Hayato aun sin poder reponerse a la situación en la que se encontraba fue arrastrado por el pequeño Taiki a una habitación contigua, dicho lugar estaba repleto por juguetes y todo tipo de cuentos, en el centro se hallaba un sillón donde pudo dejarse caer mientras sentía como su alma abandonaba su cuerpo, estando aun en estado de shock Hayato intentaba convencerse a si mismo por todos los medios que el menor no era aquello que estaba más que claro, trataba inútilmente de creer que estaba enfermo y por ello su cuerpo solo estaba gastándole una broma.
—//Vamos Hayato... qui-quizás has pescado un resfriado sin darte cuenta... s-si eso debe ser... debo tener fiebre o tal vez son los nervios... si eso debe ser, ¡Estoy tan nervioso que ya estoy delirando y confundiendo las cosas!... si, debo ir al médico//
El mayor se había sumergido tanto en sus propios pensamientos que dejo de escuchar todo a su alrededor—. ¡Hayato–nissan! —no fue hasta que un fuerte grito se hizo escuchar que fue sacado de sus pensamientos y traído de regreso a la realidad—. ¿Hayato–nissan estás bien?
Poder asimilar el hecho de haberse convertido de la nada en un hermano mayor era una de las tantas cosas que Hayato aún se sentía incapaz de procesar, era increíble lo rápido que Taiki lo aceptaba como su hermano, ni siquiera se estaba molestando en pedirle razones o motivos, solamente lo había aceptado sin problema alguno. Para el mayor resultaba increíble cuan despreocupados eran los niños, sobre todo eran increíbles aquellos pequeños capaces de aceptar a personas completamente desconocidas con fe ciega, Taiki ni siquiera mostraba algún signo de incomodidad o desagrado, por el contrario, su rostro se hallaba inundado por la felicidad y la alegría.
—Si, estoy bien —aun si todo estaba resultando ser un horrible sueño Hayato no tenía más elección que aceptar la petición que se le había hecho pues existía una gran posibilidad de que le causara problemas a sus padres y aquello era lo último que deseaba darles, desde muy joven pudo percatarse que pese a poseer un estilo de vida más o menos acomodado debían pagar unas deudas que la familia arrastraba desde algunas generaciones atrás. Taiki ajeno a los pensamientos de quien era su nuevo hermano se dirigió a uno de los estantes de la habitación y tomó un libro el cual se lo llevo a Hayato—. ¿Quieres que te lo lea? —el menor asintió con una gran sonrisa plasmada en su rostro.
Hayato paso un largo rato leyendo el libro que Taiki le había pedido leer y se centró tanto en ello que no se percato del momento en el cual el pequeño se quedo dormido recargado contra él, estando así Hayato fue consciente que era la primera vez que un niño le pedía algo, ni siquiera con los niños de su familia tenía tal cercanía. En ese instante el presidente ingreso a la habitación encontrando aquella tierna escena, por un instante le pareció que Taiki realmente tenía un hermano mayor.
—Veo que le estabas leyendo un cuento a Taiki.
—Sr. presidente.
—Tus padres han ido a trabajar, puedes irte a casa si quieres, Taiki seguramente no despertara en un buen rato... espero no haberte molestado con un favor como este, se que cuidar de Taiki es totalmente mi responsabilidad, pero actualmente soy incapaz de hacerlo, quizás se ha sentido tan solo que posiblemente esa sea la razón por la cual te acepto sin pensárselo.
Hayato mientras escuchaba al presidente hablar en cierta forma podía sentirse identificado con Taiki, pues al igual que él tampoco tuvo alguien con quien jugar, desde su nacimiento siempre fue rodeado por adultos, no había ni un solo niño y aquello le provocó algunos problemas durante su niñez pues no encontraba forma de congeniar con los niños de su edad, no fue hasta que entro a preparatoria que por fin pudo sentirse medianamente aceptado pero aun trabajaba en su trato para con las personas a su alrededor. Sin embargo, los verdaderos motivos por los cuales se estaba replanteando la petición era la extraña sensación que el menor provocaba en él, su cuerpo estaba comportándose de una forma para nada apropiada para alguien quien debía cuidar a un niño tan pequeño.
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¿Yo tu Alfa? ¿Tu mi Omega? (YAOI-OMEGARVERSE)
Romance"El destino obra de formas muy extrañas" fue el pensamiento que golpeo a un joven Alfa quien no podía creer hacía donde lo estaban llevando sus instintos, como si algún tipo de demonio estuviera conjurando en su contra, su Omega, aquella existencia...