Roswell Daily Record
EL CASO DE ROSWELL: EL MAYOR MISTERIO DEL SIGLO.
Lunes 07 de julio de 1947.
Roswell, Nuevo México. Nos han informado que varios granjeros de la localidad de Roswell han sido testigos de un supuesto avistamiento OVNI en las periferias de sus tierras. Ellos aseguraron haber escuchado en la pasada noche del 03 de julio del presente año, en plena tormenta, una fuerte explosión que resonó incluso más fuerte de todo ruido conocido propio de las tormentas. Sin embargo, las declaraciones afirman que nunca habían escuchado algo similar a aquello. Los distintos informes llegados a las estaciones del Sherrif de Roswell y Corona nos cuentan una versión diferente cada uno, pero de entre las más destacadas, podemos contar la experiencia que tuvo Gerald Anderson, un niño de cinco años que paseaba junto a su padre, hermano y un primo cerca de las Planicies de San Agustín. Cuenta el joven Gerald que su atención quedó fija en un objeto que reflejaba con incandescencia los rayos del sol. Asimismo, en una situación similar se encontraba Marck Brazel, otro granjero que declara haber visualizado restos de inusuales objetos metálicos esparcidos por toda la extensión de su rancho que, en su caso, se encuentra más próximo a Corona.
Ahora, a los pocos días del incidente, las versiones oficiales expedidas por los responsables de ambas estaciones de Sherrif de la zona discrepan en demasía con los relatos de los testigos que no sólo reportaron la presencia de vestigios de lo que, a simple vista, parecía una nave, sino que también vieron varios cuerpos con características humanoides agonizando y, otros cuantos más, muertos. Hoy, lunes 07 de junio, las autoridades insisten que la "verdadera" causa de aquel incidente fue el choque de un globo meteorológico encubierto, el cual operaba en estricto secreto con propósitos de obtención de datos útiles para la armada. Ramey, el general de brigada de la base militar de Fort Worth, Texas; ha asistido a nuestra rueda de prensa y mostró una serie de fotografías de los restos que, al parecer, concuerdan con las declaraciones. [Véase la fotografía adjunta]
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Ha pasado más de una semana desde que sucedió el «accidente». No he hecho más que repetir en mi cabeza lo que vi ese día cuando hacía mi rutina de limpieza y alimentación del ganado. Estoy completamente seguro de que aquellos pedazos de basura que vi hace días no eran algo que yo pudiera relacionar con nada conocido. Definitivamente necesitaba sacarme esos pensamientos de la cabeza, así que mejor me concentré en terminar de bañarme. Estaba enjabonando mi cabello cuando, al pasar mis dedos por la parte inferior de mi cabeza—cerca de la nuca— descubrí una especie de cicatriz abultada; similar a la textura que deja una quemadura y, la cual, no sabía cómo me había ocasionado ni desde cuándo la tenía. Traté de recordar, pero fue inútil.
Todo marchaba sin complicaciones. Era una mañana especialmente fresca a consecuencia de la tormenta que había azotado la noche anterior. Era un buen cambio, para variar, del usual clima árido de la zona y a pese que me ahorraría la acostumbrada riega debido a la lluvia, no podía dejar de preocuparme por el estruendo que había escuchado en la noche durante la tormenta. Seguí caminando a paso lento por los sendos surcos del arado hasta que, en mi camino, fueron apareciendo piezas destrozadas y abolladas de lo que parecía haber pertenecido a un gran aparato metálico. Aquellos restos de un material tan oscuro como la obsidiana se iban presentando con más frecuencia ante las pisadas incesantes de mis botas que parecían impulsadas únicamente por la curiosidad. Al cabo de unos 200 metros, pude distinguir lo que quedaba de un gran objeto metálico con las mismas características de los pedazos que estaban tirados a mi alrededor y éste reflejaba la luz del día en sus contornos. Acorté la distancia unos cuantos metros más y bajo la suela de mi bota, crujió una suerte de tela que, sin fijarme, había pisado. La tela en cuestión era finísima, y se sentía similar al tacto de la licra, pero de una resistencia tal que me fue imposible desgarrar la por ningún método. Eso me desconcertó y el miedo se apoderó de mí en instantes. Hecho un manojo de nervios, corrí lejos de allí y desde mi casa llamé al Sheriff para dar parte a las autoridades de todo en cuanto había visto. No tardaron en propagarse los rumores de vecinos que al igual que yo, dicen haber visto al mismo gigante metálico hecho trizas mientras las autoridades gradualmente convencían a la gente de que no se trataba de ningún hecho extraordinario a través de la prensa.
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Doppelganger
Science FictionEl caso de Roswell da mucho de que hablar, sobretodo a los lugareños de las periferas del condado de Corona y Roswell, Nuevo México, quienes experimentaron de primera mano aquella experiencia inusual y llena de inconsistecias entre los testigos y la...