que la tierra se la hubiese tragado, sin decirle en dónde se encontraba?



     Lanzó airado aquellos papeles en el suelo, al empujarlos con la mano derecha. No... Aquello no podía ocurrirle a él. Y mucho más, sabiendo el hombre poderoso que era. Alguien debía saber sobre cómo el imbécil de Derek le había ayudado. Alguien debía saber qué había sido de Brooke. Sin embargo, todo era un silencio. Un misterio. Un enigma ante aquello.



— ¡Te encontraré, aunque estés en el fondo del mar!... No descasaré hasta que sea así, porque nadie me quitara de la cabeza que sigues aún con vida.



    En la pantalla de la laptop tenía aquella foto cuando ambos eran una pareja, y ella no sabía todavía quien realmente era Ralph.



    La actividad escolar había empezado para la alegría de los representantes presentes. Selena tomó su lugar y la batuta mientras sonreía a los niños. Aun así, respiró hondo al ver que Albert no se había marchado cuando ella se lo pidió. No entendía su insistencia y tampoco le interesó saber más de por qué seguía allí. No confiaba en él y en nadie. La vida le había obligado a aprenderlo de una cruel manera. Sólo deseaba saber si alguna vez conocería a quien le había escrito aquella carta. ¿Le conocería alguna vez?



—Ha sido un buen concierto infantil...—dijo Albert al acercarse, sabiendo que después de eso, tendría que darle su espacio—Ha sido un gran trabajo.

—Gracias...

—Ahora debo marcharme...Ha sido un gusto para mí regresar a este lugar y recordar el pasado. Había olvidado que amaba tocar el clarinete. No me preguntes por qué, pero era mi instrumento favorito.

—Al menos no era el triángulo.—sonrió para su sorpresa.

—Eso sí... Bueno tengo que irme. Te dejaré trabajar. Que tengas un buen día...

—Igual para ti...



     Albert respiró profundamente, sintiendo una molestia en su rodilla. Sabía que debía haber guardado reposo, pero no podía quedarse quieto sabiendo que Selena y Nicole se encontraban en peligro. Y aunque la única verdad que había era que pronto tendría que regresar a su realidad en Los Ángeles. Era algo que era inevitable, aun cuando él le hubiese puesto un tiempo determinado a su estadía en San Francisco.



    Sin embargo, cada día sentía que había encontrado una razón aún más fuerte para que ese reposo se extendiera aún más de lo pensado.



      El enigma que seguía en ese expediente que estaba bajo su poder.

La Razón Para Continuar (4to libro-Serie "Un Cambio Inesperado")Donde viven las historias. Descúbrelo ahora