POV'S SELENA
Miro hacia la puerta del restaurante instintivamente y veo a Gonzalo con una chica de la mano. Se están riendo y él le susurra cosas al oído. Siento como si alguien acabara de darme una patada en el hígado.
—Selena, ¿qué ocurre? —pregunta Anna mirándome preocupada.
Dudo entre si decírselo o no. No me gustaría arruinar esta comida, pero necesito expulsar la rabia que tengo dentro con alguien.
—Acaba de entrar Gonzalo en el restaurante de la mano de una chica —espeto y ella se queda perpleja.
—¿De verdad?
—Sí.
Los vuelvo a mirar. Se han sentado en una mesa cerca de la puerta. Ella lo mira con ternura y mi novio le acaricia la mejilla. Es repugnante. ¿Por qué con esa chica es un amor y conmigo es un asco de persona? Aunque en realidad, no siempre fue así. Al principio de la relación era cariñoso, me escuchaba, me apoyaba, jamás me levantaba la voz... Ahora lo único que hace es gritarme y hacerme culpable de todo.
Unas ganas de venganza recorren mi cuerpo. No sé cómo vengarme, sólo quiero que sufra.
—Necesito que me ayudes a planear una venganza magistral —espeto y eleva las cejas.
—Yo...
—Por favor, te necesito —suplico y suspira.
—Está bien... —acepta finalmente no muy convencida.
—No tengo ni idea de cómo vengarme, pero mi amiga Laura es una genia. ¿Te apetece ir a mi casa y la invitamos para planear la venganza? Hoy he limpiado —digo orgullosa. Pensaba que le iba a gustar la idea, pero parece que no.
—Yo... Deberíamos hacer el trabajo —dice rápidamente.
—Podemos hacer ambas cosas. Planeamos la venganza y luego hacemos el trabajo. Laura podría ayudarnos —digo intentando convencerla.
Si no fuera imposible hasta diría que parece celosa de Laura. Obvio que no lo está, es imposible. Quizá tenga vergüenza porque no se conocen.
—Tengo una idea de venganza, no hace falta que llames a Laura —dice rápidamente y frunzo el ceño.
—Sorpréndeme —digo encantada.
—Aquí no, podría escucharnos alguien —se excusa.
—¿Qué más da? Nadie nos conoce.
—Vamos a mi casa, mi padre trabaja y estaremos solas —dice y niego.
—Esta vez quiero enseñarte mi casa —propongo nerviosa y ella asiente—. Perfecto, pero hay un problema...¿Cómo salimos sin ser vistas? Están prácticamente sentados en la entrada.
—Ve al baño y salta por la ventana. Minutos después, iré yo —planea y sonrío.
—Eres genial —digo sincera y hago caso.
Voy hasta el baño y cierro la puerta para que nadie me vea. Hay una ventana, pero es muy pequeña. No creo que coja. Subo al váter para llegar a la ventana, pero está demasiado dura.
Un poco después, se abre la puerta y veo a Anna.
—¿Estás de coña? ¿Sigues ahí?
—¡No se abre! —me excuso y se ríe.
Se acerca a mí y me ayuda a abrirla. Huele a vainilla. Sin quererlo, pierdo el equilibrio y caemos al suelo. Ella cae encima mía.
—Eh... —digo nerviosa al ver lo cerca que está.
—Perdona —se disculpa, pero nuestras miradas se buscan y nos quedamos en silencio mirándonos.
¿Qué debería hacer? ¿Apartarla? ¿Besarla? La segunda opción me gusta, pero... ¿Qué pensaría ella? No quiero que se aleje de mí.
Coloca un mechón de mi pelo detrás de mi oreja y se acerca lentamente hacia mis labios. No puedo creer que esté a punto de besarme. El corazón me va a mil, hasta podría escucharse como palpita.
Y por fin, sus labios encuentran los míos. Es un beso dulce y salvaje a la vez. Su lengua sabe a menta y eso me encanta. Siento un cosquilleo en la parte baja de mi abdomen. Cuando se separa, abro los ojos y la miro a los ojos.
—Eso ha sido... —comienza a decir.
—Magnífico —termino su frase y se asombra.
—¿De verdad te ha gustado? —pregunta con su tierna voz.
Podría responderle, pero una acción vale más que mil palabras. Decido volver a estampar mis labios contra los suyos para que entienda que me ha encantado. Esta vez el beso es más romántico.
—He esperado este momento desde que te vi en clase —confiesa y me sorprendo.
—Creo que en el fondo yo también.
Después de eso, conseguimos salir del baño y vamos corriendo hasta el coche. Me siento... genial.
El trayecto hacia mi casa la pasamos hablando y tonteando, pero cuando llegamos, me centro.
—Mi casa no es tan lujosa como la tuya —le advierto.
Entramos y la dirijo a mi habitación directamente. En la pared hay una foto mía de Gonzalo y no dudo en cogerla y romperla. Anna me mira fijamente.
—Wow... Veo que estás pasando página.
—Cuéntame la venganza. Necesito que sufra.
Nos sentamos en mi cama y la miro para que empiece a hablar.
—¿Vive solo? —me pregunta y asiento —. Pues mi plan es que busques algún motivo y que le prepares una cena romántica en su casa. En la bebida podemos ponerle un somnífero y hacer que se duerma. Cuando caiga rendido, lo podemos atar en la cama y dibujarle algo en el cuerpo.
—Has comenzado genial pero te has ido aflojando —le digo.
—¿Y qué más quieres? No vamos a matarlo.
—Le depilaré las cejas —digo segura y comienza a reírse.
—¡Qué diabólica eres! —dice irónica y me contagia su risa.
—Además, le haré fotos y las subiré a las redes para que jamás se le olvide todo el daño que me ha causado —aseguro colocándome el pelo.
—No te merecías sufrir por ese imbécil —me dice sincera.
—Nadie merece sufrir por un gilipollas, ahora lo sé. Has tenido que llegar a mi vida para abrirme los ojos —le digo y se acerca a mí.
—Te ayudaría en lo que fuera mil veces más —susurra antes de besarme.
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Amores Fallidos (COMPLETA)
Novela JuvenilSelena tiene 17 años y muchas ganas de conocer lo que significa ser amada. Se da cuenta de que su novio, Gonzalo, la maltrata psicológicamente cuando Anna, una nueva compañera de clase, hace que recupere de nuevo la ilusión. Todo va bien por el mo...